22.11.19

Pasavento-Monográfico (1) EnriqueVila-Matas Introducción.Vila-Matas:Ese “oscuro hermano gemelo” transatlántico Felipe A. Ríos Baeza 2018


'Pasavento. Revista de Estudios Hispánicos' toma el nombre de la novela del escritor barcelonés Enrique Vila-Matas, Doctor Pasavento, cuyo protagonista viaja a Suiza tras las huellas de su admirado Robert Walser hasta desprenderse de cualquier atisbo de su propia personalidad y asumir las voces ajenas como si fueran suyas, convirtiéndose de este modo en metáfora y símbolo de la creación literaria.
Los 45 años de trayectoria ininterrumpida del escritor Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), que abarcan desde la novela experimental Mujer en el espejo contemplando el paisaje (Tusquets, 1973; rebautizada en 2011 por Random House como En un lugar solitario) hasta el volumen crítico Impón tu suerte (Círculo de Tiza, 2018), no solo han supuesto una bocanada de aire fresco para el ámbito
literario de la España posfranquista y contemporánea, acostumbrado a un realismo malentendido de denuncia y de idealista contenido social, sino que ha dejado de manifiesto el trazado de un rasgo extraliterario más secreto, subliminal,y que poco a poco, gracias al acontecer crítico de un lado y de otro del Atlántico,ha ido saliendo a la superficie.

Mientras desde Blanes, Roberto Bolaño, su coetáneo más cercano y distante a la vez,1 trabaja a mediados de los años 80 para imponer temas que desestabilizarán los motivos recurrentes y manidos del realismo mágico y del fantástico efectista en la literatura de habla hispana, a escasos setenta kilómetros de ahí, desde su pequeño departamento de la Travessera de Dalt, de Barcelona,

Enrique Vila-Matas se abre camino en un medio tomado fuertemente por aquellos escritores que, como personajes principales o secundarios de esa trama, integran las filas del llamado boom de la novela latinoamericana. Si bien dicho encuentro se trató, como los mismos Julio Cortázar y Carlos Fuentes se encargaron de aclarar en numerosas oportunidades, de uno de esos acomodos prodigiosos
del azar, lo cierto es que la agencia de Carmen Balcells y ciertas editoriales, como Seix Barral, se encargaron de brindar la plataforma para señalar y destacar determinados autores y temas, dejando en cierta sombra a otros escritores, tanto españoles como latinoamericanos, que no entraban en dicha agenda.

A finales de los años 80 y parte de los 90, el camino fijado de manera deslumbrante por Donoso, García Márquez, Vargas Llosa y otros fue continuado por aquellos personajes secundarios a la trama del boom (esa generación que se conoce como novísima, posmoderna o, en el peor de los términos, postboom2 y en el fin de siglo la situación literaria de habla hispana se estancó. Dichos autores fueron reconocidos, a la larga, más como una caja de resonancia de las grandes voces del boom que por tener proyectos capaces de proponer nuevas estrategias narrativas o de repensar las relaciones entre la península ibérica y el continente americano.

No será hasta una generación posterior cuando se presentará una alternativa certera de ruptura de aquellos códigos con los que Hispanoamérica había empezado a ser reconocida y hasta confundida, sobre todo por el mundo anglosajón: a saber, la desbordante imaginería del Caribe y un exotismo andino, rioplatense o amazónico orientado al consumo editorial del primer mundo. Dicha constelación literaria tiene a Rodrigo Rey Rosa, Juan Villoro, Roberto Bolaño, Alan Pauls, Horacio Castellanos Moya, Rodrigo Fresán…y Enrique Vila-Matas, por singular que suene, como renovadores del discurso literario de habla hispana. En 2014, en un volumen de ensayos sobre literatura hispanoamericana, afirmé sobre Vila-Matas algo que confirmo en esta introducción: se trata de una “raras avis […] que según el modo en que se viene aquí entendiendo la identidad, es un escritor latinoamericano que, pues ni modo, le tocó nacer en Barcelona” (Ríos Baeza 2014: 17).

Si se empleara el método genealógico, este sería el momento histórico preciso en el que se constataría lo antes dicho: la trascendencia de la propuesta vilamatasiana no se encuentra solamente en los límites de sus libros, valiosos por sí mismos, sino en una actitud extraliteraria que ha ayudado, también, a cerrar ya el capítulo del boom y el postboom y a establecer de otra manera el vínculo transatlántico entre un continente y otro. Y es que a lo largo y ancho de sus páginas, Vila-Matas ha hecho circular nombres de autores latinoamericanos anteriores, contemporáneos o posteriores al boom que injustamente habían quedado a su sombra, con dos propósitos bastante claros: por un lado, para que comenzaran a ser considerados, en todo su prestigio, por los círculos españoles; y, por otro, para que fecundaran de manera proteica su propia actividad literaria.

