Breve novela escrita cuando era soldado español colonialista –servicio militar obligado– en el norte de África. La escribí por las tardes en la trastienda de un colmado del regimiento de artillería, sin ánimo de publicarla, sólo por no perder el tiempo. Mi sorpresa fue que, a mi regreso a Barcelona, Beatriz de Moura la leyó y me propuso que la publicara. ¿Qué era Mujer en el espejo? Que yo sepa, esa novela, que es una sola frase ininterrumpida, sólo la leyó Héctor Biancotti, que me dijo que era “un ejercicio de estilo”.
Breve novela escrita en la buhardilla que me alquiló Marguerite Duras en París. En mi reciente libro, París no se acaba nunca, cuento cómo la escribí. Se trata de un librito que pretende asesinar a todo aquel que lo lee. Un libro bien educado, amable y de muy buen gusto.
AL SUR DE LOS PÁRPADOS (1980)
En el largo invierno de 1978 me dediqué a contar, ya instalado en mi casa de la Travesía del Mal de Barcelona, la historia del aprendizaje de un escritor. Aunque la novela es pedante e insoportable, me fue muy útil trabajar en ella porque aprendí precisamente aquello que aprendía mi escritor, es decir, que aprendí a escribir. Hace años que ando prohibiendo que alguien la lea.
NUNCA VOY AL CINE (1982)
Cuentos breves y libro también breve, escrito ente Mallorca y Barcelona, con la idea más bien ingenua de averiguar cuáles eran los temas que me preocupaban como autor literario. El título del libro acabó condicionando mi vida entera, ya que desde entonces, por temor a ser descubierto, nunca voy al cine en los lugares donde me conocen. A veces me paso años sin ver una película.
IMPOSTURA (1984)
Buena historia basada en hechos reales que sucedieron en Italia y que yo trasladé a Barcelona, historia algo desaprovechada por mi impericia juvenil. De cómo un pobre ladrón de tumbas se hace pasar por un escritor desaparecido, con el visto bueno de la viuda. Desde entonces, el misterio de nuestra verdadera identidad personal es uno de mis temas preferidos, según los críticos.
HISTORIA ABREVIADA DE LA LITERATURA PORTÁTIL (1985)
La idea inicial de Historia abreviada de la literatura portátil creo que proviene de una exposición sobre machines célibataires (según la expresión de Duchamp) que vi en 1983 en el Grand Palais de París. Ya el mismo título de aquella muestra me intrigó mucho, no sabía que se podían montar exposiciones sobre máquinas solteras. Yo era ya por aquel entonces un admirador de la novela Locus Solus, de Roussel, y ver allí expuestas sus máquinas inventadas, me conmocionó. Y aún más verlas al lado de las máquinas de Kafka (la de la Colonia Penitenciaria, por ejemplo) o de Duchamp.
Me gustaba, por otra parte, el concepto mismo de machine célibataire, con el que me identificaba plenamente. Al volver a Barcelona, escribí un artículo sobre máquinas célibes, un artículo disparatado que publiqué en La Vanguardia y que a la larga fue el origen de mi libro sobre la conjura shandy. Historia abreviada se publicó en 1985 en España y fue mal recibido allí, porque triunfaba en narrativa una corriente que ellos llamaban “anti-experimentalista”, una corriente contra “los excesos vanguardísticos de la década de los años 70”.
Pero en México se escribieron sobre el libro 27 reseñas en menos de veinte días, y en Francia y en Italia encantó. Algo se había puesto en marcha. También en Suecia porque el libro originó la creación de Ankan (salieron dos números) que se autodenominaba “la primera revista shandy de Europa”. En fin, que empezaron a pasarme cosas. Un crítico argentino, por ejemplo, dijo que yo había escrito una “ficción radical”. Y yo no tenía ni idea de haber hecho algo así, sólo sabía que me dedicaba al arte de la ficción, pero eso de “radical” no sabía qué diablos quería decir. ¿Acaso Nabokov no había dicho que “la ficción es ficción”, una frase que me recordaba a Oscar Wilde en Salomé: “La luna es la luna, y basta” [+]
UNA CASA PARA SIEMPRE (1988)
Novela y libro de relatos a la vez, este libro cuenta el drama de un ventrílocuo que tiene voz propia, esa virtud que es tan buscada y apreciada por muchos escritores y que, por razones obvias, para el ventrílocuo es un verdadero contratiempo. Detrás de todo ese libro se encontraba la constante preocupación –por primera vez en mi vida – en torno a la estructura que requería la construcción de toda novela. Fue vapuleada por dos insignes y olvidables críticos españoles. Uno de ellos llegó a decir que no debería ni haberla publicado. Al cabo de unos meses, fue el único libro español, junto a otro de Javier Marías, seleccionado en Francia como uno de los mejores que se habían traducido al francés aquel año. Eso me decidió a aplicarme a mí mismo la ley de extranjería y dejé de ser un escritor español.
SUICIDIOS EJEMPLARES (1991)
Libro unitario de relatos en torno al tema del suicidio. Precedente claro de Bartleby y compañía en cuanto a narrar historias de personas que se retiran de una actividad. Lo escribí para indagar cuáles eran mis relaciones con la vida y con la muerte, sobre todo con esta última, puesto que desde la ventana de mi sexto piso se ofrecía fácil la posibilidad del vuelo. Recuerdo que mientras trazaba las historias de ese conjunto de relatos, teniendo en cuenta que me identifico siempre con los personajes del libro que ando en aquel momento escribiendo, sentía un cierto temor a probar mis alas y matarme.
