Dublín, años cincuenta, el continuo mal tiempo, la posguerra y la represión por parte de la Iglesia Católica propician un ambiente sórdido de prostitución, abortos, sexo y crímenes en los cuales el patólogo forense Quirke se ve envuelto lateralmente. Con una vida familiar convulsa, enredado en la bebida, padre de una hija con trato tenso y asqueado por la hipocresía y mojigatería de una sociedad demasiado reprimida este hombre incapaz de ordenar su propia vida usa su curiosidad para resolver algunos crímenes cercanos.
Benjamin Black une la novela policíaca clásica con la prosa literaria de Banville para crear un producto intermedio pero diferente de ambos.
John Banville ha permitido a su pseudónimo escribir aquello que el mismo no podía ni quería hacer. Ponerse delante del ordenador a escribir, avanzar páginas en un día, no intentar atrapar durante horas la palabra exacta son cosas que Banville no puede permitirse en sus obras pero que Black sí. ¿Quiere decir esto que Black es un subproducto de Banville, que Banville piensa y Black mira?
No exactamente, el autor nos dice: “los escritos de Banville están guiados por sueños y reflexiones mientras los de Black lo están por los argumentos, los personajes y la acción”. Diferentes guías, diferentes resultados.
No exactamente, el autor nos dice: “los escritos de Banville están guiados por sueños y reflexiones mientras los de Black lo están por los argumentos, los personajes y la acción”. Diferentes guías, diferentes resultados.
Pese a todo confesó no estar muy seguro de lo que hacía ya que “la edad trae más confusión que sabiduría”.
En busca de April plantea la desaparición de una chica, April, ligera de cascos pero a la vez doctora de un hospital, amiga de la hija de Quirke y sobrina de un ministro. Los argumentos y la escenificación han sido extraídos de la infancia del autor en la cual excava para hallar el material necesario. La educación católica de aquel tiempo y su presión social percibida en la niñez se plasman en su obra.
Quirke cuenta con dos contrapuntos en su investigación, su cuñado Malachy un obstetra que le hace de Watson, y el inspector Hackett, brazo armado de la ley que colabora haciendo el trabajo ‘oficial’. El resultado según el escritor irlandés “es que Quirke podría ser cualquiera de nosotros puesto que con curiosidad y decisión” podríamos averiguar cosas que nos llaman la atención hasta el final.
En las obras de Quirke abundan las descripciones, tanto físicas como locales, incluso los automóviles, los bares y los apartamentos forman parte del escenario. “La trama no importa, si no que los gestos y forma de actuar de los personajes muestran la vida como realmente es”.
Una de las diferencias con otros autores de novela negra es el tratamiento de la víctima, abandonada después de muerta por muchos de ellos y verdadera protagonista en los casos de Quirke. El conocimiento que obtenemos de ella parte de quienes la trataron, dándonos diferentes imágenes subjetivas para crear un conjunto unificado.
En cualquier caso Black no quisiera ni tener víctimas, “la novela negra perfecta es aquella en la que al final no se ha cometido ningún delito”.
En busca de April nos lleva a un mundo donde las mujeres son denostadas por el simple hecho de serlos, donde la presión social es muy grande y donde la bebida o el crimen se ven como únicas salidas.
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