Una novela que evoca a la en su época tampoco convencional 'Buenos días, tristeza' (1954), de Françoise Sagan, según el editor Jorge Herralde (Anagrama), quien considera a Milena Busquets como la "gloriosa excepción", un "caso atípico" de "buena literatura" en el panorama de hegemonía del entretenimiento.
Y un fenómeno que él, en sus 45 años de oficio, "jamás" había visto que ocurriese "algo así": la venta generalizada del manuscrito de una autora prácticamente desconocida y cuya primera novela, "Hoy he conocido a alguien" pasó sin pena ni gloria por el gran público, explica.
'También esto pasará' se abre y se cierra en el cementerio de Cadaqués (Girona) con el entierro de la madre de la protagonista, Blanca. Allí reposan también los restos de Esther Tusquets (Barcelona, 1936-2012), directora editorial de Lumen y escritora, con obras como 'El mismo mar de todos los veranos' o su novela autobiográfica 'Habíamos ganado la guerra', entre otras.
Al igual que su progenitora, Blanca-Milena piensa que hay que vivir intensamente, ser lo más feliz posible y hacer feliz la gente que nos rodea, y ese mensaje está en 'También esto pasará'. La trama, que se desarrolla en apenas 172 páginas y transcurre en un verano en Cadaqués, con su intensa luz que lo baña todo, habla del dolor de la pérdida y del desgarro de la ausencia.
Pero también de la reafirmación de la vida a través de los hijos, las amigas, los hombres que han sido o son importantes y del sexo. Partiendo de lo íntimo, de la enfermedad y muerte de su madre, de sus relaciones personales, Blanca-Milena combina lo etéreo y lo profundo para bucear en las aguas universales del amor o la muerte.
Y que le lleva a afirmar: "La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo". Como difícil fue para Busquets escribir "También esto pasará", con un texto "muy trabajado", con una prosa en la que hay un "gran autocontrol", pues no quería "pasarse de sentimental", ni que fuese un diario, sino una novela, que destilase "honestidad sin filtro", pero con cosas reales y otras "absolutamente inventadas".
"Lo relativo a mi madre creo que es todo cierto, aunque quizá ella desde allí arriba diría que no fue así, pero fue como lo viví", dice la escritora, quien asegura que su "alma está ahí", en el libro.
Al igual que su progenitora, Blanca-Milena piensa que hay que vivir intensamente, ser lo más feliz posible y hacer feliz la gente que nos rodea, y ese mensaje está en 'También esto pasará'. La trama, que se desarrolla en apenas 172 páginas y transcurre en un verano en Cadaqués, con su intensa luz que lo baña todo, habla del dolor de la pérdida y del desgarro de la ausencia.
Pero también de la reafirmación de la vida a través de los hijos, las amigas, los hombres que han sido o son importantes y del sexo. Partiendo de lo íntimo, de la enfermedad y muerte de su madre, de sus relaciones personales, Blanca-Milena combina lo etéreo y lo profundo para bucear en las aguas universales del amor o la muerte.
Y que le lleva a afirmar: "La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo". Como difícil fue para Busquets escribir "También esto pasará", con un texto "muy trabajado", con una prosa en la que hay un "gran autocontrol", pues no quería "pasarse de sentimental", ni que fuese un diario, sino una novela, que destilase "honestidad sin filtro", pero con cosas reales y otras "absolutamente inventadas".
"Lo relativo a mi madre creo que es todo cierto, aunque quizá ella desde allí arriba diría que no fue así, pero fue como lo viví", dice la escritora, quien asegura que su "alma está ahí", en el libro.
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