El término frippertronics designa la experiencia musical surgida de la intersección entre Robert Fripp, su guitarra, un Frippelboard y dos magnetófonos Revox A77 en un sistema analógico de grabación y reproducción. El primer resultado de todo ello es el mítico disco No Pussyfooting, firmado por el mismo Fripp y Brian Eno, que fue quien dio a conocer a Fripp este sistema en 1972.
Si en un principio los frippertronics era una guitarra sonando, que se grababa y que se volvía a reproducir inmediatamente como fondo musical para lo que se tocaba con la guitarra poco después, con lo que se creaba un sonido envolvente, minimalista y ambiental, con el paso de los años y de las grabaciones los frippertronics se han convertido en el universo más personal de Robert Fripp y con el que expresa su manera más íntima de entender la música: cascadas y torrentes de sonidos y melodías extrañamente surgidas de sólo una guitarra para crear, sencilla y claramente, música.
Después de No Pussyfooting, la senda de los frippertronics se puede rastrear en el siguiente álbum firmado por Fripp & Eno (Evening Star) y en el disco de Daryl Hall Sacred Songs, que fue producido por Robert Fripp. A partir de aquí los frippertronics se presentaron en directo en febrero de 1978 en The Kitchen, una galería de arte de Nueva York (aún es hallable la edición pirata Pleasure in Pieces), y en la gira de 1979, cuyo testimonio es el disco Let The Power Fall.
Desde el principio Robert Fripp trató los frippertronics en dos vertientes: frippertronics puros y frippertronics aplicados. Los primeros son los que actúan solos, sin necesidad de cualquier otro instrumento y que pueden ser ambientales según Brian Eno, “pueden ser escuchados o ignorados” o imperativos que reclaman la escucha. Escúchese God Save the Queen o Let the Power Fall.
Los segundos, los aplicados, se utilizan junto a otros instrumentos. Primero Fripp se decidió por los discotronics (escúchese Under Heavy Manners), pero el término le quedó anticuado casi a las primeras de cambio. Entre la multitud de colaboraciones para otros artistas en que Robert Fripp ha utilizado frippertronics (por lo tanto, frippertronics aplicados) vale la pena escuchar el provecho sacado en discos del grupo techno The Grid, en sus colaboraciones con David Sylvian (en Gone to Earth y en los discos firmados por ellos dos) y, sobre todo, en Sidi Mansour, la obra maestra de la cantante argelina Rimitti.
Los frippertronics fueron el salvavidas conceptual de Robert Fripp a finales de los setenta y principios de los ochenta, cuando tras la muerte de KC y en la época de “las pequeñas unidades” teorizaba, en plena gira de frippertronics, sobre la relación entre el músico, la música y el público (en escenarios inusuales y de pequeño aforo, pizzerías incluidas).
Así, entre frippertronics puros y aplicados, sobre todo estos últimos cuando eran colaboraciones para otros artistas, y sobre todo desde la tercera muerte de KC hasta la cuarta etapa, durante más de once años nunco se pudo escuchar un concierto en solitario de Robert Fripp.
Pero a mediados de 1994 Fripp inició una gira por Argentina, que se extendió por California, Washington, nuevamente Argentina e Inglaterra, hasta 1997, que sepamos, cuando entre finales de mayo y principios de junio realizó conciertos en The Union Chapel, en Islington, durante seis horas; en la catedral de Salisbury durante varios días por la tarde; y, finalmente, en Londres, aprovechando la edición del primer volumen de The Gates of Paradise. Suponemos que más tarde o más pronto todo este material verá la luz en DGM.
Pero a mediados de 1994 Fripp inició una gira por Argentina, que se extendió por California, Washington, nuevamente Argentina e Inglaterra, hasta 1997, que sepamos, cuando entre finales de mayo y principios de junio realizó conciertos en The Union Chapel, en Islington, durante seis horas; en la catedral de Salisbury durante varios días por la tarde; y, finalmente, en Londres, aprovechando la edición del primer volumen de The Gates of Paradise. Suponemos que más tarde o más pronto todo este material verá la luz en DGM.
Pero en todos estos años los frippertronics han evolucionado y ahora han pasado a denominarse soundscapes ;Dos TC2290 han sustituido los revoxs y la profusión y el desarrollo de la tecnología musical han hecho posible que las posibilidades y las oportunidades se hayan multiplicado a la hora de crear y editar los fripper... soundscapes.
El término soundscape designa la continuación de los frippertronics, “la música de mi trabajo en solitario con la guitarra basado en la repetición, el riesgo, el azar y la delay [la demora, el tiempo, la manipulación del tiempo]”, afirma el mismo Fripp, quien asegura que “los soundscapes son el vehículo para mi trabajo musical más inmediato y personal. Son improvisados y están dirigidos por el tiempo, el lugar, la audiencia y la respuesta del artista a todo ello”.
