Una de las piezas fundamentales del minimalismo y la obra que cimentó las bases de la reputación de Steve Reich, se trata en esencia de 18 músicos llevando al extremo más complejo el periodo minimalista más creativo del compositor estadounidense.
El temple de la obra es eminentemente hipnótico, repetitivo, todo el concurso de voces y diversos instrumentos crean un vaivén incorrompible, donde sonidos varios y de todas direcciones desembocan directamente en nuestras cabezas, una obra que hizo de los músicos que la interpretaban, una comunidad casi consanguínea. Excelente.
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