Número cero, la séptima novela de Umberto Eco que en próximos días llegará a las librerías, es una crítica mordaz contra la industria del periodismo. El autor italiano aprovecha su bagaje cultural en el mundo de la comunicación para describir el funcionamiento de los medios informativos en su país. Y además, en lugar de hacerlo con un ensayo se vuelca en una novela para asegurarse de que su mensaje llegue a muchos más lectores, y que su advertencia –la prensa miente– cala aún más hondo en la sociedad.
Eco muestra las falsedades que rodean al mundo de la información y lanza una reflexión sobre las mistificaciones de la historia política y civil en su país. Para ello, ambienta la novela en 1992, año del escándalo Tangentópolis (corrupción del partido socialista, ruina de la vida política italiana y reformulación del funcionamiento de la prensa) y crea una trama sobre un empresario que decide fundar un periódico para intimidar a sus rivales, desacreditar a sus enemigos e influir en los políticos.
«Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores».
Con estas credenciales se nos presenta Colonna, el protagonista de Número Cero, que en abril de 1992, a sus cincuenta años, recibe la extraña propuesta de convertirse en redactor jefe de Domani, un diario que se adelantará a los acontecimientos a base de suposiciones y mucha imaginación, sin reparar en el límite que separa la verdad de la mentira, y chantajeando de paso a las altas esferas del poder.
Simei, director del citado periódico y quien le hace la oferta, ha malvivido hasta la fecha como documentalista, y en palabras de su ex mujer es un perdedor compulsivo, que acepta el reto a cambio de una cantidad considerable de dinero. Así arranca la aventura.
Reunidos en un despacho confortable, Colonna y otros seis colegas preparan los que serán los Número cero, las ediciones anticipadas del nuevo periódico, indagando en archivos que hablan de los secretos ocultos de la CIA, del Vaticano y de la vida de Mussolini. Todo parece ir sobre ruedas hasta que el cadáver de uno de los periodistas contratados aparece tendido en una callejuela de Milán. Aquel suceso y un inesperado y discreto amor parecen cambiar el destino de nuestro héroe y el modo en que sus lectores miraremos la realidad, o lo que queda de ella.
Con estos elementos compone el autor una novela en la que regresa a ciertos temas que ya mostró en sus trabajos anteriores, como los complots y la corrupción, y lo hace a través de una narración potente en la que el humor, la ironía y la burla recorren toda la trama. Pero por encima de todas esas características, Número cero es una enorme crítica a ese periodismo nacido en la década de los noventa que todavía perdura hoy.
Aun cuando está ambientada en aquella década, esta novela puede ser leída como una suerte de cínico manual sobre el funcionamientote los medios de comunicación. De hecho, los periodistas que la protagonizan, que se definen a sí mismos como “hombres sin atributos”, encarnan todos los vicios de la profesión.
[Versión Kindle]
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