Cuando su tuberculosis ya se había extendido a su garganta, haciendo que le resultara casi imposible tragar, Kafka escribió el que sería su penúltimo relato. A modo de testamento, «un artista del hambre» es una deslumbrante evocación de las dificultades que entraña la creación artística.El protagonista es una arquetípica creación de Kafka, un individuo marginado y victimizado por la sociedad. La historia detalla la decadencia y muerte de un artista ayunador profesional de un circo que se muere de hambre en una jaula.Según dicen, éste fue uno de los pocos textos que Kafka no ordenó quemar.
En una carta a Milena Jesenká definió a su personaje como: «Un hombre condenado a mirar al mundo con una claridad tan enceguecedora que éste le resultó insoportable y se encaminó hacia la muerte».Igual que «La metamorfosis», «Un artista del hambre» presenta el aislamiento de un personaje de la sociedad y, a los demás hombres, como crueles objetos detrás del favor amablemente hipócrita de cada día: «Y alzaba la vista para mirar los ojos de las señoritas, en apariencia tan amables, en realidad tan crueles…».El mundo exterior de Kafka, es el espectador que satisface su malestar sólo con el hecho de ver a un hombre-bestia. A un hombre cuyo delicado tormento es la mueca para que el público, debido a su esnobismo o no, padezca con el personaje de ficción, en algún momento alter ego de Kafka, «es como una persona desnuda en medio de la gente vestida».
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