El tercer long play de la banda californiana convulsionó la escena del metal y podemos afirmar sin miedo a incurrir en exageraciones que supuso la cima de un estilo que por aquel entonces (mediados de los 80’s) estaba ofreciendo bandas y álbumes interesantísimos. Con Reign in Blood, Slayer lanzó el puñetazo definitivo, dejando anonadados a propios y extraños.
Aquello que empezaba a intuirse en el vientre de su anterior Hell Awaits vio la luz en un parto demoníaco en forma de un álbum que, en apenas 28 minutos, se echaba encima del oyente como una bestia enloquecida, lo destrozaba con sus garras y desaparecía de la escena del crimen dejando a su víctima convertida en pulpa.
Slayer pisó el acelerador como nunca. Alcanzando velocidades fanáticas, la banda imprimió una terrorífica furia en su descarga de metal. Un disco que se abre como una amenaza, con un presagio de agresividad que no tarda en estallarnos en la cara en toda su cruda realidad. Tras un alarido demente, Tom Araya escupe sus primeras palabras: “¡Auschtwitz, the meaning of pain!”.
Con un comienzo así, ya empezamos a intuir la que se nos viene encima. Araya vomita historias sobre experimentos en campos de concentración polacos, sobre asesinos en serie, sobre sacrificios a Satán o sobre la ceguera del cristiano. Aquí no hay palabras de consuelo. Sólo odio, en cada frase, en cada riff, en cada uno de los cacofónicos solos de King y Hanneman, en cada una de esas enloquecidas paradas como estallidos de odio, en la ira desatada de un Dave Lombardo pletórico aporreando la batería a velocidades imposibles.
Más allá de estas sensaciones, el disco merece una atenta escucha. Atención especial a los duelos de punteos entre los dos guitarristas. Pasándose la tonalidad por el forro, los hachas desgranan unos solos dementes, una carrera tan insensata como demoníaca que no reporta ninguna paz al oyente.
Otra característica fascinante del plástico son las imprevisibles paradas y acometidas en algunos de sus temas, verdaderas convulsiones de odio. Añadimos a esto la interpretación de Araya, dejándose la garganta mientras brama sus terribles historias y a Lombardo controlando las baquetas con una precisión impresionante. La mezcla de factores es este disco, básico, mítico.
Reign in Blood. El álbum de thrash metal definitivo. Un disco que no hay que rescatar porque jamás se perdió. Una oscura fusión de velocidad histérica, precisión milimétrica y agresividad intimidante. Slayer no interpretan: amenazan y atacan, sin contemplaciones, a toda máquina. Tras más de treinta años, Reign in Blood sigue suponiendo una revelación y una revolución, la piedra angular del thrash metal y una obra maestra absolutamente imprescindible.
"Angel of death" (Hanneman) - 4:50
"Piece by piece" (King) - 2:02
"Necrophobic" (Hanneman/King) - 1:38
"Altar of sacrifice" (Hanneman/King) - 2:49
"Jesus saves" (Hanneman/King) - 2:49
"Criminally insane" (Hanneman/King) - 2:13
"Reborn" (Hanneman/King) - 2:20
"Epidemic" (Hanneman/King) - 2:12
"Postmortem" (Hanneman) - 3:27
"Raining blood" (Hanneman/King) - 4:16
Tom Araya - Bajo, vocalista
Jeff Hanneman - Guitarra
Kerry King - Guitarra
Dave Lombardo - Percusión
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