Me escribió el editor de Mansalva -la editorial independiente argentina en la que publica mi amigo Raul Escari, pero también César Aira, Fogwill, Daniel Link y Mario Bellatín entre otros- y me ofreció la posibilidad de reafirmarme como “escritor argentino”. Una propuesta lo suficientemente atractiva y deshonesta como para dejarla pasar. Además, publicar en Mansalva me aseguraba tener en mi trayectoria editorial una portada de libro horrenda, que naturalmente se convertiría en la preferida entre algunos de los más salvajes de mis amigos.
Acepté y envié algunos textos especialmente apreciados por mí, entre ellos: Plan para el más allá, Ventanas de la alta madrugada (con su pequeño homenaje a Arlt), Gombrowicz en seis horas y cuarto.
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