Oxygène fue publicado primero en Francia en diciembre de 1976, en Disques Dreyfus y licenciado por Polydor, y el lanzamiento internacional del álbum se produjo en el verano de 1977. Jarre grabó el disco en su casa usando una variedad de sintetizadores analógicos y otros instrumentos electrónicos y efectos.
Se convirtió en un superventas en su época y fue muy influyente en el desarrollo de la música electrónica. Es el primer éxito mainstream de Jarre y puede ser considerado su primer álbum como verdadero artista, y ha sido descrito como el álbum que lideró la revolución de los sintetizadores de los años 70, justo cuando la música electrónica se estaba volviendo más comercialmente aceptable para las masas, con álbumes como los de Kraftwerk, Tangerine Dream o Tubular bells de Mike Oldfield.
Antes de 1976, Jarre había incursionado en varios proyectos, incluyendo un álbum de música de sintetizadores con escaso éxito, canciones para anuncios publicitarios y composiciones para un ballet. Su inspiración para Oxygène vino de un cuadro del artista Michel Granger que le fue proporcionado por su futura esposa Charlotte Rampling. La pintura mostraba la superficie de la tierra desmembrada revelando una calavera y Jarre obtuvo permiso del artista con objeto de usar la imagen para este álbum.
Jarre compuso Oxygène durante un período de ocho meses, mediante una serie de sintetizadores analógicos y una grabadora de ocho pistas que creó en su apartamento. Sin embargo, le resultó difícil conseguir editar el disco, sobre todo porque "no tenía cantantes, y con títulos de canciones inadecuados, como I, II, III, IV, V y VI. Los instrumentos utilizados fueron un sintetizador ARP, un EMS Synthi AKS, un sintetizador VCS 3, un sintetizador RMI Harmonic, un órgano Farfisa, Eminent 310U, Mellotron y una caja de ritmos Korg Minipops-7.
Finalmente encontró un editor, Francis Dreyfus, jefe de Disques Motors (ahora Disques Dreyfus). Dreyfus era el marido de una de las compañeras de Jarre en el Groupe de Recherches Musicales de Pierre Schaeffer, donde Jarre había aprendido a usar sintetizadores, incluyendo el EMS VCS 3, con el cual tocó la mayor parte de la música de Oxygène. Aunque Dreyfus era inicialmente escéptico ante la música electrónica, se arriesgó a imprimir una tirada de 50.000 ejemplares. El álbum llegó a vender 15 millones de copias.
Oxygène se convirtió en un contagioso fenómeno sonoro mundial desde el mismo momento de su salida de las máquinas electrónicas y el lanzamiento a los mercados internacionales por la compañía discográfica francesa de Francis Dreyfus, en 1976, labor de la que en la actualidad se ocupa Sony Music. El enorme éxito y acogida entre el público de su visión electrónica de la nueva música sorprendió incluso al propio Jean Michel Jarre, que no esperaba en ningún momento la enormidad del acontecimiento.
Pero la obra se elevó aún más hacia las alturas en las que parecía estar definitivamente suspendida y trascendió las fronteras del enorme éxito comercial momentáneo para convertirse en una obra de arte del sonido, imperecedera, fuera de cualquier espacio o tiempo, en una de las más logradas composiciones de la música contemporánea. La mitad de este contundente triunfo se debió a la sencillez con que Jarre y sus máquinas construyeron laboriosamente el desarrollo continuado, sin pausas ni espacios en silencio, de las seis absorbentes y emocionales partes que fluyen con suavidad para formar el disco, utilizando para ello bases simples y elementos sonoros no excesivamente sobrecargados. La otra mitad es fruto de la genialidad de una música asombrosamente sofisticada, hipnótica, etérea, atmosférica, envolvente, misteriosa, elegante, relajante, espacial.
El álbum conceptual contiene una música que habla del planeta Tierra, que canta al murmullo de la vida, al sonido de sus mares, de sus ríos, de sus vientos, de sus seres vivos, al frío de sus hielos, al calor de sus fuegos, pero también nos habla de la degradación medioambiental a la que implacablemente se ve sometida en los últimos tiempos. Oxygène habla, en definitiva, de la Naturaleza y los murmullos de la Tierra expresados con el lenguaje electroacústico de los sintetizadores que se pronuncia sin letras.
