11.12.14

Milan Kundera "El libro de los amores ridiculos" 1968

Este es formalmente el único libro de cuentos de Milan Kundera y dada la circunstancia de haber sido publicado en 1968 (casi a la par de su primera novela “La broma”) podemos suponer que aquí se encuentran los primeros relatos escritos por el escritor checo. Por esa razón es que la técnica se muestra todavía sencilla, ajena a los experimentos narrativos que desarrollará posteriormente


Esta circunstancia incipiente ofrece a los lectores la ventaja de que nos sentiremos muy cómodos con la prosa y con la rapidez con la que habremos de asimilarla. Las historias contenidas tratan sobre los cortejos y conflictos concernientes a la relación de pareja; por supuesto el sexo es uno de los temas centrales, lo cual no sorprende a nadie pues el escritor Checo siempre se ha mostrado audaz en ese sentido. Lo que sí nos extraña es que el tema político se encuentra prácticamente ausente.

El título alude a las situaciones absurdas en las que los seres humanos solemos caer mientras ejercemos el constante e inevitable juego amoroso. Todos sabemos que al estar implícitos nuestros sentimientos y a veces nuestros traumas, el terreno se torna resbaloso. La idea es vernos reflejados en estos cuentos y reconocer con buen humor la ridiculez de ciertos comportamientos sexuales y amorosos.

Las dos primeros muestras “Nadie se va a reír” y “La dorada manzana del eterno deseo” representan el material más sencillo que he leído del autor checo, pues se limitan a relatar las incidencias apegándose a las reglas mínimas del relato breve. El primero de ellos trata sobre un profesor tan falto de carácter que prefiere armar un lío que afectará su trabajo y su vida amorosa, antes que sincerarse frente a un colega y decirle la verdadera opinión que tiene sobre su trabajo. El segundo, nos habla de un hombre con tanto temor al compromiso que se refugia en un flirteo continuo y sistemático frente a toda mujer que se tope en su camino. Ambos cuentos nos ofrecen personajes y temáticas interesantes pero con menos penetración psicológica. Son sólo el inicio de un volumen que promete mucho más.

El tercero: “El falso autoestop” es uno de los mejores del libro, ya que profundiza mucho mejor en el aspecto psicológico. Trata sobre una pareja joven que sin proponérselo empieza a ejercer el juego de la fantasía sexual.

Habremos de notar que el éxito de estos juegos eróticos depende de dejar atrás las inhibiciones, el falso pudor y la inseguridad machista, pues a algunas personas les resulta difícil separar los vacíos emocionales y los prejuicios a la hora dejarse llevar por el aspecto lúdico del amor.

“Symposion” representa el lance más arriesgado de este volumen. Por su extensión y por su estilo podría ser considerado un híbrido, o quizás una nouvelle de tipo coral, pues confronta el punto de vista de los personajes; además, el relato se encuentra dividido en “actos” como si fuera una obra de teatro. El argumento se limita a una conversación informal entre compañeros de trabajo, entre los cuales existen flirteos y relaciones encubiertas; algunos de los personajes se muestran fuertes y experimentados; otros débiles y decadentes. Al final, un evento trágico le dará a este relato inclasificable un giro detectivesco y todos estos elementos tan dispares conforman la fuerza de “Symposion” pero al mismo tiempo su debilidad.

“Que los muertos viejos dejen sitio a los muertos jóvenes” es otro de los mejores cuentos del libro, ya que en él podremos encontrar los valores de originalidad y destreza técnica que distinguirán a Kundera en obras posteriores. La descripción psicológica llega a profundidades insospechadas y la habilidad narrativa da mucho de qué hablar, ya que se trata de uno de esos relatos en “reversa” en donde las memorias guían a la narración cada vez más atrás en el tiempo, para de vez en cuando retornar al presente. El argumento nos habla de un encuentro amoroso aplazado por quince años entre un hombre joven y una mujer mayor, exponiendo (entre muchas otras cosas) que lo que realmente dispara el deseo no son las imágenes (el cuerpo) sino lo que éstas evocan. Excelente.

Los dos últimos cuentos “El doctor Havel al cabo de veinte años” y “Eduard y Dios” persisten en hablarnos sobre la naturaleza del deseo sexual, confirmando que los motores que disparan ese tan humano impulso no son los que solemos creer. El segundo de ellos (y último del tomo) es la gran joya del libro. Su argumento se asemeja a “Nadie se va a reír” pues el personaje principal también se muestra incapaz de mostrarse sincero consigo mismo y con los demás, siendo su ineptitud la causa del viraje tan inesperado en el curso de sus relaciones afectivas.

“Eduard y Dios” implica elementos más espinosos: la creencia en Dios y la noción de pecado. La trama nos expone como esos conceptos pueden ser utilizados para inhibir o potenciar el acto sexual. También es el único relato en el que el autor expone la situación política del país y de la época en que fue escrito (curiosamente una circunstancia totalmente contraria a la de Iberoamérica); creer en Dios es tan mal visto que procura rechazo social y obstáculos en el ascenso laboral.

El libro ofrece una sensación de ir mejorando mientras se avanza con la lectura; pasamos de lo simple a lo insondable sin que la lectura pierda su fluidez. No encontraremos comentarios al margen ni tampoco demasiados artificios narrativos (con la excepción de “Symposion“). Por todas estas consideraciones creo que esta colección puede ser una buena puerta de entrada para la literatura de Milan Kundera. Sin embargo, no podemos afirmar que sea su mejor libro porque muestra a un escritor todavía en busca de originalidad. El concepto de esta obra literaria sería superado once años después con “El libro de la risa y el olvido“, obra maestra que el lector podría abordar toda vez que haya cumplido la lectura de estos “amores ridículos”.


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