En detrimento de los Cortázar, García Márquez y Vargas Llosa (a los que Vila-Matas valora, pero de los que se siente estéticamente poco cercano), este latinoamericano que nació por azar en Barcelona prefiere hacer deambular en sus escritos las figuras igual de relevantes de Augusto Monterroso, Sergio Pitol,Adolfo Bioy Casares, Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo, Ricardo Piglia o Alfonso Reyes; todos nombres que provocarán, a través de las mil y un maneras que tendrá el barcelonés de trabajar el intertexto, una explosión de la glosa y la alusión,de la imitación consciente y de la cita estimulante. Latinoamérica es vista, pues,al decir de Alfredo Aranda en el ensayo de su autoría aquí incluido, “como un extraordinario núcleo de vitalidad cosmopolita y envidiable engranaje de dinamismos crítico-creativos”.

Este dossier, organizado por Pasavento. Revista de Estudios Hispánicos, de la Universidad de Alcalá, busca poner de relieve algo que el propio autor convocado no ha parado de señalar en sus 45 años de fructífero camino literario: han sido estos autores, acompañados de otros referentes como Pessoa, Kafka,Walser y Gombrowicz, los que le han permitido establecer su particular “canon del deseo”, en palabras de Borges, y formarse su ansiado “lugar solitario”, respondiendo a “otro tipo de voluntad, la de situarme en un lugar aparte con respecto a la literatura que se hacía en mi tierra en aquellos días; situarme bien aparte, no porque no me gustara lo que se hacía […] sino porque, a la hora de escribir, deseaba ser muy distinto a todo el mundo, no parecerme a nadie, seguir un camino solitario y único” (Vila-Matas 2011: 20).

A pesar de algunos esfuerzos incorporados en los compilatorios más conocidos,3 y del muy relevante texto, ya de referencia innegable, de Francisca Noguerol “Lecturas casuales: Enrique Vila-Matas y sus vínculos transatlánticos”,4 no existía aun un dossier que navegara con toda premeditación los ríos secretos que van de un lado a otro del Atlántico, para analizar así el modo en que la literatura latinoamericana ha sabido colarse apasionadamente, como alusión,motivo, cita o referencia, en los intersticios de la obra de Vila-Matas, incluso más allá de su novela evidentemente más próxima al tema, Lejos de Veracruz (1995).

De esta manera, investigadores procedentes de México, Estados Unidos, Chile y por supuesto España han contribuido a construir una mirada novedosa, del lado de acá, del lado de allá y de otros lados, sobre este tema.En “Vila-Matas piensa en su arte: la vuelta al cuento en su diálogo con el retrato de artista latinoamericano”, el ensayo que abre esta publicación, el ensayista Alberto del Pozo Martínez trabaja, tomando en cuenta las últimas publicaciones de relatos del escritor, una idea audaz: cómo las narraciones incorporadas y reescritas en Exploradores del abismo (2007) y Chet Baker piensa en su arte (2011) usurpan ciertos espacios destinados, antes, solamente al ámbito de la crítica literaria, confundiendo las formas de la didáctica y de la ficción.

Así, según Del Pozo, “la historia del retrato de artista en Latinoamérica le ha aportado a Vila-Matas toda una serie de estrategias discursivas que a la postre resultarán cruciales”. Comparando sus intenciones con las realizadas por Borges (Historia universal de la infamia), Alfonso Reyes (Retratos reales e imaginarios) e incluso Roberto Bolaño (La literatura nazi en América), el autor propone una relectura más fina de la obra de Vila-Matas, al descubrir que su estructura cuentística/ biográfica/ensayística encarna algo más que la mera diseminación de géneros.

