25.11.14

Orhan Pamuk "El libro negro"


Una mujer joven, Rüya, de la que su marido y a la vez primo, un joven abogado llamado Galip, está locamente enamorado, desaparece un día de su casa de Estambul, dejándole una escueta nota, sin más explicaciones y sin haber sucedido nada previamente. Rüya es una apasionada de las novelas policiacas, afición que Galip nunca ha podido entender.
Pero a su vez, Rüya es la hermanastra del más famoso columnista local, del periódico Milliyet, Celâl, amante de ocultarse tras seudónimos y de embrollar su pista para evitar ser localizado por admiradores y por su misma familia, especialmente ahora que padece con angustia una enfermedad, la peor enfermedad para un escritor: la pérdida de la memoria.

A la vez que la bella Rüya, el famoso Celâl también se halla en paradero desconocido. Durante una semana Galip los buscará por todo Estambul, pero sobre todo se verá arrojado violentamente en brazos de algo que nunca había percibido, algo que nunca había podido ni siquiera imaginar en su plácida vida de buen hijo y buen marido: el Misterio. Con él, con Galip, el lector entrará en un mundo oscuro y desconocido, lleno de inquietud, de enigmas e interrogantes. 

Novela inusitadamente ambiciosa, rica y compleja para nuestros días, desde el comienzo de El libro negro, es decir, desde la narración de un misterio plano, nítido, incuestionable —la desaparición de una joven mujer casada—, el lector o, lo que es lo mismo, el investigador, el narrador que inicia la búsqueda —Galip— se sumergirá de lleno en el mundo de lo desconocido: de la inquietud que siente ante el caos inherente a la propia ciudad (*en el bosque de edificios de la fangosa ciudad*), que ahora adquiere el tono de un caos determinado y concreto. 

Y se enfrentará sobre todo a la búsqueda de una imposible identidad que borra a todos y hace que todos deseen ser *otro*. Porque además de una historia de amor, un amor profundo y eterno, nacido en la misma infancia, El libro negro es la historia de un deslumbramiento, de una fascinación, de esa admiración sin límites por alguien —el famoso columnista y a la vez primo mayor Celâl— que representa la creación del mito, un mito que tan sólo aparece en la novela a través de sus columnas, alternadas con la narración del presente de Galip, y que, como todos los mitos, crecerá, se reinterpretará y será absorbido por cada uno a su manera, reivindicándolo como propio. 

Todos —una antigua amante abandonada, su propia familia que se cree menospreciada, un activista político que cree ver mensajes cifrados—, todos, sin excepción, creen ser los destinatarios, los interlocutores únicos de los mensajes y de las columnas y a la vez todos creen vivir en ellas la identidad que les falta: es decir, la identidad fantasma del propio y huidizo Celâl, que provoca sus sueños, sus deseos, sus pensamientos, sus aspiraciones. 

[Versión Kindle]

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