12.7.16

Isabel Allende "Retrato en sepia" (2000)

Por otra parte, el relato -una novela de aprendizaje- se estructura alrededor de la existencia de una mujer que narra abundantes y suculentos secretos familiares. El lector, sin embargo, irá avanzando entre silencios que irán desvelándose poco a poco, manteniendo un ritmo constante, pese a que ésta cambie espacialmente desde San Francisco, en los EE.UU., donde se inicia, hasta Santiago de Chile y un latifundio próximo ya a la frontera argentina

Una vez más se utilizarán recursos orales y no se alejará mucho de los mecanismos de las novelas de folletín. Porque, en efecto, los considerables enredos familiares se desenredan y llegaremos a conocer en las últimas páginas hasta el significado de un sueño que atormentará a la protagonista. Sin embargo, la verdadera clave de la historia, el personaje que es tratado con mayor mimo, será Paulina del Valle, la abuela. Será éste un personaje vitalista, extraordinario también en su aspecto y en la genial perspicacia hacia los negocios.

No pueden faltar los misterios, los de una niña que se deja a los cuidados de esta abuela, cuando la otra, Eliza Sommers, casada con un médico chino, decide acompañar el cadáver de su esposo hasta sus tierras de origen. De ella volveremos a saber de nuevo al final y su historia no será menos apasionante.

Teñida por el romanticismo de la época, por los inicios de la emancipación femenina, la perspectiva desde la que escribe Isabel Allende es femenina y prefeminista. Excepcional resulta asimismo la figura de Williams, que pasará de mayordomo a marido de conveniencia de Paulina. Lynn, la madre, de una exagerada belleza, será seducida por Matías casi por apuesta, redimida por Severo y morirá de parto. Su hija, la narradora, permanecerá en el hogar de sus abuelos. Cuando se escape de la mansión de Paulina, tras la muerte de Tao Chi’en, será raptada por los clanes chinos, quienes trafican con la “sing-song girls” (niñas raptadas en China y vendidas en San Francisco como prostitutas) pero su afortunado tío Lucky dará con ella y la reintegrará a la familia.

La zona fundamental de la trama se desarrolla en Chile, descrito nerudianamente en la página 113, aunque la opinión sobre los chilenos contraste con la belleza de sus paisajes en boca de Nívea: “Había que saber de dónde veníamos para entender nuestra vena brutal, dijo, nuestros antepasados eran los más aguerridos y crueles conquistadores españoles […]. Se mezclaron con los araucanos […], único pueblo del continente jamás sojuzgado”. No faltan las descripciones costumbristas de la alta sociedad de Santiago y de sus clases populares, ni las dificultades que habrá de superar la protagonista y narradora para seguir su vocación de fotógrafa.

Conocerá a su futuro marido, Diego Domínguez, en París, pero su fracaso le habrá de permitir trazar la oposición entre la sociedad rural latifundista y la capitalina en búsqueda del progreso. La aparición de su último amor, Ivan Rodovic, permite apreciar el carácter folletinesco del relato. Multitud de historias se entrecruzan, los amores resultan siempre apasionados, incluso el de Severo del Valle y Nívea, con sus quince hijos; la pasión del maestro de fotógrafos, Ribero, quien pese a la ceguera sigue interesándose por las nuevas técnicas; los amores adúlteros de su marido con su cuñada. No dejará de ser curiosa la referencia a la matanza de Iquique (1907), en la página 315, próxima a un discutido episodio de Cien años de soledad.

La novela se entiende, pues, como el desarrollo de la memoria y las varias historias resultan memorias que conformarán la perspectiva general. Retrato en sepia viene a completar un mundo narrativo anterior, pero Isabel Allende, sin renunciar al toque de manierismo del “realismo” mágico, por su cuidado estilo y por la exaltación romántica de las acciones de sus personajes, ha diseñado este tapiz histórico con la artesanía de la experiencia.

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