28.12.20

Jordi Tàrrega:Entrevista a Cesar Martín, director de Popular1

Todo aquél que se haya sumergido en las páginas de la revista decana de rock en España, y en Europa, sabe que desde hace lustros todo gravita alrededor de su director, el enigmático César Martín. Un tipo al que no le gusta aparecer en fotos ni mucho menos dar entrevistas. Pero bien le conocemos los que somos asiduos a esta publicación mensual que va más allá de lo que es el rock o la música por sus escritos sinceros en los que se nos muestra tal como es.


Supuse que César no me iba a conceder la entrevista, pero me equivoqué. Ya que tuve oportunidad, le pedí una entrevista en persona y en el estudio de la mítica revista, y así fue. Me senté en las mismas butacas que se habían sentado Slayer, Motörhead y tantos otros. La charla se alargó hasta el toque de queda, pero el tema principal era el nuevo (y primer) libro de César Martín: No me Judas Satanás Vol.1, algo que sus fans le iban pidiendo desde mediados de los 90 pues es un recopilatorio de los textos de una sección que va desde lo bizarro a la biografía musical, pasando por freaks y leyendas del cine. Si algo bueno nos ha traído la pandemia ha sido que ha despertado en él y en su equipo la vena editorial.

He optado por hacer varios capítulos de la extensa charla y este primero lo dedicamos al libro de No Me Judas Satanás Vol1.: el perturbador regalo perfecto que hay que tener estas navidades.

Os recordamos que el libro SÓLO se puede adquirir escribiendo a este mail: popular1book@gmail.com donde el propio César os atenderá. Ni en tiendas ni en digital…

Gracias César ante todo… Supongo que sabes que todo fan del Popular 1 desearía estar aquí: Hacer unas cervezas contigo y charlar. Es un privilegio para todo lector que lleva años comprando el Popu…

A ver… tal y como lo planteas es como si yo fuera una estrella de rock y no es el caso… Si ellos lo quisieran sería porque hay una relación muy estrecha con los lectores de toda la vida. Yo empecé a escribir en el año 84 y con la sección del Correo comencé dos años después. Recibo cartas de lectores desde finales de los 80 y gracias a ello tengo una relación muy estrecha con lectores de la revista que no conozco en persona. 

A otros los he ido conociendo con los años, por lo cual es como una familia. Es algo especial y tiene ese punto de que, más allá de cómo escribo, es como si estuviéramos charlando en un bar. No hay pretensión alguna, ni soy un literato frustrado pues cuando empecé a escribir era casi un iletrado. Mis maestros fueron Thin Lizzy o Motörhead por lo que no hay pretensión de ser un “pope” de la prensa ni tampoco me había llegado a plantear nunca el escribir, surgió de manera casual. Así que por esa carencia total de pretensiones y mi manera natural de escribir, ha surgido una relación muy estrecha con los lectores, especialmente en el Correo de la revista. 

Muchos de ellos han terminado siendo redactores y otros han terminado siendo amigos. Una cosa muy curiosa es cuando me encuentro a un lector y hablamos por primera vez. Quizá él lleva 30 años comprando la revista, así que es casi como si nos conociéramos de toda la vida, aunque en realidad no nos hayamos visto nunca en persona hasta ese momento. Hay los mismos gustos e inquietudes pues el Popu no es solo música: vamos desde el cine de serie B hasta el cine clásico, desde Muhammad Ali hasta Houdini.

A mi lo que me fascinó de esta revista fue abrirla y encontrarte cosas que no tienen nada que ver con la música, como por ejemplo el cine. A su manera quedan conectadas con la revista pues termina siendo material que te gusta, te atrae o te sorprende por el hecho de no conocerlo. Aparte de eso, también destacaría el nivel de la gente que escribe en el Popu y el hecho que lo hacen con pasión.

La pasión es clave. Siempre que entra un nuevo redactor en el Popu lo hace por la pasión con que escribe. Esa es una de las motivaciones esenciales para darle la bienvenida a alguien. Si uno quiere imponer su criterio o es frío como el hielo… no va a encajar en esta revista. Hay muchos críticos ahí fuera con ganas de sentenciar y juzgar. La pasión del fan es lo más importante para nosotros.

No sueles dar entrevistas y tampoco te muestras en fotos. Yo mismo sería incapaz de reconocerte en un concierto. Otros directores como Mariskal o Rafa Basa sí que les gusta aparecer en los medios, es otro estilo al tuyo…

Yo escribo, y ya está. No me interesa absolutamente nada más. Ni dar entrevistas, ni ir a fiestas de la industria, ni que me paguen viajes. A mí me gusta escribir, y en estos días parece que sea una rareza que únicamente te guste escribir. También me gusta conocer a los artistas a los que admiro, pero para nada me apetece ser protagonista. Aunque mis textos, evidentemente tengan ese punto de protagonismo, pues si viajo al extranjero y vivo aventuras, hay que escribirlo en primera persona. Pero luego no me interesa aparecer en la foto.

