La primera parte fue muy profesional pero en ocasiones un tanto previsible (y con un Fripp algo autista con sus auriculares, aunque es un gozo escuchar su guitarra incendiaria en vivo), cuando la banda se ha caracterizado siempre por el factor sorpresa. Así, por ejemplo, “Epitaph” sonaba calcadita al original, mientras que “Vrooom” carecía de la contundencia merecida, pese a los tres baterías. Y con la tremenda “The ConstruKction of Light” vino un auténtico coitus interruptus: tras la parte instrumental cortaron el tema, justo cuando empezaba la estupenda melodía creada por Adrian Belew. Naturalmente, para gustos colores: el día anterior tocaron las torrenciales “Lark’s Tongues in Aspic pt. I” y “Sailor’s Tale”, dos piezas que se echaron en falta en esta segunda noche en Barcelona y que el abajo firmante hubiera preferido a la citada versión descafeinada de “Vrooom” o a “A Scarcity of Miracles”
La segunda mitad del concierto tuvo más sorpresas y un nivel altísimo, y se fueron apreciando mejor los matices aportados por el saxo y la flauta de Mel Collins, las percusiones de los tres baterías (aunque Jeremy Stacey también ejercía de teclista) o los bajos de Tony Levin (se escuchaba cada nota que hacía, cuando en general el bajo en los directos a menudo queda diluido en las mezclas). Jakko Jakszyk es un guitarrista y cantante correcto, pero apenas arriesga, y eso en King Crimson no es precisamente un halago. Resulta a menudo demasiado impersonal, nada que ver con el estratosférico Belew. Como compositor aporta su granito de arena en “Meltdown” (quizás la mejor pieza de los recientes Crimson) y cambió la melodía de “Indiscipline”, una neurótica pieza que funciona mejor en vivo que en disco (la única que tocaron de la trilogía de los 80).
“Easy Money” fue uno de los momentos cumbre de la noche, con una de esas bonitas improvisaciones que solía hacer el grupo a mediados de los 70. Destacaron también “The Letters” (con un Collins evocando el fantasma de John Coltrane), una remozada “The Talking Drum” y “Lark’s Tongues in Aspic pt. II”. El broche de oro fueron los dos temas finales: la mágica “Starless” (protagonismo absoluto de Pat Mastelotto, emulando al añorado Bill Bruford) con las luces del local en rojo, y “21st Century Schizoid Man” (pletórico Gavin Harrison, ex batería de Porcupine Tree), con ese vendaval sonoro marca de la casa. Teniendo en cuenta que en cada encarnación el combo carmesí siempre mira mucho más al futuro que al pasado, ¿estamos ante una gira de “grandes éxitos” de despedida? Sólo Fripp lo sabe
Texto: Jordi Planas
Ruta 66
No hay comentarios:
Publicar un comentario