Después de un fenomenal disco debut, cuyo valor simbólico es incuestionable debido a que, gracias a él, la música británica empezño a transformarse poco a poco como una realidad, unos jovencísimos The Rolling Stones acometían, en 1964, el lanzamiento de su segundo disco.
Supuso un paso adelante por varios motivos: en primer lugar, la producción, mucho más nítida, elaborada, envolvente, con un Mick Jagger que suena mucho más natural, unos arreglos más elaborados; Brian Jones adquiriendo más protagonismo; y una nota de música pop predominante desde la primera y la última canción, combinándolo a la perfección con el rockabilly de los cincuenta –ojo a los teclados de Stewart aquí- y unas melodías que, al igual que sucede con los primeros discos de los Fab Four o The Who, logran que las canciones inofensivas en apariencia, aquéllas que muestran un cierto toque dulce, se vean compensadas con un encanto y una instrumentación tremenda.
¿Menos blues? Sí, quizá sí. ¿Más elementos tradicionales de la música popular inglesa? También. Lo que nadie puede negar es una cosa: aun buscando su sonido, la frescura y lo bien que siguen envejeciendo estos trabajos, pese a que se muestren refractarios a tocar algunas de su primera época –salvo Ruby Tuesday, As Tears Go By o Let´s Spend The Night Together-, poseían y poseen un abanico tan amplio, que si quisieran, podrían hacer miles de set-list diferentes, contentando así a la parroquia; pero todo el mundo sabe quién es Mick Jagger y la forma, casi obsesiva en la que controla todo, incluso después de cincuenta y dos años de trayectoria musical.
Aquí se destaparían poco a poco como unos excelentes revisadores de canciones tanto americanas como de su propia tierra. La prueba de ello es la pasmosa habilidad, sobre todo de un Brian Jones pletórica, de saber llevarse a su terreno canciones cuya esencia poco o nada tiene que ver con lo que la banda hacía por aquel entonces. 12 x5, sorprendentemente salió en Estados Unidos antes que en Reino Unido.
El disco editado al otro lado del Atlántico contenía, entre otras cosas, una gran constelación de singles con trato preferencial sobre la británica, amén de el EP 5 x 5. Todo lo demás no se grabó en un estudio, como mandan los cánones, sino que, aprovechando el momento dulce que estaban viviendo, aprovecharon la magia del directo para inspirarse. En contadísimas ocasiones, visitaron el estudio para este trabajo.
Arrancan con esos honores que solían tributarle a Muddy Waters en un tema esencialmente propio del sur de Estados Unidos como Around and Around con especial protagonismo para Richards en la ejecución instrumental y con Brian Jones como compositor estelar. Impecable, enérgico a la par que elegante, los británicos suenan cristalinos, en parte por el teclado de Ian Stewart y fieros por la forma en la que Charlie acelera a partir del 1:43, consiguiendo una canción más explosiva de lo que cabría esperar.
Confessin The Blues muestra los primeros indicios de lo que sería el Mick Jagger de su trayectoria musical: pasión, elegancia, estilo, una habilidad para adaptarse a los bluesman negros, confirmándolo, por aquella época, como un talento bluesman blanco; al igual que el malogrado Brian Jones, tomando las riendas de la canción, rasgueando y punteando como si hubiese transmutado su figura en la Lee Hooker. Impresionante la capacidad de este hombre en imitar el sonido Chicago a la música de Sus Satánicas.
Empty Heart traslada a una hermosa balada como es Time Is On My Side, marcando el camino para otros que tampoco tardarían en explotar como los Who, quienes, en sus dos primeros trabajos, adaptaron el sonido stoniano a sus composiciones. Aparte de mostrar una habilidad proverbial para combinar salvajismo –lo que en aquella época era denominado así-, con baladas que parecen casi arreglos florales, les hizo merecedores en su momento de la mejor banda del momento. Genial la armónica de Mick, los punteos entrecurzados de Jones y Richards, la elegante y sencilla línea de bajo de Wyman y los coros rematan una de las mejores canciones del disco.