En este último quinquenio, plagado de conciertos de soundscapes (sesiones de 20-30 minutos previas a conciertos de Los Gauchos Alemanes o The California Guitar Trio), ya han visto la luz seis CD: 1999 - Live in Argentina (1994), del que hace hace años se anuncia su reedición, convenientmente ampliada); los tres volúmenes de la trilogía 1995 Soundscapes: Radiophonics (1996), A Blessing of Tears (1995) y That Which Passes (1996); November Suite (Soundscapes Live at Green Park Station 1996), que recoge parte de la instalación musical de tres horas que Robert Fripp realizó en un espacio público en la ciudad de Bath.
The Gates Of Paradise (1997), que en principio parecía estar concebido como un voluminoso proyecto y que finalmente se quedo en un solo CD, y que recopila material grabado en estudio en 1994, en Buenos Aires el mismo año y en el Hypersymposium del Queen Elizabeth Hall de Londres en marzo de 1996, y que es un perfecto paradigma de lo terroríficos y serenos que pueden llegar a ser los soundscapes y hasta dónde son capaces de llegar. Desde entonces, nada de soundscapes puros.
The Gates Of Paradise (1997), que en principio parecía estar concebido como un voluminoso proyecto y que finalmente se quedo en un solo CD, y que recopila material grabado en estudio en 1994, en Buenos Aires el mismo año y en el Hypersymposium del Queen Elizabeth Hall de Londres en marzo de 1996, y que es un perfecto paradigma de lo terroríficos y serenos que pueden llegar a ser los soundscapes y hasta dónde son capaces de llegar. Desde entonces, nada de soundscapes puros.
Todos ellos muestran una evolución a la hora de crear pero sobre todo a la hora de editar los soundscapes, ya que se comprueba cómo se ha pasado de soundscapes crudos y ásperos, en demasiados ocasiones, a publicar soundscapes que muestran la parte más bella de la creación de Fripp a la guitarra: brilla la música donde antes sólo brillaban sonidos.
Esta evolución en la edición de soundscapes se hace patente en dos aspectos: 1) en la selección de soundscapes, cada vez más cuidada y que ahora también se edita bajo una idea o un concepto global; por ejemplo, A Blessing of Tears gira alrededor de la idea de la muerte, de la cercana muerte de la madre de Fripp, y el posterior That Which Passes es publicado como una reflexión global sobre la inmortalidad y la muerte; y 2) los soundscapes son editados como diamantes en bruto sacados a la luz, como piezas captadas en vivo y vertidas tal cual en un soporte discográfico, pero ahora empiezan a ser tratadas en estudio (escúchese la última pieza de A Blessing of Tears).
Esta evolución en la edición de soundscapes se hace patente en dos aspectos: 1) en la selección de soundscapes, cada vez más cuidada y que ahora también se edita bajo una idea o un concepto global; por ejemplo, A Blessing of Tears gira alrededor de la idea de la muerte, de la cercana muerte de la madre de Fripp, y el posterior That Which Passes es publicado como una reflexión global sobre la inmortalidad y la muerte; y 2) los soundscapes son editados como diamantes en bruto sacados a la luz, como piezas captadas en vivo y vertidas tal cual en un soporte discográfico, pero ahora empiezan a ser tratadas en estudio (escúchese la última pieza de A Blessing of Tears).
Una observación final: hay que dejar el espíritu más rockero en un cajón antes de escuchar cualquier soundscape: nada más lejos del sonido de una guitarra de rock y nada más cerca de experimentos sónicos vanguardistas.
Los fripper... soundscapes “son parte de una serie continua, en evolución, que tiene la intención de encontrar maneras en que la inteligencia y la música, lo definido y lo desconocido, la cortesía y la reciprocidad formen parte del acto de la música entre el músico y la audiencia”, afirma Robert Fripp, que sentencia: “De algún modo extraño, misteriosamente, los soundscapes tienen la capacidad de ser verdad en el momento en que aparecen. Yo los escucho, y ellos me informan”. “Los soundscapes continúan sorprendiéndome, emocionándome e instruyéndome.”
Los fripper... soundscapes “son parte de una serie continua, en evolución, que tiene la intención de encontrar maneras en que la inteligencia y la música, lo definido y lo desconocido, la cortesía y la reciprocidad formen parte del acto de la música entre el músico y la audiencia”, afirma Robert Fripp, que sentencia: “De algún modo extraño, misteriosamente, los soundscapes tienen la capacidad de ser verdad en el momento en que aparecen. Yo los escucho, y ellos me informan”. “Los soundscapes continúan sorprendiéndome, emocionándome e instruyéndome.”
Antoni Mateu 2000
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