1.2.20

Sergi Pàmies " Si menges una llimona sense fer ganyotes" 2007

No es la primera vez que Sergi Pàmies se adentra en el territorio del cuento, donde podemos encontrar algunas de las mejores creaciones del escritor. El presente volumen se compone de un manojo de veinte relatos brevísimos -alguno de ellos en las lindes de lo que suele rotularse como microrrelato-, traducidos del catalán por el propio autor y precedidos de un elogioso prólogo de Enrique Vila-Matas.
Se diría que Pàmies experimenta con cada cuento, intentando saltar fuera de los cauces previsibles, siguiendo derroteros narrativos que nada tienen que ver con los planteamientos tradicionales de esta modalidad literaria, recortando y podando todo aquello que pueda parecer superfluo, en busca de una intensidad conseguida mediante la sugerencia y la búsqueda de correspondencias simbólicas nacidas de situaciones en apariencia triviales e incluso anodinas. Lo importante no son los motivos -siempre relacionados con un reducido haz de problemas generales-, sino la originalidad de los desarrollos

Cuentos como los titulados “Destinatarios” o “Escabeche” abordan con originalidad la soledad del ser humano, que se incrementa con el motivo del matrimonio roto en “La Virgen está lavando” o en “Precisamente hablábamos de ti”, que cierra el conjunto. Se reitera, en efecto, el personaje solitario y nostálgico, indeciso, con un pasado sentimental pobre e insuficiente (“La vida dulce”). Pàmies tiene una gran habilidad para plantear situaciones e historias de larga duración en muy poca superficie textual, como sucede en “Sangre de nuestra sangre”, donde los procedimientos de condensación permiten plasmar la relación de una niña con sus padres desde el nacimiento hasta la adolescencia en apenas cinco páginas, donde caben, además, reflexiones implícitas sobre la educación, la libertad y las diferencias generacionales.

En un terreno completamente distinto, “Convalecencia” constituye una inquietante exploración de algunas de las vetas más oscuras del ser humano, aparte de insistir en el recurrente problema de la soledad. Otro modelo de construcción de extraordinaria intensidad, que podría figurar por derecho propio en cualquier exigente antología del género cuentístico, es “Como dos gotas de agua”, donde la portentosa prolongación de un hecho que dura apenas unas fracciones de segundo da lugar a un audaz desenlace alegórico que aún podría haber sido más intenso si se hubieran podado algunas referencias demasiado explícitas que lo anticipan.

En varios de estos relatos asoma también, de forma encubierta o claramente simbólica, la cuestión de la creación artística y del papel de la literatura, y no es poco mérito el del escritor haber logrado transformar en entidades narrativas asuntos de esta naturaleza. Los cuentos titulados “Nuestra guerra” y “Ficción” ilustran muy bien acerca de las relaciones entre ficción y realidad. Idéntica maestría para crear relatos nacidos de la corporeización de lo abstracto es la que da lugar a un cuento como “La excursión”, donde el conflicto generacional es un barranco angustioso al final de un paseo. “Brindis” es un experimento narrativo -sostenido con extremada destreza- de tiempo dilatado, de escenas múltiples desarrolladas a lo largo de varios días que suceden en la mente del personaje durante tan sólo unos segundos. Mención aparte merece, por su densidad y su hondura alegórica, el cuento titulado “El pozo”, y también el brevísimo “La fotografía”. Ambos nos proyectan hacia un trasmundo o una oscuridad que hace pensar en Poe, con la proeza añadida de ser los relatos más escuetos del volumen. A pesar de que no todos los textos alcanzan esta altura, el libro de Pàmies no defraudará a los degustadores del cuento breve, gracias a la originalidad e intensidad de muchas de estas narraciones.

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