EL VIAJERO MÁS LENTO (1992)
Primero de mis libros de ensayos literarios. Contiene hazañas como mi falsa entrevista a Marlon Brando y modestas osadías como una entrevista verdadera con Salvador Dalí, que siempre (a pesar de las fotografías que lo demuestran) ha sido injustamente considerada como falsa. Para mí, leer hoy en día alguna de las páginas de ese libro es comprobar que, en efecto, como diría Lichtenberg, yo entonces me movía tan despacio como un minutero entre una multitud de secunderos.
HIJOS SIN HIJOS (1993)
En la línea de los personajes suicidas de mi anterior libro de cuentos, los héroes de este nuevo conjunto de relatos eran hijos sin hijos, es decir, personas de las que puede hoy en día seguir diciéndose de ellas que no desean descendencia alguna, seres a los que su propia naturaleza aleja de la sociedad y que, en contra de lo que pueda pensarse, no necesitan ninguna ayuda, pues si quieren seguir siendo de verdad sólo pueden alimentarse de sí mismos. Son seres que parecen sintonizar con lo que escribiera Kafka en su Diario, agosto de 1914: “Hoy Alemania ha declarado la guerra a Rusia. Por la tarde fui a nadar”.
RECUERDOS INVENTADOS (1994)
En mi primer viaje a Venezuela, en 1992, me propusieron editar en los países del llamado Pacto Andino –Colombia, Venezuela y Perú– una antología de mis cuentos. Me lo propuso una editorial de Caracas y me gustó la idea. Al comentarle este proyecto a Herralde, mi editor en Barcelona, me dijo que estaría interesado en publicar también ese libro que recogería cuentos procedentes de diversos volúmenes de relatos míos (Nunca voy al cine, Suicidios ejemplares, Hijos sin hijos) y algún que otro inédito (en concreto, los cuentos Por un viejo sendero chino y La vendedora de biblias).
Al final, el proyecto andino no tiró adelante. Creo que el editor venezolano se molestó conmigo por haberle llamado “bigotudo” en una fiesta en Bogotá. Pero sí siguió adelante en Anagrama y se publicó en 1994. Contiene el relato Nunca voy al cine, una rareza que durante un tiempo sólo era posible encontrar en este libro (después también en la antología del cuento español del siglo veinte, de José María Merino, en Alfaguara). Y el relato La vendedora de biblias provocó un incidente callejero con un susceptible vendedor de biblias que se sintió aludido. Fue la primera vez que tuve la sensación de que era leído por más gente de la que pensaba.
Recuerdos inventados lleva como subtítulo Primera antología personal, y eso siempre me recuerda que ya empieza a ser hora de que ponga en marcha una segunda antología personal del mismo estilo.
EL TRAJE DE LOS DOMINGOS (1995)
Segunda colección de artículos y ensayos, en este libro hay algunas páginas en las que puede apreciarse hasta qué punto era un escritor de disciplina shandy, un acendrado crítico literario, un prologuista de almas amigas y un columnista dominical desesperado.
LEJOS DE VERACRUZ (1995)
De cómo bajo la luna exagerada de Veracruz me encontré con Rosita Boom Boom Romero, que ordenó matar a mi hermano, y de cómo confundí al asesino con Dios y de cómo Sergio Pitol me ayudó a salir del enredo. México visto como una metáfora personal de la fiesta y de la desesperación.
EXTRAÑA FORMA DE VIDA (1997)
Encontré el título del libro en el aeropuerto de Lisboa al ver un disco con un fado de Amalia Rodríguez que se llamaba Estranha forma de vida. Me enamoró no exactamente el título sino la belleza de Amalia. Y en mi ciudad encontré la historia que iba a contar: la de un barcelonés dividido entre dos amores y entre dos actividades parecidas, la de escritor y la de espía. Recuerdo que, escribiendo ese libro, acabé transformándome en una especie de Fernando Pessoa del barrio de Gràcia de Barcelona. Escribir o la única forma interesante de estar en el mundo, extraña forma de vida.
PARA ACABAR CON LOS NÚMEROS REDONDOS (1997)
Contra la manía de los suplementos literarios de celebrar con cifras redondas los aniversarios de escritores que son generalmente mediocridades y que de pronto ocupan el espacio que debería estar destinado a los escritores que están vivos y enfrascados en la aventura de una obra peligrosa que no merece la atención suficiente o a los que, estando muertos, demuestran estar muy vivos al resistirse a cumplir años.
EL VIAJE VERTICAL (1999)
Mi primer viaje a la isla de Madeira en 1998 fue iniciático y deslumbrante. Asistí impávido a una serie de conferencias en portugués en torno a la existencia de la Atlántida. Poesía pura. A lo que habría que añadir que, por problemas con el idioma, entendía sólo la mitad de lo que decían y la otra mitad la imaginaba. Los conferenciantes de Azores, Madeira, Lisboa y Cabo Verde manipulaban mapas sin cesar y hablaban de las islas encantadas con un encanto inigualable. Al llegar a Barcelona, imaginé que el viaje lo había hecho mi padre, nacionalista catalán que en Madeira se interesaba, no por la Atlántida sino por saber si había movimientos políticos independentistas en la isla. ¿Hay mayor soledad e independencia que la del gran continente desaparecido?
