Si bien Miguel Ríos ya había hecho algún escarceo de fusión de rock con raíces andaluzas, y que Smash o Gong tenían cierto encanto y similud, es con este disco cuando se produce una terremoto de creatividad que hermana el rock progresivo y el flamenco con una naturalidad pasmosa. Como si hubieran nacido para eso. Surgiría Alameda, Imán, Mezquita, Guadalquivir, Medina Azahara, Veneno con Raimundo y Kiko Veneno… Casi nada.
La música de ‘El Patio’ es inclasificable. Podemos citar a Pink Floyd como a Manolo Caracol. A Emerson, Lake and Palmer y a la pena negra de la copla. A King Crimson y a ejercicios de filosofía pura.
Jesús de la Rosa a la voz, teclados y texto, ‘Tele’ a la batería y percusiones, y Eduardo Rodríguez a la guitarra española, son la esencia de Triana. Un trío de creatividad extrema que solo truncó un maldito accidente de tráfico.
La grabación se completa con Manolo Rosa al bajo, y (ojo) Antonio García de Diego, quien años después sería uno de los músicos y compositores fundamentales para Joaquín Sabina, a la guitarra eléctrica. El primer corte del debut de Triana, ‘Abre la Puerta’ es en sí misma la mejor canción de la banda y la que resume su grandeza. Son diez minutos de rock progresivo.
Desde su inicio con un redoble de guitarras españolas junto a un piano evocador. Entran los sintetizadores, la batería. Y la música cobra sentido. Después de esta introducción, entra el quejío flamenco de Jesús De La Rosa y su esencia lírica, la instrospección del ser humano como un ejercicio de búsqueda de la verdad… y el dolor. La canción crece sin solución dentro de ti hasta llevarte a un mundo psicodélico donde lo instrumental gana terreno, con una batería salvaje, que despierta los instintos con su cadencia tribal hasta explotar en un final eléctrico del que nunca jamás podrás escapar.
Sí. Con estos diez minutos son suficientes para pasar a la historia. Pero el disco no acaba aquí. ‘Sé De Un Lugar’ es una composición orquestal desesperada de redención amatoria. Con una voz desgarrada al extremo. Donde se mezclan campanillas, atmósferas de irrealidad y de deseo. De pasión en suma. Como interludio ‘Todo Es De Color’ es una excelente versión del tema de Lole y Manuel.
‘Luminosa Mañana’ y ‘Diálogo’ son, por duración, dos ejercicios casi pop, que los hace accesibles. La primera rock desgarrado por un existencialismo que ni Kierkegaard ni Schopenhauer. “De pronto me vi como un extraño, comencé a caminar sin saber a dónde ir, sin saber. (…) Luminosa mañana, prendida de sufrimiento, hoy he visto la luz que todos llevamos dentro”. La segunda en un diálogo de amor entre el enamorado y la luna, que acaba confesándole su amor. Algo que solo puede ocurrir en el mundo de De La Rosa.
El camino hacia la gloria continúa con ‘En El Lago’, otra canción existencial y alegórica de nuevas experiencias, revolucionaria en el contexto social de la época. Nuevamente con el dolor de la búsqueda constante, “no puedo negar que me hizo daño, que mi corazón huye de ti”. Otra de las canciones favoritas de todos los seguidores de la banda. Lo merece. Pero me van a permitir que destaque sobremanera el cierre. ‘Recuerdos de Una Noche’. Una bulería rockera con aires de fandango, que incide de nuevo en una batería tribal. Musicalmente increscendo y un amor de leyenda.
1. Abre la Puerta (9:53)
2. Luminosa Mañana (4:05)
3. Recuerdos de una Noche (Bulerías 5x8) (4:42)
4. Sé de un Lugar (7:10)
5. Diálogo (4:32)
6. En el Lago (6:38)
7. Todo es de Color (2:09
La grabación se completa con Manolo Rosa al bajo, y (ojo) Antonio García de Diego, quien años después sería uno de los músicos y compositores fundamentales para Joaquín Sabina, a la guitarra eléctrica. El primer corte del debut de Triana, ‘Abre la Puerta’ es en sí misma la mejor canción de la banda y la que resume su grandeza. Son diez minutos de rock progresivo.
Desde su inicio con un redoble de guitarras españolas junto a un piano evocador. Entran los sintetizadores, la batería. Y la música cobra sentido. Después de esta introducción, entra el quejío flamenco de Jesús De La Rosa y su esencia lírica, la instrospección del ser humano como un ejercicio de búsqueda de la verdad… y el dolor. La canción crece sin solución dentro de ti hasta llevarte a un mundo psicodélico donde lo instrumental gana terreno, con una batería salvaje, que despierta los instintos con su cadencia tribal hasta explotar en un final eléctrico del que nunca jamás podrás escapar.
Sí. Con estos diez minutos son suficientes para pasar a la historia. Pero el disco no acaba aquí. ‘Sé De Un Lugar’ es una composición orquestal desesperada de redención amatoria. Con una voz desgarrada al extremo. Donde se mezclan campanillas, atmósferas de irrealidad y de deseo. De pasión en suma. Como interludio ‘Todo Es De Color’ es una excelente versión del tema de Lole y Manuel.
‘Luminosa Mañana’ y ‘Diálogo’ son, por duración, dos ejercicios casi pop, que los hace accesibles. La primera rock desgarrado por un existencialismo que ni Kierkegaard ni Schopenhauer. “De pronto me vi como un extraño, comencé a caminar sin saber a dónde ir, sin saber. (…) Luminosa mañana, prendida de sufrimiento, hoy he visto la luz que todos llevamos dentro”. La segunda en un diálogo de amor entre el enamorado y la luna, que acaba confesándole su amor. Algo que solo puede ocurrir en el mundo de De La Rosa.
El camino hacia la gloria continúa con ‘En El Lago’, otra canción existencial y alegórica de nuevas experiencias, revolucionaria en el contexto social de la época. Nuevamente con el dolor de la búsqueda constante, “no puedo negar que me hizo daño, que mi corazón huye de ti”. Otra de las canciones favoritas de todos los seguidores de la banda. Lo merece. Pero me van a permitir que destaque sobremanera el cierre. ‘Recuerdos de Una Noche’. Una bulería rockera con aires de fandango, que incide de nuevo en una batería tribal. Musicalmente increscendo y un amor de leyenda.
1. Abre la Puerta (9:53)
2. Luminosa Mañana (4:05)
3. Recuerdos de una Noche (Bulerías 5x8) (4:42)
4. Sé de un Lugar (7:10)
5. Diálogo (4:32)
6. En el Lago (6:38)
7. Todo es de Color (2:09
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