La historia de esta delirante novela policiaca y social está sacada del asalto a un banco de San Fernando (Argentina) en 1965. El escritor investigó el caso, pudiendo acceder a toda la documentación confidencial y periodística de aquellas fechas, de un suceso que conmovió a la sociedad produciendo abundancia de noticias sobre el macabro fenómeno social del emocional acontecimiento.
Tras esa laboriosa búsqueda documental la pluma de Piglia logró darle vida y esplendor literario semejante a una tragedia griega contemporánea. Lo que con el tiempo transcurrido se ha convertido en una de las excelentes novelas del género policíaco Latinoamericano, fruto de limpio e implacable ritmo narrativo lleno de diálogos envolventes entre los personajes, esclavos, al fin de cuentas de sus peliagudas circunstancias sociales. Comparable historia que se puede semejar por la temática A sangre fría de Truman Capote.
La historia de la aventura siniestra se inicia en septiembre de 1965 con un preparado y bien planificado asalto a un banco en San Fernando, provincia de Buenos Aires.
En tan estudiado propósito además del equipo de ladrones profesionales, participaron desde un segundo plano, elementos políticos, los cuales, según lo acordado, por facilitar información y estrategia para el asalto al furgón de seguridad portador de los caudales, se llevarían su parte del botín, algo que “pese al mutismo de los jefes policiales, trascendió surgiendo pistas firmes que llevarían a los investigadores hacia los contactos políticos de la banda”
Aquí las suposiciones para emprender las investigaciones. En la segunda secuencia, sin embargo, se medita durante la huida tras el atraco, cuando los maleantes deciden traicionar a los socios y escapar con todo el dinero.
En tan estudiado propósito además del equipo de ladrones profesionales, participaron desde un segundo plano, elementos políticos, los cuales, según lo acordado, por facilitar información y estrategia para el asalto al furgón de seguridad portador de los caudales, se llevarían su parte del botín, algo que “pese al mutismo de los jefes policiales, trascendió surgiendo pistas firmes que llevarían a los investigadores hacia los contactos políticos de la banda”
Aquí las suposiciones para emprender las investigaciones. En la segunda secuencia, sin embargo, se medita durante la huida tras el atraco, cuando los maleantes deciden traicionar a los socios y escapar con todo el dinero.
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