9.9.16

Lawrence Durrell "El cuarteto de Alejandría"

‘El cuarteto de Alejandría’ es una tetralogía escrita por Lawrence Durrell a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado. La intención del autor, como explica en la nota que abre “Balthazar”, el segundo de los libros, es construir una serie de novela que se desplieguen en el espacio sin constituir una serie; obras que se complementen unas a otras, entretejiéndose en una relación puramente espacial, sin referencia temporal alguna.
Eso es lo que Durrell hace con los tres primeros volúmenes, mientras que el último sí que se revela como un sucesor de los anteriores y utiliza el tiempo (narrando hechos posteriores a los ya mostrados) para tejer una imagen última —que no definitiva— de los protagonistas. Enseguida vienen a la mente los trabajos de Proust, por ejemplo, que también trataban de jugar con el tiempo para ofrecer un retrato más fidedigno, más completo, de los personajes; no obstante, ‘El cuarteto de Alejandría’ se apoya en el recurso del espacio-tiempo, acumulando facetas de los diferentes caracteres como si fueran capas de una cebolla que el lector va descubriendo a medida que avanza la lectura.

El resultado es sorprendente y muy bello, si bien el propósito último de Durrell dista de ser tan perfecto como ambicionaba. En palabras de Pursewarden, uno de los protagonistas, se podría «ensayar un juego con cuatro cartas en forma de novela; atravesando cuatro historias con un eje común, por así decir, y dedicando cada una de ellas a los cuatro vientos. Un continuum, por cierto, que comprendiera no sólo un temps retrouvé sino también un temps delivré».

Ese continuum que Durrell persigue no es tan sólido como debiera, ya que las facetas de los personajes son desveladas de un modo demasiado arbitrario y abusando del efecto sorpresa. Con todo y con eso, la hermosura de una prosa que se crece a la hora de describir la ciudad de Alejandría y que ofrece unos retratos bellísimos de las personas ayuda a que el lector pase por alto esos defectos y se embarque en una historia de amor tan sencilla y manida como bien resuelta.

Las cuatro novelas son:
Justine (1957)
Balthazar (1958)
Mountolive (1958)
Clea (1960)

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