15.3.14

Thornton Wilder "Los Idus de Marzo" 1948


Esta novela de Thornton Wilder, publicada originalmente en un momento en que el paralelismo con Mussolini era evidente, ha quedado a un tiempo como una de las mejores recreaciones de la vida de Julio César y como una contundente andanada contra los regímenes totalitarios. En ella, a través de la imaginativa reconstrucción de diarios, cartas y panfletos políticos tanto de César como de sus allegados, amantes y enemigos, el autor traza un rico y sólido retrato que nos muestra a un hombre ególatra pero bienintencionado, cuyo poder le ciega hasta el punto de que sus propias debilidades son las que le llevan a un trágico fin.
César había perdonado a todos los senadores pompeyanos que estaban diseminados por todas las provincias. No les tenía miedo, no le preocupaban. Había sido magnánimo y generoso con ellos. Pero éste fue un error de César.

Provocado por el gesto de Marco Antonio que le había ofrecido el título de Rey, muchos de estos senadores perdonados que aún tenían fe en la restauración de la República y veían en el título de César, el fin de todas sus aspiraciones, trataron de buscar una solución. Y la única solución que había para restaurar la República y su propio poder, el poder de los pocos optimates que quedaban, era asesinar al gran hombre. Acabar con la fuente de todas sus desdichas.

Se preparó una conjura para asesinar a César. Sus líderes fueron Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, aunque eran cerca de 30 senadores los conjurados
En un gesto que denota a partes iguales chulería e imprudencia, despidió a sus lictores, que siempre le acompañaban para su protección personal y se encaminó andando sólo hacia la Curia Pompeyana, el lugar donde se reunía el Senado desde el incendio de la Curia Hostilia a la muerte de Clodio. En el camino se encontró con el adivino Espurina que le había dicho que se guardara de los idus de marzo y le dijo:

-César, guárdate de los idus de marzo.
- ¡Ya han llegado los idus de marzo y sigo vivo!
- Sí, pero aún no han acabado. – contestó el adivino.

Al poco rato Julio César,de 56 años, cayó muerto a los pies de la estatua de Pompeyo Magno de 23 puñalas, era el 15 de Marzo del año 44 A.C

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