Milan Kundera se sirve a la vez de una novela francesa del siglo XVIII y de una excursión que a él y a su mujer se les antoja hacer a un castillo de Francia convertido en hotel, para ir dando vida a una serie de personajes del pasado y del presente que terminan coincidiendo en un congreso de entomólogos que se celebra en sus salones.
Personajes e historias de ayer y de hoy van entrelazándose de tal manera que a nadie sorprenderá, por ejemplo, que un hombre enfundado en un casco de motociclista, azorado e impaciente, se aleje en su moto a toda velocidad, mientras otro, con una peluca blanca, adormilado y ensimismado, se sube a una calesa que parece salida de una estampa del pasado : el primero desea sin duda dejar algo tras de sí a toda prisa ; el segundo, en cambio, parece disponerse a rememorar, al paso lento del caballo, la noche que acaba de pasar con la intrigante y seductora Madame de T.
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