BARTLEBY Y COMPAÑÍA (2000)
Contrariamente a lo que se cree, no hablo exactamente en este libro de escritores que dejaron de escribir sino de personas que viven y luego dejan de hacerlo. De fondo, eso sí, el gran enigma de la escritura que parece estar diciéndonos que en la literatura una voz dice que la vida no tiene sentido, pero su timbre profundo es el eco de ese sentido.
Desde Bartleby y compañía (2000), terminar un libro empezó a significar haber llevado hasta el límite la obsesión que me había movido a hacerlo y haber llegado al fondo de un callejón sin salida y tener que preguntarme cómo lo haría para continuar. Era también lo que me preguntaban los amigos: “¿Y ahora qué harás? ¿Cómo vas a hacer para seguir?” Decidí que todos mis libros trataría de llevarlos a un cul-de-sac, pero al mismo tiempo también que una frase de Bioy Casares me acompañaría para después de cada libro, es decir, para después de cada callejón sin salida. La frase era ésta: “La inteligencia es el arte de encontrar un agujerito por donde salir de la situación que nos tiene atrapados”. Así que puede decirse que he ido trabajando últimamente con un método desde al menos hace quince años: llevarlo todo hasta los límites de la obsesión y el abismo y luego saber encontrar la salida, sólo porque encontrarla significa seguir escribiendo.
DESDE LA CIUDAD NERVIOSA (2000)
Libro que nació de la tentación de inventarme una Teoría de la Narrativa para ensamblar Bartleby y compañía con El mal de Montano, que iba a ser mi siguiente libro. Y junto a esa tentación, primeros indicios de una búsqueda de conferencias atípicas en las que la norma habitual sería la mezcla de ensayo, ficción, autobiografía y el género del viaje interior. Al final, lo único que inventé fue ese libro sobre la ciudad nerviosa de Barcelona. Se hace teoría al andar. O como decía Robbe-Grillet: “En realidad, cada novela mía constituye su propia teoría y en un cierto sentido la destruye”.
EL MAL DE MONTANO (2002)
El itinerario de un moderno Don Quijote, lanza en ristre contra los abundantes enemigos de la literatura. La historia de una bella fuga mínima, llena de desvíos que llevan al abismo y al vértigo de la escritura y la vida. Un intento más de huir de lo establecido para tratar de crear la belleza extraña de un estilo y decir cosas distintas.
EXTRAÑAS NOTAS DE LABORATORIO (2003)
Este libro se publicó en Venezuela a la sombra del premio Rómulo Gallegos y cuenta ya con una segunda edición revisada. Contiene únicamente gran parte de los artículos que durante una larga temporada publiqué mensualmente en la revista Letras Libres.
PARÍS NO SE ACABA NUNCA (2003)
Aparentemente, la revisión irónica de los dos años de mi juventud que pasé en París tratando de repetir la experiencia de vida bohemia y literaria del Hemingway de París era una fiesta. En realidad, un intento de darles a mis lectores alguna noticia verdadera sobre mí. Pero todo esto disfrazado bajo la idea de que el libro es un fragmento de la novela de mi vida en el que todo es verdad porque todo está inventado, pues a fin de cuentas un relato autobiográfico es una ficción entre muchas posibles.
AUNQUE NO ENTENDAMOS NADA (2003)
Quinta colección de artículos y ensayos literarios, en este caso con destino únicamente a las librerías chilenas y la librería La Central de Barcelona. El texto inicial, el que da título al libro, lo desguacé y reciclé con destino a la novela que comencé a escribir poco después: Doctor Pasavento. En la parte final se incluyen dos textos que aprecio especialmente, lo que espero que les preserve de ser desguazados en un futuro: las palabras dedicadas a Bolaño en la hora de su muerte (Un plato fuerte de la China destruida) y las de aceptación del premio Rómulo Gallegos (Discurso de Caracas).
EL VIENTO LIGERO EN PARMA (2004)
Libro publicado en México. Contiene artículos y ensayos literarios sobre Gombrowicz, Silvina Ocampo, Roberto Bolaño, Borges, Robert Walser, Sergio Pitol, entre otros. El último artículo de este libro recoge el texto Breve autobiografía literaria, que se detiene en el apartado dedicado a Aunque no entendamos nada.
DOCTOR PASAVENTO (2005)
Un narrador español, que está interesado por la desaparición del sujeto moderno y estudia a fondo la historia de la subjetividad de Montaigne a Blanchot, ve cómo un desconocido lo suplanta ante un taxista en la estación de tren de Santa Justa de Sevilla. Aunque sorprendido, decide aprovechar la circunstancia para no acudir a la Cartuja, donde lo esperaban para un acto cultural con Bernardo Atxaga esa noche. Desaparece en Sevilla con la idea de permanecer oculto como mínimo once días, como hiciera en su momento Agatha Christie, que fue buscada por medio mundo. Espera que, como a la escritora inglesa, lo busquen; pero empieza pronto a sospechar que nadie va a echarlo en falta, que a nadie le interesa la suerte que corra su existencia. Comienza entonces la fuga sin fin del escritor desaparecido...
La novela habla de la desaparición del sujeto en Occidente y del afán de ese sujeto por reaparecer. Creo que esto no es algo que se pueda liquidar en cuatro folios y que más bien requiere un crepúsculo largo. El eje central de ese crepúsculo es la figura de Robert Walser, mi héroe moral desde hace décadas. Admiro de este escritor suizo –precedente obvio de Kafka– la extrema repugnancia que le producía todo tipo de poder y su temprana renuncia a toda esperanza de éxito, de grandeza.
