‘Y las montañas hablaron’ encierra múltiples historias, protagonizadas por diferentes personajes, emplazadas en diversas ciudades del mundo y en años distintos, pero que comparten tronco y raíces; en este caso, se trata del relato de varias generaciones de una misma familia afgana que abarca desde 1952 hasta nuestros días.
La novela arranca en una remota y desolada aldea de Afganistán, Shadbagh, donde una humilde familia campesina decide dar en adopción a su hija pequeña, Pari, de tres años, separándola de Abdulá, el hijo mayor de 10, que hasta ahora había cuidado de ella.
Con la venta de uno, los padres se aseguran mantener al resto y una vida mejor. “Sólo hubo unas palabras por parte de Parwana: `Tenía que ser ella. Lo siento, Abdulá. Tenía que ser ella´. El dedo cortado para salvar la mano”.
Con la venta de uno, los padres se aseguran mantener al resto y una vida mejor. “Sólo hubo unas palabras por parte de Parwana: `Tenía que ser ella. Lo siento, Abdulá. Tenía que ser ella´. El dedo cortado para salvar la mano”.
Tras demostrar con creces sus buenas dotes de narrador en sus dos primeras novelas, Khaled Hosseini da un giro más y se atreve con un texto que se asemeja a un caleidoscopio, que gira y gira sobre una misma historia, pero que va enriqueciendo, en cada vuelta o capítulo, con nuevas tramas, nuevos personajes, nuevas imágenes.
Además, en algunas rotaciones, esos espejos devuelven al lector reflejos conocidos (un roble gigantesco, una fotografía, una casa, por ejemplo) que vienen a recordar que el relato de fondo, del que parte todo, comienza con la separación de los dos
Además, en algunas rotaciones, esos espejos devuelven al lector reflejos conocidos (un roble gigantesco, una fotografía, una casa, por ejemplo) que vienen a recordar que el relato de fondo, del que parte todo, comienza con la separación de los dos
[Versión Kindle]
No hay comentarios:
Publicar un comentario