«Fui a Key West, Florida, y me inscribí en la edición de este año del tradicional concurso de dobles del escritor Ernest Hemingway. La competición tuvo lugar en el Sloppy Joe's, el bar favorito del escritor cuando vivía en Cayo Hueso, en el extremo sur de Florida. No es necesario decir que presentarse a ese concurso -repleto de hombres robustos, de mediana edad y con poblada barba canosa, idénticos todos a Hemingway, idénticos incluso en su vertiente más estúpida- es una experiencia única.
“Vila-Matas ha conseguido dar en París no se acaba nunca un tono preciso a cierta sensibilidad contemporánea para la cual hay una continuidad natural entre lo real y lo ficticio. O, si se prefiere, ha sabido “ficcionalizar” el yo y lo real en términos literarios muy convincentes. París no se acaba nunca es, a mi juicio, uno de los mejores ejemplos de lo que considero una conquista de la prosa narrativa” ~
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