Cuando el Popular 1 se funda en los 70, Martín Frías y Bertha (tus padres) sí aparecían mucho en las fotos. Entiendo que eran otros tiempos.

Sí, eran otros tiempos, pero añado que son mis padres, y por mucho que lo sean somos diferentes. Yo tengo otro estilo. Yo crecí dentro del Popu y ellos lo crearon, por lo que es diferente. Piensa que en los 70 tenía mucho sentido si estaban con Lemmy, Roger Waters o con Phil Lynott, que luego se tomasen una foto con ellos en un momento en el que no existía Internet. 

La prueba gráfica era algo especial, entraba dentro del pack. Son estilos diferentes y no es mejor una cosa que la otra. Estilos diferentes, sí, pero los mismos valores. Ellos me inculcaron el amor por la música y la cultura, y se lo debo todo. Cuando yo nací, ellos ya se dedicaban a fotografiar y entrevistar a artistas; todos sus amigos formaban parte del mundo del entretenimiento. Mi madre era modelo y actriz, además de periodista, y mi padre era el autor de la mayor parte de portadas de discos de la época en España, además de publicar en prensa, antes incluso de crear Popular 1. 

Un día estaban con Julio Iglesias, Los Bravos o Sara Montiel, y al día siguiente estaban con Wilson Pickett, Alvin Stardust, Queen o Golden Earring. Yo crecí en ese mundo. Por nuestra casa pasaban constantemente músicos, modelos, periodistas, fotógrafos y toda clase de personajes inusuales y pintorescos. En nuestro salón, donde yo jugaba con mis Madelman, se hacían las sesiones de fotos y las entrevistas. De hecho, la primera redacción del Popu estaba situada en nuestra propia casa, porque no había dinero para alquilar oficinas. Y con tres o cuatro años, yo ni siquiera cuestionaba qué hacía toda aquella gente allí, claro, pensaba que eran amigos de la familia. Y algunos realmente lo eran, como Miguel Ríos, Nico, Salvador Domínguez, Mike Kennedy, Serrat, Teddy Bautista… 

Todos ellos fueron una extensión de mi familia cuando era niño. Miguel Ríos a veces dormía en casa y jugaba conmigo, Nico pasaba temporadas en casa y se pinchaba en mi presencia mientras yo dormía, a pesar de que mi madre le pedía que no lo hiciera… Nico tenía un hijo de mi edad y yo le recordaba a él.

En ocasiones tocaba “The End” con su teclado Harmonium e invocaba al espíritu de Jim Morrison en nuestro salón. A causa de esa conexión con tantos músicos, llegué a aparecer en portada de un single de Los Canarios, cuando era un bebé. En la foto, salía en brazos de Teddy Bautista, rodeado por toda la banda. También protagonicé fotonovelas infantiles cuando tenía tres años, que por supuesto aún conservo.

Has hecho la primera entrega del No Me Judas Satanás y un poco no creo que deba agradecértelo, sino que tengo que pegarte la bronca (risas). ¿Hemos necesitado una pandemia para que sacaras este libro? Esto es así…

(Risas) Sí, unas pocas décadas de espera… La pandemia sí que me ha dado más tiempo, pero no ha sido el factor definitivo. Yo he usado este libro como vehículo para no volverme loco. Todos nos hemos quedado atrapados en casa, entre cuatro paredes, y mi casa es bastante agobiante pues está llena de fetiches por todos lados. Vinilos, libros, películas, juguetes, listines telefónicos de Las Vegas que caducaron en 1996, esqueletos a tamaño natural, regalos extraños de lectores, cintas VHS, pelis porno en Super 8, cómics, montañas de Popus… 

Supuestamente, la clase de material ideal para encerrarte en casa en medio de un ataque biológico. Pero cuando realmente sucede eso, los muñecos de Silver Surfer y los discos de Tiny Tim que tanto amas empiezan a provocarte pesadillas… De repente en nuestro mundo no hay nada que hacer. No hay conciertos, no hay vida social y luego tenemos el bombardeo constante del horror: muertes, enfermedad… Al ser hipocondríaco puedes imaginarte que es la peor pesadilla que uno puede sufrir. Convivía con un enemigo invisible que podía estar en el pomo de la puerta o en cualquier supermercado.

A mí la realidad no me interesa y en mi mundo lo que importa son Kiss y Spiderman… Cuando no tienes interés alguno por la realidad y te llega una sobredosis de ella, pues todo se hace inaguantable. Todo sigue igual meses después, pero gracias al libro me mantengo ocupado. Vivo en una nube desde que salió y voy liado con mil cosas derivadas de ello que me impiden pensar en la pandemia.

