A través de la voz delirante de un sacerdote del Opus Dei, el narrador chileno afincado en Blanes Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953) traza en su nueva novela un cuadro alegórico del Chile pinochetista, cargado de fantasmas, torturadores y toques de queda. Nocturno de Chile se compone de siete cuadros que se suceden al ritmo del delirio febril del sacerdote, a lo largo de una noche de agonía.
Nocturno de Chile es la segunda obra de Bolaño ambientada en su país natal, de donde se marchó seis meses después del golpe de Estado que terminó con Salvador Allende. "Y en esos seis meses", dijo el escritor, "lo pasé realmente mal".
Precisamente la subida al poder de Allende es el punto de partida de uno de los cuadros más singulares de la obra, aquel en que Sebastián Urrutia, el sacerdote, enseña los rudimentos del marxismo a un grupo de generales golpistas, tal como efectivamente sucedió en realidad.
"Y encima los manuales que utilizaban eran los trágicamente célebres de Marta Harnecker y Eduardo Galiano, tan malos que probablemente son los responsables de que las revoluciones nunca hayan triunfado en Latinoamérica".
Otros personajes destacados son Salvador Reyes, "el único escritor chileno mencionado en las obras de Jünger", y sobre todo Farewell, pope de la crítica literaria nacional, que se hunde en una vejez balbuceante y perpetua.
Bolaño reveló que este personaje está basado en una figura histórica chilena, aunque no precisó cuál "para evitar demandas por difamación", del mismo modo que el torturador Jimmy Thompson es una transposición real de un infiltrado de la CIA en el régimen pinochetista.
Precisamente la subida al poder de Allende es el punto de partida de uno de los cuadros más singulares de la obra, aquel en que Sebastián Urrutia, el sacerdote, enseña los rudimentos del marxismo a un grupo de generales golpistas, tal como efectivamente sucedió en realidad.
"Y encima los manuales que utilizaban eran los trágicamente célebres de Marta Harnecker y Eduardo Galiano, tan malos que probablemente son los responsables de que las revoluciones nunca hayan triunfado en Latinoamérica".
Otros personajes destacados son Salvador Reyes, "el único escritor chileno mencionado en las obras de Jünger", y sobre todo Farewell, pope de la crítica literaria nacional, que se hunde en una vejez balbuceante y perpetua.
Bolaño reveló que este personaje está basado en una figura histórica chilena, aunque no precisó cuál "para evitar demandas por difamación", del mismo modo que el torturador Jimmy Thompson es una transposición real de un infiltrado de la CIA en el régimen pinochetista.
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