Admiro de él también su extraña decisión de querer ser como todo el mundo, cuando en realidad no podía ser igual a nadie, porque no deseaba ser nadie, y eso era algo que sin duda le dificultaba aún más querer ser como todo el mundo.
Admiro y envidio esa caligrafía suya que, en el último período de su actividad literaria (cuando se volcó en esos textos de letra minúscula conocidos como microgramas), se fue haciendo cada vez más pequeña hasta llevarlo a sustituir el trazo de la pluma por el del lápiz, porque sentía que éste se encontraba “más cerca de la desaparición, del eclipse”. Admiro y envidio su lento pero firme deslizamiento hacia el silencio. En realidad, todo el mundo cree que Doctor Pasavento habla del tema de la desaparición y de la soledad. Es una interpretación aceptable del libro, pero yo diría que de lo que realmente habla mi última novela es de la dificultad de no ser nadie.
EXPLORADORES DEL ABISMO (2007)
Este libro contiene hacia el final un relato largo, Porque ella no lo pidió, que sintetiza muy bien mi trabajo actual. Incluso pienso que sirve para responder a quienes me preguntan de qué tratan mis libros. Porque es posible que para entrar en mi obra, el mejor primer paso sea leer ese cuento, donde Sophie Calle tiene una actuación estelar.
PORQUE ELLA NO LO PIDIÓ (2007 y 2015)
Desgajado de Exploradores del abismo –tal como comencé a imaginarlo nada más publicar ese libro– el cuento Porque ella no lo pidió iniciará finalmente en 2015 en Estados Unidos (Because She Never Asked, traducción de Valerie Miles) una vida propia, es decir, constituirá un libro por sí solo: “Nobody imitated Sophie Calle better than Rita Malú. Rita liked to be considered an artist, though she wasn’t at all sure of being one…” Me gusta mucho esta historia que empezó cuando llegué con Sophie Calle a un pacto que de algún modo se parecía al de los dos viajeros de Extraños en un tren, aquellos dos tipos creados por Patricia Highsmith que acuerdan asesinar a sus enemigos mutuos al mismo tiempo.
En este caso, nuestro pacto consistió en acordar que durante un año yo le escribiría a Sophie la vida y ella la viviría. Le escribí el primer capítulo enseguida, pero pasaron los meses y ella –como ocurre con el segundo asesino de Extraños en un tren– no se decidía a actuar. Si Sophie no hacía nada, yo no podía seguir escribiendo y corría el peligro, además, de quedar bloqueado para siempre, esperando a que ella moviera su ficha… Viendo que ella no actuaría nunca y después de un desesperante tiempo de bloqueo noqueado en la versión bartleby más pura), decidí volver a la escritura contando la historia de lo que me había sucedido con Sophie Calle. Y volví, y conté la historia. Pero sucedió algo raro. Normalmente, los escritores tendemos a tratar de hacer pasar por real una historia de ficción. En Porque ella no lo pidió ocurrió lo contrario: para darle sentido a mi historia de la vida real me vi en la necesidad de presentar esa historia como una ficción.
Y PASAVENTO YA NO ESTABA (2008)
Me escribió el editor de Mansalva –la editorial independiente argentina en la que publica mi amigo Raul Escari, pero también César Aira, Fogwill, Daniel Link y Mario Bellatín entre otros– y me ofreció la posibilidad de reafirmarme como “escritor argentino”. Una propuesta lo suficientemente atractiva y deshonesta como para dejarla pasar. Además, publicar en Mansalva me aseguraba tener en mi trayectoria editorial una portada de libro horrenda, que naturalmente se convertiría en la preferida entre algunos de los más salvajes de mis amigos. Acepté y envié algunos textos especialmente apreciados por mí, entre ellos: Plan para el más allá, Ventanas de la alta madrugada (con su pequeño homenaje a Arlt), Gombrowicz en seis horas y cuarto.
DIETARIO VOLUBLE (2008)
Dietario voluble no fue exactamente una recopilación de mis textos publicados a lo largo de tres años en El País-Cataluña. Manipulé el material procedente de esos textos y añadí otros que eran inéditos, y monté un libro que tanto entonces como ahora ha de leerse como un diario en el que me decanto más que nunca por una fórmula que borra las fronteras entre la ficción, el ensayo y la biografía. Un libro en el que los géneros se suceden como estados de ánimo.
ELLA ERA HEMINGWAY / NO SOY AUSTER (2008)
Quedé con Auster para ir a comer a un restaurante de la Barceloneta, pero no le llevé ningún ejemplar de No soy Auster. Confiaba en que no se hubiera enterado de que el librito existía, pues no sabía muy bien cómo se lo tomaría. Pero en cuanto me vio, me dijo: “¡Ey, me han dicho que has escrito un libro que se titula No quisiera ser Auster ni espero serlo nunca porque nada me gustaría menos”.
(Desaparecida la editorial Alfabia, este libro navega en la nada; se desconoce dónde puede encontrarse.)
