Cuando John Banville recibió el encargo de los herederos de Raymond Chandler para resucitar al mítico Marlowe pensó en lo divertido que hubiera sido luchar contra ellos para obtener algunas concesiones. Pero no fue así. El trámite fue muy sencillo y rápido. Banville sonríe por lo bajo después, al decir “si no no lo hubiera hecho”.
Así de fácil fue conseguir que el mejor escritor actual se pusiera en la piel de su alter ego Benjamin Black para que este emulara a su vez a Chandler. Una cabriola literaria al alcance de muy pocos. El resultado es impecable.
Rodrigo Fresán en el presentación ante la prensa del libro explicó por qué la copia puede superar al original apuntando dos razones. Banville es infinitamente mejor escritor que Chandler, en primer lugar. Y, mientras Chandler escribía sobre su tiempo, Black ha elegido esta época dorada de la novela negra a la cual ama.
Calidad y amor literarios son las claves de La rubia de ojos negros.
Una rubia impecable, trasunto de Kate Blanchett, contrata a Philip Marlowe para que localice a su amante muerto un par de meses atrás. Por sorpresa para ella se le ha cruzado en otra ciudad y teme que haya gato encerrado. Casada y proveniente de una rica familia quiere que la discreción sea la clave de la investigación. Marlowe, malherido sentimentalmente, cae rendido ante el poderío de tan maravillosa mujer
Black nos presenta a un soft Marlowe, un Marlowe blandito. Banville nos cuenta que “es blando por dentro pero que finge ser duro. Incluso flojea con los peores criminales, pues siente empatía por ellos. Black ha tratado de abrir el huevo en el que Chandler encerraba a Marlowe y sacar de allí el huevo verdadero, este soft Marlowe.
La tormentosa relación con Clare deviene en una trama complicada de drogas, cine e intereses económicos y familiares que deja más de una huella en forma de moratones y heridas a la mayoría de personajes. Algún fiambre también siembra esta historia no tan blanda como el mismo personaje. “Me encantaría que George
Clooney le interpretará” nos confiesa Banville
En este libro Marlowe está sobrepasado por el amor. La idea de que Clare estuviera enamorada de él le agrada, le hace sentir bien. Incluso al final Marlowe insiste en decir que sí, que estaba un poquito enamorada. Marlowe blando o duro sigue solo, sin amigos ni familia.
“Yo no distingo entre las novelas mías, si son buenas o no. Siento vergüenza con las novelas de Banville que intentan lograr la perfección pero no lo consiguen. Me dan nauseas ver los errores. Si eso me pasa con Banville imaginen con Black” nos dice este irlandés timido al que copa de vino blanco le vuelve algo melancólico.
“Me interesaba hablar de la inocencia romántica de un país joven. Trasplantar la sensibilidad europea vieja y cansada a un país nuevo. Mi libro es una novela romántica por que no creo que el romanticismo haya muerto. Todos somos románticos aunque digamos que no es así. Somos almas perdidas en un mundo de mayores”.
Un último detalle sobre los personajes femeninos en la novela. “En la obra de Chandler y en este libro las mujeres son como diosas. A las diosas se las adora, eso intento hacer yo con mi escritura”.
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