20.10.14

Henry James"Los papeles de Aspern"

Los papeles de Aspern se cuenta entre las más exquisitas nouvelles de Henry James por lo sutil de su trama y la variedad de matices que el escritor introduce en sus personajes. Y es que el libro es una auténtica maravilla en lo que a introspección psicológica se refiere, ya que James consigue construir tres protagonistas sublimes con unas pinceladas sencillas, pero plenas de inteligencia y profundidad.
La historia de la novela es muy sencilla: el narrador, un innominado editor, viaja hasta Venecia para tratar de hacerse con el legado de Jeffrey Aspern, un ilustre poeta. Allí, en una mansión decadente y aislada de la sociedad, habita una antigua amante del poeta, la señora Bordereau junto con su sobrina de mediana edad. El editor confía en conseguir los papeles que cree que la dama aún tiene en su poder ganándose su confianza, o bien la de su sobrina. Con estos mimbres tan escasos el escritor da forma a una obra mayúscula, en la que la relación entre el narrador-protagonista y la más joven de las señoras se convierte en eje de toda la novela.

La habilidad de Henry James para la penetración psicológica es llevada aquí a cotas inconmensurables. La sobrina de la señora Bordereau, una mujer que ha dejado atrás la juventud pero que no ha disfrutado de ninguno de sus placeres, ve en la llegada del editor una oportunidad para disfrutar de la vida que se le está escapando mientra cuida de su tía.

Su carácter tímido y contradictorio va conformando el retrato de un ser humano vencido por el compromiso adquirido, por la devoción que debe a la persona que se ocupa de su bienestar; una mujer con unas terribles ganas de vivir, como el desenlace (sutil, pero contundente) de la obra sugiere, pero que observa el paso de su existencia desde el margen en el que se ha visto arrinconada. El editor, por el contrario, encarna la figura de un hombre dominado por una pasión muy poco sensual: poseer el material que Aspern dejó tras de sí, sin reparar en gastos ni caer en la cuenta del mal que puede causar con su anhelo.

El tramo final de la obra pondrá frente a frente esas dos concepciones vitales, diferentes en lo accesorio pero coincidentes en lo fundamental: la necesidad de tener una pasión que nos haga sentir vivos. James retrata a sus protagonistas como víctimas de sus deseos, si bien el romanticismo de la señorita Bordereau se opone de manera radical a los intereses mundanos del narrador; de hecho, el final de la novela así lo confirma.

Lo grandioso de estos personajes es su construcción minuciosa, su complejidad humana, su hondura psicológica: la trama sólo sirve como excusa para poner de relieve las contradicciones mundanas y las miserias cotidianas que padecen. Incluso la propia anciana Bordereau, casi incapacitada para moverse, vive dominada por la pasión de un amor que no ha dejado morir y que la enajena hasta el extremo de idolatrar la figura del poeta Jeffrey Aspern. Los tres protagonistas, de un modo u otro, verán desvanecerse sus sueños de forma inexorable, aunque el autor nunca deja entrever si es el destino o su propio fervor lo que les consume.

En resumidas cuentas: una obra de perfección casi total, con unos personajes elaborados con primor envidiable. Los papeles de Aspern es, sin duda, una de las más grandes obras de Henry James; una novela que alcanza cotas altísimas de exploración psicológica y que constituye una lectura obligada para cualquier enamorado de la buena literatura.

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