DE L'IMPOSTURE EN LITTÉRATURE (2008)
La escritora mexicana Guadalupe Nettel tuvo la idea de organizarnos a Jean Echenoz y a mi una imprevista correspondencia por e-mail en torno al tema de la impostura, y yo comencé hablándole a Echenoz del bar El Aviador que, en contra de lo que puede parecer, no es ningún bar de Barcelona inventado, no es ninguna impostura por mi parte. A la edición francesa creo que sucederá la mexicana, que correrá a cargo de la editorial Almaida. Más que de la impostura, en el texto acabamos hablando de las odiosas presentaciones de libros, que son sin duda una forma más de la impostura. Considero que la iniciativa de Guadalupe fue muy estimulante, aunque sólo sea porque logró que por fin dos tímidos recalcitrantes entraran en contacto y se conocieran un poco mejor, gracias sobre todo a haber renunciado en su correspondencia electrónica a cualquier tentación de impostura.
Nota: A la edición mexicana, que publicó la editorial Almadía en la revista Numero Cero, sucedió en octubre 2010, la versión española (editorial Errata Naturae) en el volumen El juego del otro en el que participan Paul Auster, Enrique Vila-Matas, Barry Gifford, Sophie Calle, Paul Klee y Jean Echenoz.
PERDER TEORÍAS (2010)
Invitado en Lyon a un simposio internacional sobre la novela, un doble del escritor Vila-Matas es dejado por un taxi en su hotel, sin que allí nadie le dé la bienvenida. En su soledad sale a pasear por la ciudad y se compra un ejemplar de la revista Le Magazine Litteraire, donde encuentra un artículo dedicado a El mar de las Sirtes escrito por él mismo para esa revista. Leerlo o, mejor dicho, releerlo, le lleva a desarrollar y escribir en su cuarto de hotel una teoría general de la novela, incidiendo especialmente en la modernidad absoluta de Gracq, el autor de El mar de las Sirtes. Mientras escribe su teoría, la organización que le ha invitado a Lyon sigue sin ponerse en contacto con él. De regreso ya a Barcelona, le parece descubrir la futilidad de toda teoría literaria y de todo viaje y quizás la futilidad de todo y comienza a perder países y a perder teorías, a perderlas todas.
DUBLINESCA (2010)
Para hablar de Dublinesca, según quién me lo pregunte, recurro a veces al estilo un tanto horrendo de esos escritores que acaban de ganar un premio mediático y explican de qué va su novela. Digo, por ejemplo: Mi libro narra el eclipse vital de Samuel Riba, un editor barcelonés que acaba de deshacerse de su editorial y se encuentra, en el ocaso de su vida, solo, vacío y aburrido; ha publicado a muchos de los grandes escritores de su época, pero en treinta años como editor no ha logrado encontrar a un solo genio…
Si hablo con un amigo, me siento más libre y no le cuento el argumento y le hablo, por ejemplo, de una gravitas melancólica, un tono uniforme y sublime como el de los últimos cuartetos de Beethoven. Le hablo de un libro otoñal (hablaba Gracián del otoño de la varonil edad, cuando se vislumbran los helados horrores de Vejecia), de un estilo consumado, como el que analiza Edward Said en Late Style: Schonberg, Rothko, Picasso superándose a sí mismo, derrotando su joven yo...
Dublinesca –le digo a ese amigo– es una especie de paseo privado a lo largo del puente que enlaza el mundo casi excesivo de Joyce con el más lacónico de Beckett y que a fin de cuentas es el trayecto principal de la gran literatura de las últimas décadas: el que va de la riqueza de un irlandés a la deliberada penuria del otro; de la era Gutenberg a google; de la existencia de lo sagrado (Joyce) a la era sombría de la desaparición de Dios (Beckett), de lo epifánico a la afonía…
Si le hablo al señor que se ha sentado a mi lado en el tren que va de Madrid a Barcelona y que quiere saber simplemente de qué trata mi novela le digo: “Trata de alguien que se aburre y quiere celebrar un funeral por el mundo (por su propio mundo también) y descubre que la ceremonia le permite tener algo que hacer. Es decir, encuentra su futuro en lo apocalíptico”.
CHET BAKER PIENSA EN SU ARTE (2011)
Una antología de mis relatos, desde los primeros hasta ahora. Un cuento inédito –que al mismo tiempo es una ficción crítica– corona y da título al libro. Es el relato de larga extensión Chet Baker piensa en su arte. En él, vemos cómo un crítico literario español observa en un hotel de Turín la vida inerte, ese tipo de realidad bárbara y muda especialmente percibida hoy por quienes –como ya pensaba Musil– creen que en el mundo ya no existe la simplicidad inherente al orden narrativo, ese simple orden que consiste en poder decir a veces: “Cuando hubo pasado aquello, pasó esto, y luego pasó lo otro, etc”.
Chet Baker piensa en su arte es un relato, una ficción crítica, pero también una original novela corta, que puede verse como legítima –aunque osada– continuadora de la trilogía o “salto inglés” que inició Dublinesca. Corona una sucesión de relatos que se reúnen en este volumen para mostrar lo esencial de mi narrativa breve entre 1988 y 2010, un periodo en el que mi obra, según la nota del editor del libro, ha experimentado una transfiguración. La vocación eminentemente variable de mi narrativa ha fundado un nuevo género donde el relato se pierde en el ensayo y explora la novela a lo largo de un trayecto crítico que se describe paulatinamente en las piezas que yo mismo he seleccionado y entre las que destaca El arte de desaparecer, o bien Recuerdos inventados. Un libro que señala mi identificación permanente, a través del tiempo, con las fórmulas breves, y no tan breves, del cuento.