A continuación, y casi como una ampliación involuntaria al tema tratado por Del Pozo, Teresa González Arce destaca, en su ensayo “Entre el ensayo personal, la vida imaginaria y la novela ensayística. Tradiciones comunes, influencias recíprocas y paseos compartidos de Enrique Vila-Matas con la literatura mexicana”, los rasgos propios del género ensayístico que el barcelonés ha ido incorporando en su narrativa, atendiendo especialmente a “la absorción del espíritu y los principios estéticos de las vidas imaginarias [formando] parte de una idea del ensayo vinculada a la ficción y la trama, es decir, a dos rasgos que suelen asociarse con relatos y novelas más que con el ensayo y que, además, permiten al autor de Pasavento dotar a sus novelas de cierto dinamismo sin renunciar del todo al carácter reflexivo que domina en ellas”. Dicha experimentación es evidenciada por González Arce en un proyecto vilamatasiano que crece a la par del proyecto de Bolaño, Villoro o incluso Mario Bellatin, y pretende ver un futuro influjo en ciertas "colindancias mexicanas" muy recientes, como Luigi Amara, Valeria Luiselli y Antonio Ortuño.

Los siguientes textos tienen la virtud de trabajar la presencia de autores específicos en la narrativa de Vila-Matas, y de ver de manera pormenorizada cómo su temática y vigorosa presencia transitan en sus escritos, determinando, más que una influencia, un modo nuevo de entender la actividad creadora. En “Cosmopolitismo e intertextualidad: El factor Borges en la poética de Enrique Vila-Matas”, Mario Aznar Pérez vuelve sobre un tópico consabido en la narrativa de Vila-Matas, el del viaje, pero ahora enfocado desde un contexto posmoderno y desterritorializado, propio de estos tiempos, para señalar que esos tránsitos se harán, bajo el mandato borgesiano, acompañados de una muy privada biblioteca a cuestas, lo que confirmaría la enfermedad del “mal de Montano” casi en cada página del catalán. Se trata, pues, de “un cosmopolitismo cuyo máximo exponente es la imagen borgeana de la Biblioteca, lugar físicamente estático,pero de una dinamicidad metafórica desbordante, donde se conjugan lenguas,países, razas, religiones, ideologías y morales distintas, opuestas o complemen-tarias, compartiendo un mismo y blanchotiano ‘espacio literario’ y operando bajo la forma de una amplia comunidad intelectual”.

A continuación, Alfredo Aranda Silva, en “Borges y Piglia como dinastías intelectuales en el ensayismo de Vila-Matas”, profundiza este punto, encuadrando a Vila-Matas como un aprendiz ventajoso de dichos maestros argentinos, y cuya lección aprendida luminosamente es que los tres “entienden la literatura en tanto que ideario de arborescencia introspectiva”. Lo que ve Aranda en la
cátedra de Borges y Piglia, y que Vila-Matas absorbe como alumno aplicado, es que “sus obras se han visto construidas desde una característica labor de zapa en la excentricidad y ejercicio hipervalorativo de la extranjería”, estructurando poco a poco ese comentado “lugar solitario”. Los puntos de contacto que señala este ensayo para la tríada de escritores serán múltiples: el desplazamiento de la verdad histórica; la recurrencia de la tradición literaria como un sueño; el cine como detonador de vocaciones y tramas; y, sobre todo, el poder performativo de la ficción.

Le sigue un afable ensayo de Pierre Herrera López, que hurga en ciertos textos del barcelonés y de su maestro declarado, el veracruzano Sergio Pitol,bajo el criterio de las “políticas de la amistad”, casi al modo derridiano. Lo que allí encuentra es la presencia explícita (a veces) y secreta (las más) de un afecto amistoso traducido en creatividad. En su contribución, llamada “Ficción como amistad, cruces de Vila-Matas y Pitol”, Herrera señala que la relación entre ambos autores “busca diseminar la lectura y los campos referencia y acción de los textos”, marcando punto por punto la línea de una amistad que se articula en casi veinte años de alusiones más o menos tácitas, pero que arranca en 1995,cuando el barcelonés alude al mexicano en Lejos de Veracruz, y luego el mexicano le regresa dicha complicidad, en ese ensayo incluido en El arte de la fuga llamado “El oscuro hermano gemelo”. En todos estos textos, dice López, se “concentra […] la tensión entre el desfase entre vivir y escribir lo vivido, entre alejarse para escribir pero al mismo tiempo acercarse para captar el objeto mismo de la
escritura, que es la propia vida”.

