14.6.16

Enrique Vila-Matas "Y Pasavento ya no estaba" Editado en Argentina (2008)

No sabía lo que pasaba, pero sentía la necesidad de seguir escribiendo acerca de los temas centrales de ese libro, como si hubiera comprendido la profundidad real de los mismos demasiado tarde, cuando ya mi novela estaba en las librerías.Siempre ha sido así en mi vida. Un amigo dice una frase y no la entiendo y acabo comprendiéndola muchos años después. Esto no es raro, pero sí es extraña esa capacidad para memorizar todas las frases que en su momento no entiendo. ¿Cómo puede uno pasarse la vida recordando frases incomprensibles o, lo que es peor, tardando tanto en hallarles un sentido (...)
ADVERTENCIA

Salvo Gombrowicz en seis horas y cuarto, Ventanas de la alta madrugada y Un plato fuerte de la China destruida (textos que relaciono aleatoria y afectuosamente con Argentina), el resto de los textos incluidos en este libro fueron escritos después de mi novela Doctor Pasavento. El aire de familia les viene dado por el eco y la nostalgia que a veces se nota respecto al tema de la desaparición, que a su vez era el tema de Doctor Pasavento, aunque en realidad de lo que de verdad se hablaba en ese libro era de la dificultad de no ser nadie.

         Muchos años después de terminados, los libros siguen persiguiéndome. Es más, por lo general, no entiendo de que trataba realmente aquel libro o aquel otro hasta muchos años después, que es cuando empiezo a ver en profundidad de qué en realidad estuve yo hablando en aquella novela, o en aquel cuento. Y así ha llegado a ocurrirme que, por ejemplo, en Munich, en la presentación de Bartebly y compañía en su versión alemana, Michael Krüger, el escritor que hizo la introducción en público, me dejara sorprendido cuando calificó de profundamente angustioso el tema de los escritores que dejan de escribir. Me reía aquel día yo en secreto pensando que los alemanes son demasidao serios y profundos, hasta que, años después de aquella presentación, comprendí de pronto una tarde, con extrema y terrible nitidez, a qué había estado refiriéndose Krüger en su introducción de hacía ya muchas tardes en Munich; comprendí de golpe la angustia de la que hablaba y sobre la que yo había perorado en Bartebly y compañía sin darme cuenta.

         Lo mismo me sucedió al publicar Doctor Pasavento. No sabía lo que pasaba, pero sentía la necesidad de seguir escribiendo acerca de los temas centrales de ese libro, como si hubiera comprendido la profundidad real de los mismos demasiado tarde, cuando ya mi novela estaba en las librerías.

         Siempre ha sido así en mi vida. Un amigo dice una frase y no la entiendo y acabo comprendiéndola muchos años después. Esto no es raro, pero sí es extraña esa capacidad para memorizar todas las frases que en su momento no entiendo. ¿Cómo puede uno pasarse la vida recordando frases incomprensibles o, lo que es peor, tardando tanto en hallarles un sentido (...)

No hay comentarios:

Publicar un comentario