EN UN LUGAR SOLITARIO (2011)
Edición de bolsillo que reúne los cinco primeros libros que publiqué. Es parte importante del libro el extenso prólogo, donde me acerco al malentendido o, si se quiere, a las extrañas circunstancias que rodearon mis años de principiante en el mundo de la literatura. Llegué a ella por un equívoco. Deseaba dirigir cine, pero un periodo de un año en el que se me impidió moverme de una plaza militar, Melilla, me llevó a escribir una novela para no perder allí demasiado el tiempo. Como hasta aquel momento sólo había sido lector de poesía, puede decirse que fue un tanto osado adentrarme en el terreno de la narración pura. “Hay un malentendido, y éste será nuestra perdición”, creo que decía Kafka. La frase ilustra bien mi recorrido literario, mi autobiografía de tantos años de equívoco. También creo que dijo que donde hay un malentendido la ruina es inevitable. Hacia eso vamos.
UNA VIDA ABSOLUTAMENTE MARAVILLOSA (2011)
“Un país que dilapidó el tiempo del esplendor amasando infortunios. Un país de tertulias. Un país fuera del tiempo. Con verdaderas masas de fumadores llenando las terrazas de invierno, esperando a los chinos. No supimos ser prósperos y ahora cualquiera endereza el entuerto. Un país de vociferantes en podios de cáscaras de gambas. Lo único bueno es que ya podemos irnos de puente eterno. Ha terminado ocurriéndonos lo que Michon dice que le pasó a Rimbaud: “murió de la misma mano de aquellos cuyo trabajo lo enriquecían; se había enriquecido con una muerte suntuosa, sangrienta como la de un rey al que inmolan sus súbditos; sólo fue rico en oro, y de eso murió” (fragmento del Segundo dietario voluble, incluido en Una vida absolutamente maravillosa, volumen que antologa con un cierto 'estilo de la felicidad' mis ensayos y artículos de los últimos veinte años).
AIRE DE DYLAN (2012)
Es una novela que, entre otras cosas, ironiza sobre la productividad literaria. El narrador, un hombre educado en la cultura del esfuerzo, está arrepentido de todo lo que ha escrito; es más, le gustaría quedarse completamente mudo en la vida real. Quiere retirarse de todo, pero se lo impide una historia que se cruza en su vida y que unas dramáticas circunstancias le obligan a poner por escrito: su encuentro con unos jóvenes que han fundado la secreta sociedad 'Aire de Dylan' y quieren tener una sola idea al día y entregarse al arte de no hacer nada, dominados por el síndrome de Oblomov (el personaje ‘radicalmente gandul’ de la literatura rusa).
[escribir] PARÍS. Sylvia Molloy & Vila-Matas (2012)
El 26 de octubre de 2012 presenté con Sylvia Molloy en Nueva York en McNally & Jackson este libro escrito a cuatro manos, publicado por Brutas Editoras que dirige Lina Meruane. Habla de la estrecha relación de Molloy y mía con la ciudad de París: dos puntos de vista distintos para una ciudad siempre parecida a sí misma. Mi sección se titula Aire de París y contiene algunos artículos queridos: Dingo Bar y Agua de Louvre, entre otros. Aquí una buena nota que Débora Vázquez publicó (octubre del 2014) en el suplemento ADN, de La Nación.
NIÑA (2013)
Nunca imaginé que escribiría un cuento para niños. Entre otras cosas porque en la vida real no sé hablarles a los niños ni logro nunca que ellos me hablen a mí. Sin embargo, Pérez Reverte tiene un poder de persuasión muy notable. Me llamó, me hizo el encargo y en menos de cinco minutos ya estaba comprometido a escribir el relato. Al ponerme a trabajar en ese cuento, descubrí que tenía que redactar con una sencillez que percibí muy difícil para mí, pues tiendo a escribir una primera frase y luego en la segunda me lanzo a complicarlo todo, hasta desmentir incluso lo que decía esa primera frase.
Y luego estaba lo de la trama. ¿Qué contar? Mi padre tiene 92 años y en los últimos tiempos evoca más recuerdos muy lejanos que recuerdos cercanos. Y así no es raro oírle historias de su vida que se remontan a la Barcelona de los años veinte. Cuando más apurado estaba con mi cuento, él me contó un día algo autobiográfico sobre su relación a los cinco años con el alfabeto; me dijo que temía aprenderlo por un motivo más bien cómico que luego su padre –mi abuelo– le quitó de la cabeza. La anécdota me pareció ideal para mi relato y me solucionó el problema de qué historia contar; una historia que no sólo era verídica sino bien original.
FUERA DE AQUÍ (2013)
Ordené traer mi caballo del establo. El criado no me entendió. Fui yo mismo al establo, ensillé el caballo y me monté en él. Oí una trompeta a lo lejos, pregunté al criado su significado. No sabía nada ni había oído nada. Me detuvo en el portón y preguntó: «¿Adónde cabalgas, señor?». «No lo sé», dije, «fuera de aquí. Siempre fuera de aquí, sólo así podré llegar a mi meta.» «¿Así que conoces tu meta?», preguntó. «Sí», respondí, «acabo de decirlo. Fuera de aquí, tal es mi meta.» (Franz Kafka, La partida).