Todo empezó cuando colgué fotos antiguas del Popu en marzo. Me dediqué a rebuscar en los archivos de la revista. Es uno de mis pequeños hobbies, ya desde niño, me encanta mirar los rollos de diapositivas antiguas. Allí hay hileras de diapositivas sin cortar con fotos en directo de Led Zeppelin, Queen, Frank Zappa… Es un privilegio y es algo muy especial tener esto. Es algo que me gusta hacer cada X años, el rememorar aquellas giras míticas. Casualmente colgué un par y la gente empezó a escribir. 

Surgió esa dinámica: colgar fotos e interactuar con los lectores. Ellos mismos aportaban cosas, contaban sus experiencias en persona con grupos como los Stones o con Dogs D’Amour. Gracias a eso me agobié bastante menos durante los meses de encierro. Ya que el fin del mundo estaba a la vuelta de la esquina, por lo menos podíamos charlar un poco de rock ‘n’ roll hasta que llegase el final.

Luego empecé a releer antiguos Popus con sus secciones y allí estaban los No Me Judas, lo que me llevó a pensar que debía empezar con el dichoso libro que me piden desde los años 90… y el punto de inflexión llegó cuando un lector me dijo por mail: “César… empieza a no quedar tiempo”. “Pues quizá tenga razón este pendejo”, me dije (Risas). Empecé, y la verdad es que fue muy divertido. Aunque resultó complicado leer cosas antiguas que escribía cuando era un niñato arrogante y estúpido. Era un metalhead quinceañero… ¡es lo que hay! (risas). Pero es divertido, piensa que cuando uno es totalmente ignorante, no lo sabe, y gracias a ello sigue insistiendo hasta encontrar su camino. 

El caso es que conecté con otros quinceañeros de la época. Eran tiempos en los que el heavy metal y el hard rock en España estaban en su punto más álgido. Íbamos a nuestro templo, que era el Palacio de los Deportes de Barcelona a ver a Saxon, Iron Maiden y a todas aquellas grandes bandas. Había muchos críos que acababan de introducirse en ese mundo, y claro, conectaron mucho más conmigo que con otros redactores más veteranos que estaban mucho más capacitados que yo para escribir, pero eran de otra generación. Pero como ya imaginarás, es incómodo para mí leer esos viejos textos ahora. Para hacerlo, necesitaría tener a mí psicoanalista a mi lado.

Hay ejemplos de esa época bastante definitorios. En España lo que hacían Slade y The Sweet era definido como gay rock.

Sí, el problema era de España. Lo que fuera era glam rock aquí se relacionaba con el rollo gay. Todo va cambiando.

Si cuando le dices a alguien que en el libro hay biografías de estrellas del rock, de artistas de cine, sexo con mujeres amputadas, sexo con delfines, con coches, automutilaciones… La gente puede pensar que es un producto enfermo para enfermos, y hasta cierto punto es así. Pero para un lector del Popu eso es lo normal, especialmente le gusta el correo y los No me Judas.

Exacto, es la lectura perfecta para una reunión familiar navideña (risas). Cómo trepanarte tú mismo, cómo masturbarte contra un Volkswagen atado a una cadena, cómo intimar con un delfín. Es la mezcla de todo lo que le da un atractivo especial a esta sección. El viejo Hollywood de los años 30 y 40, escapistas como Houdini, satanistas como Crowley, bandas legendarias como Grand Funk Railroad.

Esa mezcla extraña que le intentas explicar a alguien que no conoce esta revista y no entiende nada.Esto mismo me ha pasado en este estudio muchas veces con bandas extranjeras que no conocen la revista, y cuando les hemos mostrado el Popu, no pueden entender qué hace Joan Crawford en estas páginas. Para mí tiene todo el sentido del mundo: ¡no hay nada más rock ‘n’ roll que Joan Crawford! Pero no es nada habitual, ni siquiera en Estados Unidos.

Yo soy un fan de la prensa extranjera de toda la vida. Fui un gran consumidor de Spin, Rolling Stone, Creem, Rock & Folk y de muchas otras, pero lo nuestro es bastante inusual. Aquí se habla de gente que se quiere amputar una pierna para sentirse realizada a nivel sexual, colgarse de un árbol con pinzas en el pecho, de los excesos de Errol Flynn, de Montgomery Clift y sus demonios internos. 