Desmitificando la autocomplacencia cultural y dando nueva dignidad a los estribillos desenfadados, el álbum encarna la realización del sonido desenfadado de una generación contradictoria y ecléctica. Oxygéne, su primera composición especialmente creada para un disco, es una suite completa subdividida en seis partes, en la cual cobran vida los sonidos cósmicos y las pulsaciones rítmicas parecen latidos del corazón. La obra tuvo una gran aceptación en todo el mundo: la revista estadounidense People Magazin lo eligió "Personalidad del año"; Melody Maker habló de la "bocanada de aire fresco de Jarre"; Playboy lo definió como "el más importante acontecimiento musical de los últimos diez años". A pesar de todo, la crítica especializada lo acogió con reticencias.
Jean-Michel Jarre es un artista en una vena similar a artistas como Vangelis, que se basan en una gran cantidad de sonidos de teclado para construir y dar capas a su música y proporcionarle vida, con la diferencia de que Jean-Michel puede realmente hacerlas más animadas con un ritmo pegadizo. Muchas canciones de este álbum tienen una melodía muy distinta, pero todas tienen un sabor similar. El resultado es un trabajo de escucha agradable que invita a ser reproducido varias veces.
El sonido del álbum es bastante distinto. Silbantes sonidos abundan encima de una gran variedad de sonidos de sintetizador diferentes y melodías, nada es demasiado suave o pesado y es un disco muy neutral que puede ser disfrutado por cualquier oyente. Ninguna de las canciones pueden realmente tomarse individualmente, y hacen que el álbum funcione solamente como un todo y cualquier canción aislada no tendría el mismo efecto.
Oxygène consta de seis canciones, numeradas simplemente Oxygène parts I-VI. Su sonido ha sido descrito como "una combinación infecciosa de vivaces y efervescentes secuencias analógicas y memorables líneas pegadizas". En contraste con sus contemporáneos, como el «clínico», duro y futurista sonido de Kraftwerk o el más «cósmico» y oscuro de Tangerine Dream, Oxygène es más exuberante y tiene un sonido más melódico. El álbum alcanzó el número 1 en las listas francesas, el número 2 en Reino Unido, y el 78 en las listas de Estados Unidos, y obtuvo certificación de Disco de oro.
La genialidad de aquellos primeros tiempos de Jean Michel Jarre al mando de las máquinas nos hará viajar desde la mágica ensoñación de parajes sosegados y atmosféricos que inducen a la relajación (Oxygène I, Oxygène III, Oxygène V y Oxygène VI) hasta intensos momentos secuenciales repletos de esos ritmos tan celebrados y característicos de Jarre procedentes de sus esquemas de bossa-nova de las cajas de ritmos, en los que el francés demuestra su enorme capacidad creadora con la combinación de múltiples y espectaculares sonidos sintetizados (las mundialmente conocidas Oxygène II y sobre todo Oxygène IV).
De toda esta impresionante obra de arquitectura electroacústica la pieza más famosa y comercial es, sin lugar a dudas, Oxygene IV, una magnífica composición llena de ritmos y fríos vientos atmosféricos que se convirtió en número 1 de las listas musicales y ha sonado desde hace casi 30 años en toda clase de programas de televisión, sintonías de radio, anuncios comerciales, recopilaciones electrónicas y sesiones de DJs, aunque para muchos es la más comercial y consideran de más calidad Oxygène II. El diseño de la canción Oxygène IV es una variación de una frase de Popcorn de Gershon Kingsley, que el mismo Jarre había previamente había versionado bajo los seudónimos de Popcorn Orchestra y Jamie Jefferson.
Oxygène I tiene un gran sonido de sintetizador bajo que comienza alrededor de los 4 minutos y medio. Oxygène II contiene una melodía agradable y la música se basa en piezas rítmicas hipnóticas. Oxygène III casi suena como música de una película de terror. Oxygène IV fue el single y una de las piezas electrónicas más conocidas de los años 70, con grandes melodías.
Los secuenciadores al final parecen recordar la lava bajando de un volcán, dando un toque futurista al oyente de la época. Oxygène V comienza muy suave e irrumpe un potente sonido de sintetizador bajo, apareciendo después algunos secuenciadores y un solo de sintetizador agradable. Oxygène VI comienza con sonidos de aves y de olas, con un patrón de caja de ritmos, y posteriormente sintetizadores de cuerda atmosféricos con bonitas melodías. El sonido y la producción son fantásticas. La elección de teclados y efectos para modificarlas es acertada, y no muestra nada excesivamente original, pero hacen un álbum más consistente que la mayoría de los álbumes de electrónica de la época.
Side one
"Oxygène (Part I)" – 7:39
"Oxygène (Part II)" – 7:46
"Oxygène (Part III)" – 3:16
Side two
"Oxygène (Part IV)" – 4:14
"Oxygène (Part V)" – 10:23
"Oxygène (Part VI)" – 6:20
Oxygène Full Album
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