6.4.17

Alice Cooper "Billion Dollar Babies" 1973

Bien. En 1973, Alice Cooper Band son la banda más grande de la escena, al nivel de Zeppelin, los Stones y Pink Floyd. Han llegado a un punto en su carrera en que pueden permitirse todo tipo de maniobras. El Alice Cooper personaje se codea con la realeza del cine y la televisión, ha comenzado a jugar al Golf, y a su alrededor empiezan a revolotear insectos que zumban en sus oídos, y sugieren que podría iniciar una carrera en solitario


El ritmo de la banda no ha parado, a “Killer” le siguió otro bombazo, “School´s Out”, y el quinteto es reclamado para actuar en directo a ambos lados del atlántico. Pese al entorno megalómano en que se desenvuelven, el núcleo de la banda se esfuerza en mantener su unidad, el humor y la ilusión por grabar música, constantes que han regido su trayectoria desde los primeros tiempos, y que les han servido para llegar a la cima. Se ven a sí mismos, con la camaradería que siempre les caracterizó, como los chicos del billón de dólares, y deciden titular así al siguiente vástago de la prole.

El disco se grabará en Londres, por el estudio pasará la flor y la nata del negocio a saludarles, y cuenta la historia que, de uno de los encuentros en la sala de grabación entre una constelación de estrellas (Elton John, Charlie Watts, Ron Wood…), Bob Ezrin puso a grabar la que pensaba iba a quedar como la jam más famosa de todos los tiempos, arruinada tan pronto como un Keith Moon borracho como una cuba y pasadísimo de vueltas arranca de sus manos a Marc Bolan su guitarra y la estampa contra la batería de Neal Smith. Genio y figura el difunto drummer de The Who.

Por allí también anda Donovan, un cantautor escocés cuyo mundo parecería diametralmente opuesto al reino de pesadillas de Alice Cooper para cualquiera excepto para este último, que le invita a cantar con él a dúo en el title track.

Tan interesante como el contenido musical que rodea al disco es la sesión fotográfica para la contraportada. En una recordada imagen, la banda posa rodeada de billetes, conejillos, y un bebe, una niña, hija de la representante de Alice en Europa, maquillada por el propio vocalista, que fallecerá en trágicas circunstancias años después, como si el Anticristo hubiera reclamado un tributo, en forma de la más inocente de las criaturas, por trabajar con Alice, el que canta a los bebés muertos:

Sobre los billetes se conoce otra anécdota mucho más divertida: Posaron con un millón de dólares reales, ningún banco en la capital inglesa quería prestarlos, y al final un elenco de agentes de seguridad se personó en el estudio con los billetes. Los tipos esperaron con profesionalidad y rigor a que aquellos cinco melenudos americanos se hicieran las fotos, y después invitaron al grupo a permanecer en la sala mientras cada billete era debidamente contabilizado. Glen Buxton escondió durante unos minutos un billete de 20 dólares, solo para tocar los cojones a los escrupulosos guardianes del tesoro británico.

El grupo era muy grande, podía permitirse esas veleidades, pero interiormente habían surgido los problemas inherentes al estilo de vida de las leyendas del Rock. Alice era la imagen de la banda, por su condición de frontman y comunicador nato; su nombre artístico coincidía con el del quinteto, y mucha gente pensaba que era el líder en solitario, siendo sus cuatro compañeros la banda de acompañamiento. Comenzaron a surgir resquemores, en especial entre Michael Bruce, el compositor más prolífico del combo, y el productor Bob Ezrin, y el alcoholismo de Buxton estaba convirtiéndose en un serio problema. Cada vez más aislado, al parecer apenas grabó unas cuantas partes de guitarra para el disco, siendo reemplazado por músicos de sesión. Esta circunstancia no era nueva; durante la grabación de “Killer” ya contaron con un invitado de lujo que suplió a Buxton en unos cuantos solos, el blues rocker Rick Derringer.