En el Popu esto ha estado siempre presente y es algo natural. Ya en los 70 hubo, por ejemplo, una portada de Rocky Horror Picture Show. Se hablaba de cine y mi padrino, de hecho, que se llamaba César también (me llamo así por él), trabajaba en Hollywood. Es quién cubrió el estreno de Rocky Horror Picture Show en Los Angeles. Es algo que siempre ha estado presente, pero se acentuó conmigo ya que nunca he concebido el rock ‘n’ roll como algo exclusivamente musical. Ante todo, es un tema de actitud ante la vida. Houdini es tan rock ‘n’ roll como Lemmy.

No serías bueno en la escuela, pero de entrada te diré… en castellano deberías de tener buenas notas por cómo escribes, en inglés también porque lo dominas ampliamente y música me has dicho que tocabas el piano…

¡Para nada! Yo intentaba no ir a la escuela, no me interesaba. Yo me pasaba el día en la redacción de Popular 1. Bueno, en realidad no todo el día, pues gran parte de él lo pasaba en un videoclub. Me tiraba el día leyendo sinopsis de películas como “El ataque de los tomates asesinos” y “Holocausto caníbal”. 

Cuando se suponía que terminaba la escuela yo iba a la mía, a la escuela del rock ‘n’ roll: la redacción del Popu. La escuela no tenía nada para mí. Solo las clases de piano, que me parecían un agobio entonces, pero ahora tengo un buen recuerdo de ellas. Al fin y al cabo era música, y gracias a esas clases, ahora tengo un piano. También supongo que tuve mala suerte con los profesores que me tocaron, todos unos quemados, acabados, que odiaban su vida, odiaban al mundo y a sus alumnos. Mi profesor de literatura me dijo que nunca haría nada en la vida…

¡Yo soy profesor de instituto! (risas)

(Risas) ¿Ah sí? Hay de todo en el mundo, pero piensa que en esa época los profesores nos pegaban cada semana. Recuerdo momentazos como el día en que un profesor pegó a toda una clase de 30 chavales. Nos fue derribando de un bofetón, uno a uno, hasta llegar al último pupitre. Y no pasó nada, nadie se quejó, ni siquiera se lo comenté a mis padres porque yo creía que eso era lo normal, aunque con los años me enteré de que en otros colegios no pegaban. Y a pesar de ello, no crecí siendo un niño torturado en absoluto, sino todo lo contrario, crecí intentando divertirme todo el tiempo. El colegio nunca fue un sitio que me motivase para nada y mis notas eran horrendas. 

De hecho, me expulsaron de los dos colegios por los que pasé, por no asistir a las clases y por falsificar las notas con absoluta desgana; ni siquiera me importaba que me pillasen, no me importaba nada. Cada cierto tiempo, el director de cada escuela pedía una reunión con mis padres, para intentar solucionar el problema conmigo, hasta que en ambos colegios perdieron la paciencia y me echaron.  La escuela nunca significó nada para mí.

¿Cómo está yendo la cosa a nivel de ventas? Has optado por el Do It Yourself en toda regla, un Juan Palomo en España.

Sí, como se ha comentado en este último número del Popu esto es una operación totalmente punk rock. Esto es entre los lectores y yo: no hay ningún intermediario ni quiero que lo haya. Llevo toda la vida en el mundo de la edición y sé cómo funciona esto. Este libro es lo más underground y fanzinero que puedas imaginar y no tengo interés alguno en que esté en una librería ni que lo lea nadie más allá de Popular 1. Si lo descubre otra gente, fantástico, pero ya te digo: me da absolutamente igual.

Ha sido una explosión que nos ha pillado totalmente por sorpresa y tenemos a un montón de lectores cabreados porque todavía no les ha llegado. No somos Amazon y no te llegará en dos horas, pero nos estamos poniendo al día. Y no volverá a sucedernos con el segundo volumen, porque estaremos preparados. 

Ha costado puesto que no esperábamos tantísimos pedidos en tan poco tiempo. La primera edición se termino enseguida y tuvimos que encargar otra a toda hostia, que también se ha terminado y hemos tenido que encargar una nueva, que nos llegó hace unos días. Mejor no podría haber funcionado. Constantemente lo piden, lo piden, lo piden y no sé por qué lo piden. ¿Por qué la gente quiere leer sobre amputadas sexy y sobre Crowley haciendo cosas feas? (risas). 

Hay pedidos de seis ejemplares, hay esposas que se lo compran a sus maridos, padres a sus hijos (algo que es bastante perturbador), una vecina a quien ni siquiera conozco, me lo acaba de comprar porque vio mi entrevista en El Periódico, y seguro que cuando lo lea, se asegurará de no cruzarse conmigo en la escalera… Quienes se lo compran a sus hijos, tendrán que ocultar ciertas cosas, pero me parece bien.

Luego hay los pedidos en el extranjero, lo cual me parece surrealista: México, Argentina, Chile, Canadá, Estados Unidos, Australia, Europa… No entiendo nada, ¡pero me parece genial! Estoy encantado.

