Günter Grass nos presenta en esta obra descomunal una singular percepción del mundo a través del personaje de Oscar Matzerath, quien presenta una visión cuanto menos “curiosa” del mismo, debido a su especial situación personal. Oscar es enano, tiene la apariencia de un niño. De este modo, no le resulta difícil captar todas las ridiculeces que “perpetran” los adultos. Por ello no es del todo incomprensible que no quiera crecer. Desea permanecer por siempre en sus tres años, la edad a la que le regalaron un tambor de hojalata del que no se separará jamás.
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