Cualquier fan de la banda sabe las circunstancias que rodeaban al quinteto en aquel 1985 en que comenzó a grabarse este disco en Paris. Con el anterior “Under Cover”, Jagger se había negado a salir de gira. Al siempre ambicioso vocalista le impresionaba el poder mediático que en aquella época, con la expansión que otorgaba la nueva cultura del video clip, habían alcanzado estrellones en solitario como Michael Jackson o Tina Turner, una mujer que junto a su marido Ike había teloneado a los Stones décadas atrás, y ahora arrasaba en los charts y las portadas de las revistas.
Otros como Bowie o Stevie Wonder, que literalmente habían mamado en sus inicios de las enseñanzas de sus Majestades, ocupaban también un lugar destacado en la Industria en aquellos momentos, y varios productores y personajes del mundo del espectáculo tenían casi convencido a Jagger para que dejara a esa panda de tirados que, a su entender, eran los Rolling sin la figura de su líder, prometiéndole una carrera como solista que le reportaría mayores beneficios en todos los sentidos.
Richards, por su parte, llevaba desde finales de los 70 desenganchado del caballo, su vida sentimental se había estabilizado junto a la modelo Patty Hansen, y no veía el motivo para frenar la maquinaria del grupo de su vida. Siempre autoritario, con sus puntos de crueldad y de razón, Mick le acusó de haberse pasado toda la década de los 70 perdido en su mundo de heroína, anfetas y alcohol, mientras el vocalista tiraba de la banda en solitario, y ahora, según Jagger, al haber recuperado la lucidez quería ponerse de nuevo a los controles en igualdad de condiciones que el piloto mayor.
Así que, en parte, como operación de castigo, el cantante publicó en 1985 el disco “She´s the Boss”, y mostró bastante desgana a la hora de implicarse en la gestación del nuevo lanzamiento de los Stones, que comenzó a grabarse en Paris, con Jagger desplazándose constantemente a Londres a ocuparse de sus asuntos, en un clima que el productor Steve Lilywhite describió años después como la tercera guerra mundial.
Entonces no se supo, pero en aquellos tiempos, el aparentemente discreto y moderado Charlie Watts atravesaba el periodo más crítico de su existencia, entregado a los vicios que Richards había logrado controlar, y la mayoría de las partes de batería fueron registradas por otros miembros de la banda y músicos de sesión como un viejo conocido nuestro, Anton Fig, quien tuvo también que sentarse tras el kit de Peter Criss en los días de “Dynasty” y “Unmasked” de KISS para cubrir la ausencia mental del Gato.Interesante la aportación del amigo Fig a la maravillosa historia del Rock.
Bill Wyman como siempre estaba a su bola, trabajándose ya a la colegiala de trece años Mandy Smith, con la que se casaría en 1989, y Ron Wood, bueno, todos le querían y sabían de su gran hacer a la guitarra, pero en realidad no le tenían demasiado en cuenta a la hora de las grandes decisiones.
Por si fuera poco, Ian Stewart, Stu, el Stone en la sombra, falleció de un paro cardiaco en diciembre del 85, causando un gran pesar en sus compañeros, que siempre sintieron al grandullón escocés cuyo aspecto físico le había impedido convertirse en un integrante principal en los lejanos años 60 como una parte fundamental en la conciencia de la banda.
En estas circunstancias se creó “Dirty Work”, siendo recibido con frialdad y escepticismo por crítica y fans, que torcieron el gesto al entender que se trataba de un resbalón muy seguido teniendo en cuenta la decepción que había supuesto el hoy también mucho más valorado “Under Cover”.
1. One Hit (To the Body)
2. Fight
3. Harlem Shuffle
4. Hold Back
5. Too Rude
6. Winning Ugly
7. Back to Zero
8. Dirty Work
9. Had it with you
10. Sleep Tonight
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