Oye, a ver si van a creer que esto es una estrategia de marketing y te lo van a copiar…

¡Que hagan lo que quieran, esto es totalmente real! Suponía que iría bien pero que sería algo gradual, durante varios meses. Nos explotó en la cara a la primera semana, pero no me quejo, es fantástico. Ha sido lo único bueno que me ha pasado este año. Un año de mierda. Y esto sigue, es un viaje y estoy en medio de un viaje estoy ahora mismo. Cada día pasan cosas. El caso es que al no haber intermediarios me tienen que escribir a mí, y claro, me cuentan cosas.

¡Has creado un monstruo!

Totalmente. Gente que nunca me ha escrito una carta ahora me cuenta historias de su relación con el Popu y con el No me Judas. Hay lectores que no se habían comunicado conmigo desde el 86 o el 89 y ahora me escriben de nuevo, y lo estoy disfrutando. Casi se puede escribir un libro sobre el propio libro por todo lo que ha generado. Es flipante…

Pero en la portada pone: Volumen 1. Habrá una segunda parte…

Sí, esa es la idea, pero yo trabajo a base de explosiones, por lo cual no hay planificación ni orden de ninguna clase. Estoy trabajando en el volumen 2, pero no hay nada preparado. No hay ni fechas, es algo más natural. Molaría que para abril o mayo estuviese listo el segundo volumen. Entrarán muchos No me Judas antiguos, pero también unos cuantos nuevos. Estoy en ello. 

Ha sido bonito publicar el primero y ver la reacción para escuchar lo que la gente quiere. En el primero te encuentras a toda la gente que siempre quise que estuviera allí: Errol Flynn, Crowley, Monty Clift, Joan Crawford, Bette Davis, Traci Lords… son los personajes que siempre quise tener en ese primer volumen. Yo lo veo como una fiesta en la que quisiera que estuviesen todos. Me los imagino a todos en un local como éste interactuando entre ellos, una gran fiesta con Divine, Lenny Bruce, Fakir Musafar, Sinatra, Hank Williams, Burt Lancaster, Mishima, Lon Chaney, Mark Farner, Crowley y demás… Esto es lo que yo quería.

Para el segundo volumen estoy siendo más receptivo. Habrá algunos que tenía muy claro que irían en el segundo volumen, pero intentaré que estén también algunos de los No me Judas más populares.

Claro, es juntar los Greatest Hits, es como un disco recopilatorio…

Sí, es como un disco. Cuando hice el orden tenía clarísimo que empezaría con Errol Flynn y seguiría con Lenny Bruce. Como un disco: no puedes empezar el IV de Led Zeppelin con “Stairway to Heaven”. El tracklisting estaba más o menos claro. De cara al segundo me veo más flexible en esto del orden y me parece muy interesante no saber todavía quién aparecerá. Esa es la magia: nada está planificado de antemano. Howard Hughes estará en el segundo volumen pues estuvo a punto de entrar en el primero. No quedaba espacio a pesar de que son 400 páginas. Es denso, largo e intenso. También estarán Frances Farmer y Guns N’ Roses. También Scorsese, De Niro, Cary Grant, pero luego hay muchos otros que pueden tener cabida y aún no he decidido.

La charla con César continuó. Fuimos sintiéndonos cada vez más cómodos y hubo un momento en el que el guion que llevaba preparado perdió todo sentido. Era algo que me imaginaba que podía suceder. 

El siguiente punto era hablar en profundidad de la revista, pero para ello hay que empezar por donde empiezan los lectores del Popular 1: Por el Correo y el Apéndice, por el final.

Desde 1984 César Martín mantiene una relación epistolar con sus lectores, que le mandan todo tipo de cartas, algunas con regalos de dudoso gusto, pero que encajan perfectamente con el contenido de revista que es. Metallica, Van Halen comparten páginas con estrellas del rock, con la bailarina más pequeña del mundo, un reportaje sobre el hombre-pedos o asesinos en serie. Claro, luego pasa lo que pasa…

Has citado a la actriz Frances Farmer, y ya te digo que es uno de los No Me Judas que más me marcó en su día. La historia de Farmer me parece absolutamente espeluznante. De ser una rutilante estrella de Hollywood a terminar violada en un sanatorio mental.

Frances Farmer es uno de mis iconos desde que yo era un niño. Mi madre, Bertha, ya escribió sobre ella en su sección MQM. El No Me Judas, de hecho, fue inicialmente como una prolongación de su sección. Escribía sobre rock ‘n’ roll y sobre cine, y Frances era y es un icono olvidado.