La investigadora Monika Dabrowska hace extensivo, luego, este vínculo ya planteado por Herrera, en su artículo “Vila-Matas cerca de Veracruz. Correspondencias (mutuas) con Sergio Pitol”, reconociendo que el mexicano es, sin asomo de dudas, el escritor latinoamericano más recurrido por Vila-Matas tanto a nivel inter como metatextual. Pasando revista nuevamente al destino de los hermanos Tenorio en Lejos de Veracruz, Dabrowska propone una hipótesis interesante: el hecho de que tanto uno como otro comparten una preocupación “por el estado de la literatura, los males que la achacan, y sobre todo el afán por renovarla. Para el veracruzano y para el barcelonés el arte de narrar y la vida ‘consagrada’ a lo literario constituyen un tema de fondo y un eje alrededor del cual construyen su obra…”. Termina diciendo la investigadora que: “El autor catalán hace suyas y experimenta con las técnicas novelescas de Pitol”, sacando con ello a flote las estrategias narrativas aprendidas del maestro, pero que también “por el estado de la literatura, los males que la achacan, y sobre todo el afán por renovarla.

Para el veracruzano y para el barcelonés el arte de narrar y la vida ‘consagrada’ a lo literario constituyen un tema de fondo y un eje alrededor del cual construyen su obra…”. Termina diciendo la investigadora que: “El autor catalán hace suyas y experimenta con las técnicas novelescas de Pitol”, sacando con ello a flote las estrategias narrativas aprendidas del maestro, pero que también La investigadora Monika Dabrowska hace extensivo, luego, este vínculo ya planteado por Herrera, en su artículo “Vila-Matas cerca de Veracruz. Correspondencias (mutuas) con Sergio Pitol”, reconociendo que el mexicano es, sin asomo de dudas, el escritor latinoamericano más recurrido por Vila-Matas tanto a nivel inter como metatextual. Pasando revista nuevamente al destino de los hermanos Tenorio en Lejos de Veracruz, Dabrowska propone una hipótesis interesante: el hecho de que tanto uno como otro comparten una preocupación “por el estado de la literatura, los males que la achacan, y sobre todo el afán por renovarla.

Para el veracruzano y para el barcelonés el arte de narrar y la vida ‘consagrada’ a lo literario constituyen un tema de fondo y un eje alrededor del cual construyen su obra…”. Termina diciendo la investigadora que: “El autor catalán hace suyas y experimenta con las técnicas novelescas de Pitol”, sacando con ello a flote las estrategias narrativas aprendidas del maestro, pero que también permitirán volver a los textos del veracruzano con otra mirada.Finalmente, cierra este dossier un texto de mi autoría, “Leyendo oblicuamente: Contrapuntos reflexivos de la literatura latinoamericana en la obra crítica de Enrique Vila-Matas”, en el que, teniendo varias convergencias con los ensayistas aquí convocados, intento determinar que existe una corriente subterránea,un nivel más hondo en su obra debajo de tanto referente anglosajón, centroeuropeo, portugués y francés.

Al menos desde Lejos de Veracruz, en su literatura se reconocerán dos movimientos: uno que va hacia el futuro y que parece conectar temática y estéticamente un libro con el siguiente (ya lo sabemos: Bartleby y compañía con El mal de Montano, y este con París no se acaba nunca); y otro que no se fuga sino que permanece; que se halla en los núcleos recónditos de cada libro y que no avanza; muy por el contrario: se retrotrae, espejea y le permite hacer reflexión de su singular propuesta. Ese “río profundo” es justo el que conectará a Vila-Matas con Aira, Bolaño y Villoro, pero también con Sergio Pitol,Augusto Monterroso, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo y Adolfo Bioy Casares, entre otros.

La idea central del monográfico “Vila-Matas transatlántico” es buscar profundizar estos aspectos, tanto intra como extra textualmente, para dar un panorama actualizado y profundo del vínculo entre la obra de Enrique Vila-Matas con la de autores del nuevo continente, de todos los países y de todas las épocas.De esta manera, perseguimos, también, que este trabajo colectivo sirva para una reevaluación de la posición de Vila-Matas dentro del canon de la literatura en lengua española, al haber subrayado, en estos textos, el hecho de que las letras latinoamericanas no solamente trufan sus obras con citas provechosas, sino que se ubican en el núcleo mismo de su proyecto como escritor.

1? “Es posible incluso que sea el escritor que más se parece a mí, o viceversa […]. He vuelto a acercarme a Bolaño […]. Al escribir la primera línea de este comentario al libro de Bolaño me había propuesto ser ágil, seguir la estela de aquello que siempre persiguió Leopardi –me refiero a su deseo de quitar al lenguaje su peso hasta que se asemeja a la luz lunar– y sin embargo heme aquí convertido en un hombre que ha quedado enredado en el mundo de la multiplicidad de Bolaño,ese escritor que ve el mundo como un enredo, una maraña o un ovillo” (Vila-Matas 2000: 311,318).

