More está a medio camino de lo que fue y lo que sería la carrera inmediata de Pink Floyd. Y para nada es un hito menor en una carrera con altibajos pero con una línea que casi nunca cayó en picado.
More es la banda sonora de la ópera prima de Barbet Schroeder, director de origen iraní (Teherán, 1941), que hizo fortuna en el cine francés. La película le vino como anillo al dedo al grupo, pues lograron captar lo que realmente quería el exigente realizador.
Él mismo supervisó el trabajo de Pink Floyd, quienes tuvieron apenas ocho días para grabar un score para nada complaciente que, a la postre, colocaría en órbita una película que trataba el tema de la droga y las incontrolables pasiones carnales. Así, la historia que protagonizaron la preciosa Mimsy Farmer y Klaus Grumberg con la inexplorada aún isla de Ibiza como escenario quedó envuelta por trece cortes de una obra de culto del llamado cine psicodélico.
More se abre con ‘Cirrus Minor’ (YouTube), una de las baladas acústicas de ambiente espacial firmadas por Roger Waters, que había cogido las riendas de la banda tras la salida de Barret, junto a ‘The Crying Song’ y ‘Green is the Colour’.
El bajista canta usa una voz más hecha, más adulta si cabe la palabra aquí, como si lo hiciera con una salmodia, mientras que David Gilmour, guitarrista sustituto de Syd, que entró el 27 de enero de 1968 con todos los honores en Pink Floyd, firma y canta en ‘The Nile Song’ en tono excesivo, marcándose unos riffs de alto voltaje hasta ahora inéditos. Aquí nos encontramos el primer solo del guitarrista.
‘Ibiza Bar’ es como el reverso de ese tema, con un tempo más lento pero desarrollo similar de acordes. The Crying Song es otra balada emocional cuya onda la tendrá más adelante presente el grupo en Atom Heart Mother y Meddle.
Una de mis favoritas del album es Cymbaline , con un Gilmour pletórico a la voz y una perfecta combinación de piano, percusiones, creo que bongos, y un órgano catártico, y la otra es Green is the Colour , balada gilmouriana que incluye también un flauta folkie y que le va a la escena que ambienta.
En ‘Quicksilver’ se les va literalmente la pinza con una progresión de siete minutos, una pieza protagonizada por Rick Wright, que complementan ‘Main Theme’ y ‘Dramatic Theme’.
Igual de majara es ‘A Spanish Piece’, que incluye un toque aflamencado firmado por Gilmour en la que se puede escuchar “pass the tequila Manuel”, el único borrón claro del álbum. Si no has visto la película ésta es la excusa para hacerte con una copia y pasmarte con lo que fueron aquellos maravillosos finales de los sesenta.
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