Frances Farmer

Nirvana titularon un tema “Frances Farmer Will Have Her Revenge on Seattle” y él y Courtney Love le pusieron a su hija el nombre de Frances en honor a la actriz.

Sí, seguro que Kurt estuvo muy marcado por Frances Farmer, pero todos la deberíamos tener como una referencia importante. Hoy en día todo queda olvidado y enterrado. Cuando surgió esta curiosa conexión entre Cobain y Frances Farmer me encantó. Ojalá un personaje como ella estuviera más presente, quizá no en los canales generalistas horrendos que tenemos en este país, pero sí en la cultura general. Deberían proliferar más tributos musicales o libros. Yo tengo muchos iconos que están olvidados hasta el punto de que parece que los haya soñado. Parecen producto de mi fantasía, pero son reales.Tampoco me esperaba de Cobain que versionara a Leadbelly con “Where Did You Sleep Last Night” en el final del Unplugged de Nirvana…

Pues tiene todo el sentido del mundo. En la época pudo sorprender, pero Kurt Cobain es América profunda y esa canción encaja perfectamente con él. Yo siempre he tenido claro que dejando al margen el paso del tiempo, hay una conexión clara entre Leadbelly y Kurt Cobain. Si hubieran coincidido en la Tierra, hubieran podido grabar juntos sin problema alguno. Si pensamos en Joan Crawford y en Burt Lancaster, parece que hablemos de algo prehistórico que poco tiene que ver con lo actual, pero para mí no existen estas divisiones. Me parecen tan actuales ahora como en su día. Por ponerte un ejemplo: Marlon Brando es mucho más actual que muchos actores de hoy. Su actitud es más rebelde, más rock ‘n’ roll e inconformista que la de muchos de los actores actuales. Así que… ¿por qué no podríamos imaginar a Leadbelly y Kurt grabando juntos? Tiene todo el sentido del mundo.

Tenía un guion para seguir… pero ya suponía que nos lo íbamos a saltar completamente (risas). Vamos a hablar del Popular 1 si te parece. El Popu se diferencia completamente de todas las revistas que hay ahí fuera (las que aguantan). Un ejemplo de la diferencia es que hace nada había una entrevista con Metallica, pero muere Eddie Van Halen y Metallica no son portada. No hay ninguna revista que tenga entrevista con Metallica, sea para portada y lo cambie.

Eddie-Van-Halen: no hay nada más que decir. Cuando murió Eddie para mí fue como si se hubiera abierto el suelo, en mi mundo está al mismo nivel que Elvis. Fue un shock, pero no había duda al respecto. Odio hacer este tipo de homenajes, porque soy fan y cuando mueren los ídolos es muy triste tener que planificar una retrospectiva, pero hay que hacerlo. No me gusta nada el proceso… es como cuando murieron Lemmy, Bowie o Tom Petty. 

A diferencia de tantos medios mainstream que ya tienen los obituarios preparados años antes, a mí me gustaría creer que no morirá nadie nunca más y que todos nuestros héroes seguirán allí, pero eso no es muy realista, claro. La semana que murió Eddie Van Halen fue muy jodida. Primero encaja que ha muerto alguien como él y luego a preparar el homenaje. Toca hacerlo… Metallica siempre es una gran portada, pero no era el momento.

Yo soy de los que compra el Popu y le gusta leerlo en el lavabo (risas). Siempre miro las publicidades por eso de estar en el mundillo de la prensa, pero luego voy directamente al final, al Correo, y es algo que hacemos la mayoría de lectores. Es la única revista que se empieza por detrás. Eso es un éxito por tu parte.

Tiene sentido. Al final los lectores son tan protagonistas de la revista como los propios músicos que entrevistamos, lo cual es totalmente inusual. Son ocho páginas entre el Correo y el Apéndice. Realmente quieres leer lo que te cuentan muchos lectores, todos tienen mucho que aportar. Desde los que cuentan historias bizarras a los que comentan conciertos o discos. Si algo tiene de bueno esto es que tenemos unos lectores muy interesantes. Hay gente muy culta ahí…

¡Y escriben muy bien! ¿No retocas nada?

¡Nada! Piensa que entre los lectores hay profesores de literatura, médicos, científicos, jugadores de póker profesionales, hay de todo. Es gente que lee mucho, que conoce mucho de cine… y de música. Es más, muchos de ellos son músicos o cineastas, otros son periodistas. Puede llegar a ser tan interesante el Correo de los lectores como los contenidos de ese mes en la revista.

¿Y siempre es en el formato carta?

Sí, seguimos recibiendo muchas cartas por correo. A papel y boli, y a veces te dibujan el logo de Van Halen. Eso es un bonus extra fantástico. ¡El logo de Van Halen siempre me alegra el día! Aunque, lógicamente, también llegan muchas cartas por e-mail. El formato realmente da igual, lo que importa es el contenido.