2? “El postboom se asociaría con el disenso, con la multiplicidad, con la subversión de todos los metadiscursos que pretenden ofrecer una explicación de la condición humana, y con el abandono de toda búsqueda de orígenes (en este caso, toda búsqueda de ‘esencias’ nacionales o étnicas, o de teorías unívocas de la ficción), mientras se quedaría satisfecho con su entorno, sin pretender llegar a la universalidad” (Shaw 1999: 367).

3?Revisando los tres principales volúmenes críticos que giran en torno al aporte vilamatasiano,podrían enumerarse los siguientes artículos que trabajan, aislada o demasiado puntualmente, el tema aquí propuesto: Masoliver Ródenas (2002), Echevarría (2007), Puértolas (2007), Domínguez Michael (2012) y Gordillo Lizana (2012).

4?“Enrique Vila-Matas es responsable de un capítulo fundamental en la historia de la literatura contemporánea. Así lo revela, por ejemplo, el hecho de que fuera citado en dos importantes novelas aparecidas en 2009 –Invisible de Paul Auster, y Nocilla Lab de Agustín Fernández Mallo,responsables de aumentar el mito sobre el escritor–, o sus más recientes premios literarios […]. Y es que hay un tono, una voz y una ironía característicos en su obra, signada por su escritura detallista y compleja, sofisticada y cargada de dudas. En este sentido, aunque la nómina de creadores que aborda y lo abordan en sus escritos es inmensa, en estas páginas pretendo centrarme en los autores latinoamericanos con los que comparte ars poética. Es el caso de maestros como Augusto Monterroso, Sergio Pitol o Alejandro Rossi; compañeros como Ricardo Piglia y Roberto Bolaño;y discípulos aventajados como Rodrigo Fresán, Alan Pauls, Sergio Chejfec, Alejandro Zambra o Leonardo Valencia, por nombrar unos pocos” (Noguerol 2016: 169).


Obras citadas:

Domínguez Michael, Christopher (2012): “La generación de Vila-Matas”. En Felipe A. Ríos

Baeza (ed.): Enrique Vila-Matas: Los espejos de la ficción. México, Eón, pp. 27-32.

Echevarría, Ignacio (2007): “La escritura como supervivencia”. En Margarita Heredia (ed.):
Vila-Matas portátil. Un escritor ante la crítica. Barcelona, Candaya, pp. 115-118.

Gordillo Lizana, Emilio (2012): “Ensayo y exploración”. En Felipe A. Ríos Baeza (ed.): Enrique
Vila-Matas: Los espejos de la ficción. México, Eón, pp. 355-366.

Masoliver Ródenas, Juan Antonio (2002): “La casa y el mundo en torno a Lejos de Veracruz”,
Cuadernos de narrativa: Enrique Vila-Matas (Universidad de Neuchâtel), n.º 7, pp.113-127.

Noguerol Jiménez, Francisca (2016): “Lecturas casuales: Enrique Vila-Matas y sus vínculos
transatlánticos”, Revista Atenea (Universidad de Concepción), n.° 514, pp. 169-188.

Puértolas, Soledad (2007): “El sobreviviente”. En Margarita Heredia (ed.): Vila-Matas portátil. Un escritor ante la crítica. Barcelona, Candaya, pp. 141-146.

Ríos Baeza, Felipe A. (2012): “Vila-Matas: ese okupa literario”, En Enrique Vila-Matas: Los
espejos de la ficción. México, Eón, pp. 71-92.— (2014): El desvarío ilustrado. Ensayos sobre literatura hispanoamericana. Puebla, Universidad Iberoamericana.

Shaw, Donald L. (1999): “Posboom y posmodernismo: conclusión”. En Nueva narrativa hispanoamericana. Boom. Posboom. Posmodernismo. Madrid, Cátedra, pp. 365-377. Vila-Matas, Enrique (2000): “Bolaño en la distancia”. En Desde la ciudad nerviosa. Madrid, Alfaguara, pp. 311-322. — (2011): “Prólogo del autor. No hay que hacer nada luego”. En En un lugar solitario. Barcelona, DeBolsillo, pp. 7-58.

PASAVENTO Revista de Estudios Hispánicos,Monográfico-EnriqueVila-Matas 2019

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