Enric Marco, un nonagenario barcelonés que se hizo pasar por superviviente de los campos nazis y que fue desenmascarado en mayo de 2005, después de presidir durante tres años la asociación española de los supervivientes, pronunciar centenares de conferencias, conceder numerosas entrevistas y recibir importantes distinciones.
Incluso llegó a hablar y a emocionar a los parlamentarios españoles reunidos en el congreso para rendir homenaje por primera vez a los republicanos deportados por el nazismo. “Marco, un personaje entrañable que se inventó todo un pasado, y que estuvo a punto de ser el único español en hablar públicamente en aquel gran homenaje internacional que hace años se dio a los deportados.
Solo lo frenó Benito Bermejo, un historiador que fue capaz de cuestionar aquella figura y plantear abiertamente la mentira, aquella enorme impostura”, comenta Cercas. “Bermejo demostró que Marco era todo un artista de la impostura, que aquel hombre no había llegado a pisar ningún campo de concentración.
Había estado en Alemania, sí, pero como trabajador voluntario enviado por el régimen, no como exiliado”. El caso dio la vuelta al mundo y convirtió a Marco en el gran impostor y el gran maldito.
Ahora, casi una década más tarde, Javier Cercas estudia en una novela que es combinación de muchos géneros –narración, crónica, ensayo y biografía–, el enigma del personaje, su verdad y sus falsedades y, a través de esa indagación que recorre casi un siglo de la historia española, bucea en lo más profundo de nosotros mismos: la infinita capacidad para autoengañarnos, el conformismo, la necesidad de afecto…
“Una especie de thriller de indagación en medio de una enorme telaraña de mentiras y falsas pistas”, apunta el autor que reconoce en Marco una asombrosa capacidad para el histrionismo.
“Aunque lo verdaderamente asombroso era su absoluta normalidad. Si lo mirásemos con una lente de aumento, este hombre representa lo que todos somos: unos mentirosos, en mayor o menor medida. Un hombre que busca ser admirado, que le consideren un héroe. No quiere conformarse con la pobre realidad que vivimos… busca construirse a sí mismo, como si fuese un novelista de su propia vida, de su propio pasado”
Solo lo frenó Benito Bermejo, un historiador que fue capaz de cuestionar aquella figura y plantear abiertamente la mentira, aquella enorme impostura”, comenta Cercas. “Bermejo demostró que Marco era todo un artista de la impostura, que aquel hombre no había llegado a pisar ningún campo de concentración.
Había estado en Alemania, sí, pero como trabajador voluntario enviado por el régimen, no como exiliado”. El caso dio la vuelta al mundo y convirtió a Marco en el gran impostor y el gran maldito.
Ahora, casi una década más tarde, Javier Cercas estudia en una novela que es combinación de muchos géneros –narración, crónica, ensayo y biografía–, el enigma del personaje, su verdad y sus falsedades y, a través de esa indagación que recorre casi un siglo de la historia española, bucea en lo más profundo de nosotros mismos: la infinita capacidad para autoengañarnos, el conformismo, la necesidad de afecto…
“Una especie de thriller de indagación en medio de una enorme telaraña de mentiras y falsas pistas”, apunta el autor que reconoce en Marco una asombrosa capacidad para el histrionismo.
“Aunque lo verdaderamente asombroso era su absoluta normalidad. Si lo mirásemos con una lente de aumento, este hombre representa lo que todos somos: unos mentirosos, en mayor o menor medida. Un hombre que busca ser admirado, que le consideren un héroe. No quiere conformarse con la pobre realidad que vivimos… busca construirse a sí mismo, como si fuese un novelista de su propia vida, de su propio pasado”
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