Dejarlo en ocho páginas está bien, aunque habrá quien crea que podríais ampliarlo. Lo que me parece sumamente interesante es que todo ello sea muy random, pues no sabes a lo que vas a tener que responder. Habrá temas y personajes de los que hará décadas que no hablabas. Nunca sabes a lo que te vas a tener que enfrentar…

Nunca lo sabes, aparte de que te cuentan historias loquísimas, pero a la vez es muy estimulante. Si no existiese todo eso, sería muy aburrido para mí darle forma a cada número. Es una gran motivación lo de las cartas… Piensa que desde el año 1984 he estado recibiendo cartas, cada mes del año, cada semana del año… Y existe también el hate mail, lo equivalente a los trolls de Internet. Con 15 años ya recibía cartas, antes incluso de ocuparme de la sección. Los haters te detestan y te ponen a parir, luego están los que te aman. Pero lo verdaderamente importante son las relaciones que estableces con los lectores. Un hater siempre es divertido, siempre se agradece, pero a la larga lo que te motiva es tener colegas en la distancia.

Te pueden contar como son las cosas en África, en plan: existe un grupo de rock aquí e hicieron una jam y pude vivirlo. Estas historias suceden constantemente, y te permite viajar con los lectores. Es una cosa muy inusual el recibir cartas cada semana de tu vida. Es algo muy friki. Piensa que cuando era un crío, si un mes no recibía tantas cartas como el mes anterior, ¡me hundía! (Risas) Era un golpe a mi autoestima. Ahora ya no me afecta a ese nivel, pero me sigue gustando mucho. Ayer, por ejemplo, recibí una carta de un lector de Donosti que solía escribir a finales de los 80 y que era un personaje destacado en el Correo cuando yo me empecé a ocupar de esto. Sigue siendo lector del Popu después de décadas sin comunicarse, por lo que es algo muy especial. Queda todo entre los lectores y yo… y es una relación inusual y difícil de explicar. 

¿Cómo le explicas a alguien que llevas décadas recibiendo cartas de gente a la que no conoces? ¿Y que te cuentan todo tipo de intimidades, en algunos casos espectacularmente incómodas? Piensa que ciertas cartas jamás las publico ni las comento, si los lectores me lo piden. Es algo especial. Y luego están los obsequios extraños, y algunos los conservo. Otros no por ser deliciosamente asquerosos. Todavía guardo el cráneo de un perro que me envió un lector. Lo mejor de todo fue que abrí ese paquete con el cráneo en presencia de Lori Barbero, la baterista de Babes in Toyland, que estaba pasando una semana en mi casa. 

Estábamos hablando y tomando cervezas, y de pronto llegó esta caja enorme. Me imaginé que sería algo bizarro y me alegró desenvolverlo con Lori delante. A ella le chocó mucho ver la cabeza del perro. Ese lector se encontró el cadáver de un perro en un camino perdido y pensó en mí. Es una historia tierna. Lo llevó a su casa, lo despellejó, lo limpió y desinfectó, ¡y me envió la cabeza!

Todo un detalle que se agradece…

¡Tuvo ese detalle! Llegó la cabeza y por ahí está. (risas).

Es que si te lo envía con los ojos pudriéndose no habría sido lo mismo.

Exacto, se preocupó de que el regalo fuera agradable.  Otro lector me envió la cabeza real de un cerdo en formol que nunca llegué a abrir. Me enteré de lo que era posteriormente, cuando el tipo se explicó. Era una especie de obra artística extraña. Cada cabeza de cerdo era temática. La mía estaba dedicada a JFK, y tenía un par de balas en la sien. Otra cabeza estaba dedicada a Marilyn Monroe y la acompañó con pastillas. El día que llegó, hacía sol, yo ya estaba preparado para pasar unas horas en la playa escuchando hard rock, imaginé que sería un regalo psycho y lo tiré a un container. 

Hubo una época en la que llegaban este tipo de regalos bizarros todo el tiempo, como vello púbico, compresas ensangrentadas, potes de orina y cosas por el estilo. La primera vez que llegó una compresa ensangrentada por correo, fue algo especial. La colgué en la pared de la redacción, junto a los posters de Elvis y Guns N’Roses. Pero a Bertha no le hizo gracia y la tiró a la basura horas después. A día de hoy siguen llegando regalos de este estilo de vez en cuando. También recibo regalos más convencionales, pero que aprecio mucho. Un lector me acaba de enviar un libro que ha escrito sobre Andrew Dice Clay. Ese ha sido un bonito obsequio. Descubrió a Dice leyendo el Popu y ahora se ha cerrado el ciclo con el libro. También recibo de vez en cuando pelis del Hollywood clásico. Los lectores conocen mis gustos y me envían films de Bogart o de Gene Kelly. Hay épocas más tranquilas y épocas más complicadas, y eso se puede apreciar por lo regalos recibidos.