Fuera de aquí es la traducción del francés de Vila-Matas, pile et face, rencontré avec André Gabastou (libro publicado por Catherine Flohic en la colección Les Singuliers, de Argol Éditions). Son divertidas conversaciones con el traductor en Francia de casi todos mis libros, mi admirado Gabastou. A lo largo del año 2009, en diversos encuentros en París y Barcelona, él me estuvo preguntando acerca de mi obra y así fue surgiendo un texto distendido, cargado de historias y reflexiones de todo tipo. Para la edición española (octubre 2013) se han ampliado algunas respuestas y se ha puesto al día la conversación, que viene acompañada de diversos textos no publicados anteriormente en libro (como mi conferencia La levedad, ida y vuelta, o el artículo Grandes tarados sin sentimientos).
Como el secreto traductor del francés al español de Fuera de aquí soy yo mismo, me considero legitimado para asegurarle al lector que la cita inicial de James Joyce es totalmente fiable: “Pase lo que pase, lo correcto es largarse”.
KASSEL NO INVITA A LA LÓGICA (2014)
Como esta novela se inicia con la invitación a cenar de los misteriosos McGuffin (un matrimonio irlandés), creo tener derecho a preguntarme cuál es el mcguffin de mi historia. Y bien, la respuesta es: mi mcguffin es algo “totalmente sagrado”, algo esencial para mí; algo quizás un poco olvidado y percibido en mitad de la noche o del día, en el momento menos pensado.
El otro día, Marcos Ordoñez recordaba que Gil de Biedma definió certeramente lo sagrado como “aquello que nos devuelve una imagen completa y perdida de nosotros mismos”. En mi caso, la invitación de los McGuffin a que participara como artista invitado en la Documenta de Kassel –centro mundial cada cinco años del arte contemporáneo más innovador– me devolvió a los días en que intentar “ser vanguardista” se convirtió en el eje sublime de mi vida.
Ese intento, ese afán –prefiero llamarlo afán por utilizar una palabra que me gusta y que he encontrado en la traducción de unos versos de W. B. Yeats– ha estado en mí desde aquellos veranos de mi extrema juventud en Cadaqués y sigue estándolo; de hecho, creo que es mi centro, la esencia misma de mi forma de estar en el mundo, mi sello, mi marca de agua: hablo de ese desvelo continuo por buscar lo nuevo, o por creer que quizás pueda existir lo nuevo, o por encontrar eso nuevo que siempre estuvo ahí.
El afán es la voz que habla por mí cuando me preguntan por el mundo y yo de inmediato pienso en la respuesta que dio el tabernero judío Salomón Piniowsky (hombre sencillo y de inteligencia natural) al Conde Morstin, que le preguntó cómo veía el mundo.
–Señor, ya no pienso nada de nada. El mundo se ha ido a pique –respondió el tabernero.
Mi caso es casi el mismo del tabernero. El mundo se ha hundido. Pero queda el arte.
–¿Por qué sólo el arte? –preguntará alguien.
–Porque el arte intensifica el sentimiento de estar vivo.
En cierto sentido, Kassel no invita a la lógica investiga el estado real de mis relaciones con el vanguardismo, por qué me fascinó tanto y si sigue atrayéndome como entonces. Y también investiga acerca de la idea de innovación misma. ¿Ha de necesariamente innovar el vanguardismo?
Y una pregunta última. Aparte de ser lo más sagrado que hay en mí, ¿podría alguien decirme qué es el vanguardismo?
MARIENBAD ÉLECTRIQUE (2015)
Soy consciente de que Marienbad eléctrico se puede ver como un libro adjunto a Kassel no invita a la lógica, pero no fue ni siquiera idea mía escribirlo. La idea fue de Dominique Bourgois, mi editora francesa. Cuando ella supo que este septiembre el Pompidou había programado una Retrospectiva de mi amiga Dominique Gonzalez-Foerster, me encargó que escribiera algo sobre la relación artística entre Gonzalez-Foerster y yo, que hablara de la curiosa energía creativa que había generado nuestra amistad. Para mí fue importante hace ocho años conocer a Gonzalez-Foerster, entre otras cosas porque entré en contacto con una generación de artistas franceses que se negaron a replegarse en sí mismos y situaron su trabajo en una intersección de disciplinas y de intercambio de ideas con las demás artes.
MAC Y SU CONTRATIEMPO (2017)
Esta novela defiende la repetición y reflexiona sobre cómo se ha construido la historia de la literatura a partir de sucesivas variaciones del relato. En ella revisito Una casa para siempre, así como mi obsesión por el origen de la literatura y el concepto de originalidad, el paso del tiempo o la posibilidad de corregir el pasado a través de la escritura. Mac no tiene empleo y ocupa sus horas deambulando y obsesionado con su vecino, un reconocido escritor al que detesta, especialmente cuando éste lo ignora. Un día lo oye hablar con una librera acerca de su primer libro, Walter y su contratiempo, una obra de juventud de la que apenas se acuerda. Y entonces Mac decide emprender un nuevo proyecto, el de reescribir y mejorar la novela como si fuera suya. Se inicia así un vertiginoso juego de espejos orquestado por lo imprevisible
BASTIAN SCHNEIDER (2017)
BASTIAN SCHNEIDER es el título de la conferencia que di en el College de France el 24 de marzo 2017, con la colaboración de Dominique Gonzalez-Foerster (que, durante la lectura, se transformó primero en Kafka y posteriormente en Marlene Dietrich). Un probable hilo argumental sería éste: la perorata de “el intertextual”, un recopilador de citas literarias que ha trabajado muchos años para el “autor distante” y que se siente prácticamente abandonado por éste. Imagino que alguien se preguntará qué diablos es lo intertextual, o quizás se limite a querer saber a quién podríamos denominar de esa forma y llamarlo “el intertextual”.