Pese a todo, “Billion Dollar Babies” es otra obra maestra, la cuarta consecutiva que editaba la banda. Se abre con “Hello Hooray”, una canción escrita por un autor de los 60 llamado Rolf Kemp, que el grupo hace suya con pasmosa naturalidad. A destacar como siempre los arreglos orquestales de Ezrin, que encajan de fábula en un tema aparentemente rockero sin demasiada historia, y la chulería y seguridad en sí mismo con que canta Alice.

Tenemos también dos temas de coña, de esos que tanto divertían a los cinco músicos cuando se relajaban y daban con ese nivel de química que les hacía superiores al resto, “Raped and Freezin´”, sobre un pobre diablo que es secuestrado y violado por una amazona que le recoge en la carretera, y que cuenta con un curioso interludio de música mariachi hacia el final, y “Unfinished Sweet”, surrealista historia de un tipo que se duerme en la consulta del dentista y sueña que es un personaje de James Bond. Al igual que en el tema “Gutter Cat vs the Jets”, del anterior “School´s Out”, habían rendido homenaje a la peli “West Side Story”, aquí introdujeron las conocidas melodías de las películas de espías de la época. En directo, la canción era escenificada con la presencia de un diente gigante, interpretado por Cindy, hermana de Neal Smith y esposa de Dennis Dunaway.

“Mary Ann” es una sarcástica balada de piano que Alice entona con falsa dulzura, dedicada a la censora y detractora del grupo, Mary Ann Whitehouse, como he contado en la reseña de “Killer”, y “Generation Landlside” es una joya luminosa y exótica, llena de nervio, con unas percusiones, unos sonidos acústicos, un punteo final y una armónica excelentes, compuesta durante un viaje de desintoxicación del trabajo en Londres que la banda realizó a las Islas Canarias, estrenando hoteles en la costa para ellos solos, y dándose de puñetazos por la noche en los garitos con los indígenas, canariones y chicharreros que no vieron con buenos ojos a los recién llegados cortejando a sus bellísimas mujeres canarias.

De todos modos, el grueso del álbum lo conforman el mágico, hipnótico tema título, otro de los hits por excelencia de la banda, con su hechizante latido, el inconfundible juego de la batería de Smith al comienzo, su letra encantada, y el contraste de las voces de Cooper y Donovan, la también conocidísima y pegadiza “No More mr Nice Guy”, puro rock con alma de fuego y raíces en el sonido Detroit, temazo ideal para los directos, y el single “Elected”, donde Alice se propone para candidato a la presencia del Gobierno de los Estados Unidos, maniobra que muchos ciudadanos creyeron real, y se interesaron en las votaciones por las papeletas de la candidatura Alice Cooper. El tema es una actualización de una tonada llamada “Reflected”, que incluyeron en su debut, “Pretties for You”, de 1969.

Y las dos últimas, que no podían faltar, representantes una vez más del lado más macabro y siniestro de Alice Cooper, las perversas y enfermizas “Sick Things” y “I Love the Dead”. Imaginería escabrosa y tétrica, letras monumentales, ambientación logradísima de lóbrega sala de torturas, la voz del genio que produce, literalmente, escalofríos -esos "I love the Dead/ Before they´re cold/ No Farewells, no goodbyes..."-, y dos nuevos clásicos que raras veces faltan en sus conciertos.

Esto es “BIllion Dollar Babies”, broche de oro a una de las mejores tetralogías en la historia de la música.

1. Hello Hooray

2. Raped and Freezin

3. Elected

4. Billion Dollar Babies

5. Unfinished Sweet

6. No More Mr Nice Guy

7. Generation Landslide

8.x-Sick Things

9. Mary Ann

10. I Love the Dead


Alice Cooper: Voz, Armónica

Glen Buxton: Guitarra

Michael Bruce: Guitarra

Dennis Dunaway: Bajo

Neal Smith: Batería

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