En este poema en prosa, Sebald hace del amor y del temor a la Naturaleza su tema decisivo: una obra maestra del lenguaje, sobre la vida de tres hombres que sintieron dolorosamente el conflicto entre Hombre y Naturaleza. El libro o «poema rudimentario», como lo subtituló Sebald, tiene forma de tríptico.
El primer panel está dedicado a Matthias Grünewald, pintor de santos, crucifixiones, eclipses y catástrofes, quien vivió los horrores de un tiempo en que se perseguía ya a los judíos y se sacaban los ojos a los vencidos en las continuas guerras.
El segundo es la vida de un botánico, G. W. Steller, que se une a una malhadada expedición rusa de Vitus Behring para descubrir la ruta de Alaska. En el último relato, un viaje a la Pinacoteca de Munich con el único fin de contemplar el cuadro de Altdorfer La batalla de Alejandro, sirve a Sebald para reflexionar sobre la condición humana y la Historia.
El segundo es la vida de un botánico, G. W. Steller, que se une a una malhadada expedición rusa de Vitus Behring para descubrir la ruta de Alaska. En el último relato, un viaje a la Pinacoteca de Munich con el único fin de contemplar el cuadro de Altdorfer La batalla de Alejandro, sirve a Sebald para reflexionar sobre la condición humana y la Historia.
Cuando se levanta la mañana
el frescor de la noche
se traslada al plumaje
de los peces; cuando otra vez
se hace visible el contorno
del aire, confío a veces
en la tranquilidad y me propongo
empezar de nuevo, una excursión
quizá a una comarca
para ornitólogos camuflados.
Ven, hija mía, ven,
dame la mano, nos vamos
de la ciudad, te enseñaré
el molino, dos veces al día movido
por la marea,
un milagro crujiente
de ruedas y correas,
que traslada la fuerza
del agua a la piedra,
el polvo goteante
y los cuerpos de las arañas…
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