La cita de Roland Barthes en El placer del texto quizás nos oriente algo: “Esto es precisamente el intertexto: la imposibilidad de vivir fuera del texto infinito”. Siguiendo ese hilo, Bastian Schneider vendría a ser alguien incapaz de vivir fuera de ese texto sin final. Al parecer, en un texto posterior a la conferencia, en un texto inédito a fecha de hoy (noviembre 2017), Schneider reaparece para decirnos: “Cuando me preguntan a qué me dedico, digo que pertenezco al gremio de los hirayamas. Me piden a veces que repita lo dicho. Bueno, suelo comentar entonces en voz más baja, soy proveedor de frases, de citas literarias, tengo un archivo con centenares de fichas, todas llenas de frases sueltas. Y luego sonrío, siempre de un modo trágico, como ahora mismo, porque soy un hirayama abandonado en una casa sin nada, sin absolutamente nada, el ayudante de un autor que no sabe lo que es la piedad y para quien ya hace demasiado tiempo que soy sólo su lejano servidor de frases aisladas, sacadas de contexto”.
IMPÓN TU SUERTE (2018)
Este libro, que se sitúa en la tradición que inauguró en mi obra El viajero más lento (primero de los libros de corte ensayístico que publiqué), reúne ensayos, conferencias y más de cien artículos. Hay en él un gusto por el ready-made y por democratizar el pensamiento a la manera de Alberto Savinio, que mezclaba en un mismo ensayo profundas investigaciones sobre las sutiles complejidades de la mitología romana junto a, por ejemplo, una exaltada consideración de la figura de una cantante y striptease del Moulin Rouge, de París. Detrás de la forma que tenía Alberto Savinio de imponer su suerte de escritor estaba la idea, creo, de que todo es posible y por tanto todo está ahí y, por muchas divisiones que hagamos y barreras que le pongamos al campo, en realidad no hay fronteras y todo está conectado.
CABIBET D'AMATEUR, AN OBLIQUE NOVEL (Una novela oblícua) (2019)
Todo sucederá, al parecer, el 17 de enero 2019. Habrá la presentación al público el día 17 de enero a las 6 de la tarde, en la Whitechapel Gallery. Y ese mismo día, por la mañana, habrá una rueda de prensa de 10.00 a 11.30, imagino que también en la Whitechapel Yo estaré con Paula en un hotel cercano a la Whitechapel. Llego el 16 al mediodía aproximadamente. La exposición de la que soy curator se titula An Oblique Novel y presenta seis obras con las que podría armarse una novela, de ahí que se titula Una novela oblicua. De algún modo esa exposición recuerda a un gabinete de aficionado, en homenaje minimalista a Georges Perec en los cuarenta años de la publicación en 1979 de su libro Le cabinet d´amateur.
A mi trabajo de curator en Whitechapel (de enero a abril) seguirán otras dos exposiciones de la misma serie pensada para literatos que organizan muestras de arte –exposiciones también de tres meses cada una- comisariadas por otros dos escritores: Tom McCarthy (Satin Island) y Valeria Luiselli. Cuento para la exposición –son las obras que he seleccionado- con una pintura de G. Richter, una instalación de Dominique Gonzalez-Foerster, un vídeo muy inquietante de Dora García (La lección respiratoria), una fotografía de Carlos Pazos, una imagen aérea de las ruinas de Tebas, de Andreas Gursky (el famoso fotógrafo, considerado el gran cronista de la era de la globalización y también el más caro del mundo) y una pintura de Miquel Barceló (Un poignée de terre).
Paralelamente a la exposición he escrito un amplio texto titulado también Una novela oblicua, que, traducido por Margaret Jull-Costa, se ha convertido en un libro –con versión inglesa y española- titulado AN OBLIQUE NOVEL. Lo publica el 17 de enero la editorial Whitechapel en su colección literaria.
Nota aparte: Tengo claro que la herencia de los Duchamp, Joyce, Beckett y compañía ha ido a parar, en gran parte, al mundo de las artes visuales. Por su flexibilidad, inquietud y amplitud de miras el marco artístico hace más posible que uno pueda trabajar mejor con esa parte más radical y fascinante de la literatura. Y es que el mundo editorial ha caído en gran parte prisionero de la lógica del mercado. El dinamismo y la capacidad de renovación de la literatura, los experimentos y aventuras más radicales parecen más fáciles de llevar a cabo en el mundo del arte. Creo que en esto no puedo coincidir más con Tom McCarthy, un autor que me parece un “avanzado”, si es que aún hay escritores avanzados.
ESTA BRUMA INSENSATA (2019)
Aunque parezca toda una paradoja, en esta novela de trama perfectamente tramada y pensada hasta el último detalle, practiqué –bajo la excusa inicial de que buscaba una frase perdida– el arte de caminar sin rumbo y que ese arte fuera o simulara ser el motor de la historia (que es un proceso típico, dicho sea de paso, de la narrativa medieval). La consecuencia de esto fueron las palabras finales del libro: “A veces, cuando veo que he tenido que escribir sobre un tiempo ya tan caducado, me pregunto si no será que a lo mejor, como dicen algunos, a la ficción le gusta el pasado y por eso tiende a correr el riesgo de no ser sino cosa del pasado, que es lo que solían decir los hegelianos hablando del arte en general y Borges hablando de la lluvia”.
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