Pues este 2020 fácil no es…

no intentarlo? No tiene que ser algo exclusivo del Popu.

Pero no es lo mismo… era más en plan que la gente insultaba a Pantera porque el Reinventing the Steel no le molaba, y claro, se reducía a hacer de moderador. Luego hubo una sección de Correo que la tengo en un pedestal: la sección Tú mismo de la Heavy Rock, ¡e iba detrás del póster!

¡Eso era fantástico! Puro Arte. Bueno, en el Popu durante una época el Apéndice también estaba detrás del poster y era algo muy curioso. ¡Leerlo requería un esfuerzo! Tenías que sacarlo y desplegarlo. La sección de Heavy Rock era muy divertida: “Soy un tronco de 14 leños, vivo en mi cueva y busco una piba a la que le mole Venom, Judas, Motör, Slayer, Metallica, Saxon, Anthrax, Exodus, Testament, Mercyful, Dio, Ozzy…”. ¡Así hasta 70 bandas de un tirón! ¡Muy fan! Y no sé si lo sabes, pero Heavy Rock empezó editándola Popular 1, era una revista que publicábamos nosotros. En los primeros Heavy Rock salía el logo de Popular 1, luego con los años se independizó. 

Durante los primeros años fue la hermana pequeña del Popu. Utilizaban muchas fotos de nuestro archivo y redactores de nuestra revista escribían en Heavy Rock, aunque siempre lo llevó Mariskal Romero. Esa primera etapa me gustó mucho porque era la línea del Popu, pero centrado únicamente en heavy metal. Luego se convirtió en otra cosa, pero sigue siendo muy entrañable, evidentemente. Mucho mejor Heavy Rock que cualquier mierda de revista indie.

Y ya que estamos… ¿Le ves futuro a las revistas en formato físico?

¡Por supuesto! Le veo futuro a todo lo que es físico.

A ver, Heavy Rock ahora es La Heavy, Kerrang desapareció, Metal Hammer hay dos versiones y están en los juzgados… Y te puedo asegurar que todos mienten cuando les preguntas sobre números vendidos, yo he estado en muchas revistas trabajando y puedo hacerme una idea de la cantidad de ejemplares que venden. Y continuaré con lo físico siempre, pero no sé hasta que punto es viable. Lo que sí tengo claro es que el Popu va a aguantar…

Por supuesto, hay gente que siempre va a querer leer una revista física. Es como lo que sucede con los libros: yo no puedo leer un libro en una pantalla. Yo quiero un libro y una revista en papel, y un disco en vinilo o en CD. Acariciarlo, mirar la portada… Al fin y al cabo, con la revista pasa lo mismo que con la música: la música no es solo lo que suena, es el vinilo, leer los créditos, la carpeta, la portada, las letras… Al fin y al cabo, un álbum es una obra de arte. No hay nada más grande que el día que algo como Physical Graffiti de Led Zeppelin cae en tus manos, y tienes ocho años. 

Hacer sonar esos vinilos por primera vez, mientras jugueteas con esa increíble portada, te marca de por vida. ¿Sería igual la experiencia en formato mp3?  ¡Creo que no! Una revista es lo mismo: es algo físico, hay que tenerla en las manos. Ambas opciones pueden cohabitar o coexistir, pero dudo que lo digital pueda matar a lo físico jamás.

Por ejemplo: ahora hay un boom de casettes. Accept sacan sus discos en este formato y me dijo Wolf Hoffman que eso no es una decisión suya, que es de la discográfica…

Es un tema fetichista: quieres tener ese objeto en tu casa. ¡A mí me encantan los casettes! Y el vinilo ya sabes que funciona muy bien a día de hoy, aunque sea demasiado caro en muchas ocasiones.

Yo soy generación CD, pero más por cuestión de espacio.

A mí me gusta mucho el CD, pero con el vinilo no hay ni punto de comparación. Esa aguja entrando en contacto con los surcos… Lo digital lo metes en un aparato… ¡y no sabes ni cómo funciona eso! El vinilo es algo totalmente artesanal… y si se raya, pues te aguantas, todos hemos pasado por ello. No hay punto de comparación por mucho que me guste el CD. Los vinilos son como seres vivos, el tiempo les castiga, pero sigues queriéndolos como el primer día. Nunca apreciarás el paso del tiempo en un triste archivo de mp3, porque un archivo de mp3 no es nada.

Llegados a este punto tengo una de las preguntas más importantes de esta tarde: ¿tienes otra cerveza?

Claro.

scienceofoise







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