Good Times, Bad Times, hecha a imagen y semejanza para el lucimiento de sus dos guitarristas, demuestra la compenetración que Brian y Keith tenían por aquella época, trasladado a la magia del hombre del cigarrillo eterno tocando una guitarra de doce cuerdas como Apolo su lira, repitiéndose la historia sólo que con actores diferentes, siendo el rubio guitarrista quien toma la iniciativa en It´s All Over Now, haciendo que el cover de Bobby & Sihirley Womacks mute a una composición petímetre a la par que arriesgada, sobre todo en la coda y en prolongada guitarra de Richards, quien, de manera casi socrática, marcó el camino a seguir para muchos guitarras solistas clásicos como Townshend o Page, y modernos como Marc Ford.
2120 South Michigan Avenue es otra jam-session pero más cohesionada que Empty Heart, mostrando el desparpajo de unos muchachos que cuando sacaron este disco y hacían canciones de esta índole sólo tenían entre diecinueve y veinte años; algo impensable hoy en día. Ciertamente, había que pulir muchas cosas –las interpretaciones de Mick, la búsqueda de un estilo más definido, la interacción entre Jones y Richards así como su trabajo en separado-; pero la sensación es que, poco a poco, estaban engrasando la máquina.
Under The Boardwalk acentúa, precisamente, esas carencias a las que aludía antes. Aunque la revisión del tema de los Drifters es bastante buena, con especial preponderancia de Bill al bajo, ciertamente, adolece del excesivo atrevimiento de la juventud y lo suplen, de forma un tanto forzada con una voz un tanto impostada de Jagger y un ritmo estándar por parte de los dos guitarristas que no logra crear la sensación adecuada. Esta formulación encuentra su refutación, precisamente en el siguiente tema,
Congratulations: unos Glimmer Twins espectaculares, uno cantando y el otro con unos arpegios edificados a tenor de la música de la época. Una balada de corte popera, misógina –lo repetirían en varias canciones de su época setentera como Beast Of Burden, Hide Your Love, Wild Horses y un largo etcétera- que se asienta en una poderosa rítmica del ecléctico Brian Jones, siguiendo esa tónica de funambulista que se empieza a mover por aguas cenagosas y que él solventó con maestría hasta que la estabilidad dijo basta, siendo Grown Up Wrong e If You Need Me dos de los ejemplos.
El cierre, en cambio, con Suzie Q recupera esa senda agresiva de las primeras canciones del disco, insuflando al final del álbum de la energía necesaria para poder establecer un criterio bastante positiva sobre unos chicos que, quién lo diría, eran bastante inocentes en sus primeras interpretaciones en directo, dejando la rabia y la insolencia de ésta para su famosa tetralogía de finales de los sesenta y principios de los setenta y sus discos posteriores. Joya pop, estribillos pegajosos, sonido Chicago mezclado con el de Lousiana y Atlanta y esencial si uno quiere descubrir la gestación del del combo más talentoso y grande de la historia.
1. Around and Around
2. Confessin' The Blues
3. Empty Heart
4. Time Is On My Side
5. Good Times Bad Times
6. It's All Over Now
7. 2120 South Michigan Avenue
8. Under The Boardwalk
9. Congratulations
10. Grown Up Wrong
11. If You Need Me
12. Suzie Q
Aquí se destaparían poco a poco como unos excelentes revisadores de canciones tanto americanas como de su propia tierra. La prueba de ello es la pasmosa habilidad, sobre todo de un Brian Jones pletórica, de saber llevarse a su terreno canciones cuya esencia poco o nada tiene que ver con lo que la banda hacía por aquel entonces. 12 x5, sorprendentemente salió en Estados Unidos antes que en Reino Unido.
El disco editado al otro lado del Atlántico contenía, entre otras cosas, una gran constelación de singles con trato preferencial sobre la británica, amén de el EP 5 x 5. Todo lo demás no se grabó en un estudio, como mandan los cánones, sino que, aprovechando el momento dulce que estaban viviendo, aprovecharon la magia del directo para inspirarse. En contadísimas ocasiones, visitaron el estudio para este trabajo.
Arrancan con esos honores que solían tributarle a Muddy Waters en un tema esencialmente propio del sur de Estados Unidos como Around and Around con especial protagonismo para Richards en la ejecución instrumental y con Brian Jones como compositor estelar. Impecable, enérgico a la par que elegante, los británicos suenan cristalinos, en parte por el teclado de Ian Stewart y fieros por la forma en la que Charlie acelera a partir del 1:43, consiguiendo una canción más explosiva de lo que cabría esperar.
