23 de noviembre de 1973. Concertgebouw, Amsterdam. King Crimson. Uno de los conciertos más míticos de toda la historia del grupo, y aun del rock. Y no por todo el entorno que despliegan los conciertos en sí (es decir, lo que hoy en día se tilda con el eufemismo “el circo mediático”), sino por la música en sí. .....
Si The Who sobrevivirían aun habiendo compuesto sólo My Generation, cualquier grupo tendría pleno derecho a pasar al olimpo con este concierto: todo un compendio, una enciclopedia sobre lo que es y (debe[ría]) ha(ber) sido el rock en al menos treinta años: improvisación, tensión eléctrica, violencia, dureza, vanguardia, intelectualidad (sí, ¿y qué?), experimentación, canciones canciones, grandes canciones...
Cuatro tipos sabiendo lo que hacen. Después de estos ochenta y dos minutos no queda nada. Esa guitarra de Fripp, “dolorida y plañidera” han escrito, y que aún/aun crea escuela. Los “otros” tres componentes: Bruford, Wetton y Cross: qué trío. Y esos instrumentales como Trio y The Talking Drum, casi veintiocho años después, dejan aún sin aliento.
Cuatro tipos sabiendo lo que hacen. Después de estos ochenta y dos minutos no queda nada. Esa guitarra de Fripp, “dolorida y plañidera” han escrito, y que aún/aun crea escuela. Los “otros” tres componentes: Bruford, Wetton y Cross: qué trío. Y esos instrumentales como Trio y The Talking Drum, casi veintiocho años después, dejan aún sin aliento.
Y aún hay gente que se plantea, ¡terrible duda!, cuál es la mejor etapa de King Crimson. Duele no haber visto en directo ni este concierto, ni este grupo en esta época, y haberse perdido un concierto como el de Granollers (en Cataluña) en 1973, casi al lado de casa y yo con poco más de diez años. Y más habérselo perdido con todo el contexto de la época... Hay que fijarse en este disco en la respuesta del público: lejos de de la histeria de hoy en día, cerca de la admiración y el respeto.
Buena parte de este concierto ya era harto conocida: primero, por el aura de misticismo que rezuma aún; segundo, por las innumerables grabaciones piratas que circulaban (a raíz de la retrasmisión que hizo la BBC); tercero, porque buena parte del disco Starless and Bible Black estaba extraída de este concierto, después de haber sido remezclado.
Este disco aún sería más potente si hubiera sido editado como lo fue Starless and Bible Black. De la nada. En su momento. Así es por qué sentimos Starless... como aún lo sentimos.
Atención al libreto del álbum. Si las habituales notas de Fripp sobre la industria del rock y el concepto “progresivo” aún no tienen desperdicio (ya lo tendrán, ya), hay que tener en cuenta las suscritas por él mismo sobre la historia de este disco y este concierto.
El texto del ingeniero de sonido, David Singleton, que explica la diferencia entre este álbum y Starless..., y las irremediables pérdidas del tema que abrió el concierto, seguramente la primera parte de Larks’..., y de la introducción con Walk On... No Pusyfooting. Las fotos de los músicos, sin saber que pasaban a la historia. Y, sobre todo, la nota del violinista, David Cross, que explica muchas cosas sobre el grupo, sobre la gira, sobre la época, sobre nosotros mismos... y sobre cómo se puede llegar a piezas tan sublimes como Trio.
El texto del ingeniero de sonido, David Singleton, que explica la diferencia entre este álbum y Starless..., y las irremediables pérdidas del tema que abrió el concierto, seguramente la primera parte de Larks’..., y de la introducción con Walk On... No Pusyfooting. Las fotos de los músicos, sin saber que pasaban a la historia. Y, sobre todo, la nota del violinista, David Cross, que explica muchas cosas sobre el grupo, sobre la gira, sobre la época, sobre nosotros mismos... y sobre cómo se puede llegar a piezas tan sublimes como Trio.
Discos como éstos demuestran, además de lo dicho, que hay piezas que se mantienen fuera del tiempo y del espacio. Flotan. Permanecen. No hay un antes ni un después. Ni importa. Siempre, ahora veintiocho años después, continúa siendo el disco de los aúnes. Un abismo. El precipicio. Las dudas quedan atrás.
Antoni Mateu 2000
Javier Cercas cita, en un lugar que ahora no viene a cuento, un poema, Pastelaria, del portugués Mario Cesariny, que sí viene a cuento: “Al final lo que importa es no tener miedo: fijar los ojos frente al precipicio y caer verticalmente al vicio”.
Disc 1
1 - Easy Money (Fripp, Wetton, Palmer-James)
2 - Lament (Fripp, Wetton, Palmer-James)
3 - Book Of Saturday (Fripp, Wetton, Palmer-James)
4 - Fracture (Fripp)
5 - The Night Watch (Fripp, Wetton, Palmer-James)
6 - Improv: Starless And Bible Black (Fripp, Wetton, Bruford, Cross)
Disc 2
7 - Improv: Trio (Fripp, Wetton, Bruford, Cross)
8 - Exiles (Fripp, Wetton, Palmer-James)
9 - Improv: The Fright Watch (Fripp, Wetton, Bruford, Cross)
10- The Talking Drum (Fripp, Wetton, Bruford, Cross, Muir)
11- Larks' Tongues In Aspic (Part II) (Fripp)
12- 21st. Century Schizoid Man (Fripp, McDonald, Lake, Giles, Sinfield)
David Cross (violin, viola, keyboards);
Robert Fripp (guitar, mellotron, devices)
John Wetton (bass, voice)
William Bruford (percussives)
William Bruford (percussives)
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