La historia se sitúa en una colonia penitenciaria sin nombre. Como en otros escritos de Kafka, el narrador de la historia parece reaccionar indiferente hacia eventos a los que uno, por lo general, reaccionaría de manera terrorífica. En la Colonia Penitenciaria se describe el último uso de un elaborado instrumento de tortura y ejecución que esculpe la sentencia del condenado en su piel para luego dejarlo morir, todo esto en el curso de 12 horas. Al avanzar en la trama, el lector aprende más y más sobre el instrumento, incluyendo su origen y propósito original.
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