Confessin The Blues muestra los primeros indicios de lo que sería el Mick Jagger de su trayectoria musical: pasión, elegancia, estilo, una habilidad para adaptarse a los bluesman negros, confirmándolo, por aquella época, como un talento bluesman blanco; al igual que el malogrado Brian Jones, tomando las riendas de la canción, rasgueando y punteando como si hubiese transmutado su figura en la Lee Hooker. Impresionante la capacidad de este hombre en imitar el sonido Chicago a la música de Sus Satánicas.
Empty Heart traslada a una hermosa balada como es Time Is On My Side, marcando el camino para otros que tampoco tardarían en explotar como los Who, quienes, en sus dos primeros trabajos, adaptaron el sonido stoniano a sus composiciones. Aparte de mostrar una habilidad proverbial para combinar salvajismo –lo que en aquella época era denominado así-, con baladas que parecen casi arreglos florales, les hizo merecedores en su momento de la mejor banda del momento. Genial la armónica de Mick, los punteos entrecurzados de Jones y Richards, la elegante y sencilla línea de bajo de Wyman y los coros rematan una de las mejores canciones del disco.
Good Times, Bad Times, hecha a imagen y semejanza para el lucimiento de sus dos guitarristas, demuestra la compenetración que Brian y Keith tenían por aquella época, trasladado a la magia del hombre del cigarrillo eterno tocando una guitarra de doce cuerdas como Apolo su lira, repitiéndose la historia sólo que con actores diferentes, siendo el rubio guitarrista quien toma la iniciativa en It´s All Over Now, haciendo que el cover de Bobby & Sihirley Womacks mute a una composición petímetre a la par que arriesgada, sobre todo en la coda y en prolongada guitarra de Richards, quien, de manera casi socrática, marcó el camino a seguir para muchos guitarras solistas clásicos como Townshend o Page, y modernos como Marc Ford.
2120 South Michigan Avenue es otra jam-session pero más cohesionada que Empty Heart, mostrando el desparpajo de unos muchachos que cuando sacaron este disco y hacían canciones de esta índole sólo tenían entre diecinueve y veinte años; algo impensable hoy en día. Ciertamente, había que pulir muchas cosas –las interpretaciones de Mick, la búsqueda de un estilo más definido, la interacción entre Jones y Richards así como su trabajo en separado-; pero la sensación es que, poco a poco, estaban engrasando la máquina.
Under The Boardwalk acentúa, precisamente, esas carencias a las que aludía antes. Aunque la revisión del tema de los Drifters es bastante buena, con especial preponderancia de Bill al bajo, ciertamente, adolece del excesivo atrevimiento de la juventud y lo suplen, de forma un tanto forzada con una voz un tanto impostada de Jagger y un ritmo estándar por parte de los dos guitarristas que no logra crear la sensación adecuada. Esta formulación encuentra su refutación, precisamente en el siguiente tema,
Congratulations: unos Glimmer Twins espectaculares, uno cantando y el otro con unos arpegios edificados a tenor de la música de la época. Una balada de corte popera, misógina –lo repetirían en varias canciones de su época setentera como Beast Of Burden, Hide Your Love, Wild Horses y un largo etcétera- que se asienta en una poderosa rítmica del ecléctico Brian Jones, siguiendo esa tónica de funambulista que se empieza a mover por aguas cenagosas y que él solventó con maestría hasta que la estabilidad dijo basta, siendo Grown Up Wrong e If You Need Me dos de los ejemplos.
El cierre, en cambio, con Suzie Q recupera esa senda agresiva de las primeras canciones del disco, insuflando al final del álbum de la energía necesaria para poder establecer un criterio bastante positiva sobre unos chicos que, quién lo diría, eran bastante inocentes en sus primeras interpretaciones en directo, dejando la rabia y la insolencia de ésta para su famosa tetralogía de finales de los sesenta y principios de los setenta y sus discos posteriores. Joya pop, estribillos pegajosos, sonido Chicago mezclado con el de Lousiana y Atlanta y esencial si uno quiere descubrir la gestación del del combo más talentoso y grande de la historia.
1. Around and Around
2. Confessin' The Blues
3. Empty Heart
4. Time Is On My Side
5. Good Times Bad Times
6. It's All Over Now
7. 2120 South Michigan Avenue
8. Under The Boardwalk
9. Congratulations
10. Grown Up Wrong
11. If You Need Me
12. Suzie Q
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