6.4.21

Julio Tovar "Cincuenta años de Ram: el Pet Sounds de Paul McCartney" 2021

Se cumplen cincuenta años de la gran pieza pop del bajista de los Beatles. Vilipendiado en su tiempo por su frivolidad, en la actualidad se ha convertido en una referencia entre el mundo indie.

Demasiada gente predicando

No les digas lo que quieres ser (…)

Ese fue tu primer error

Tomaste tu oportunidad y la partiste en dos


El 31 de julio de 1971 el periodista Alan Smith entrevistó a John Lennon y Yoko Ono para New Musical Express. El cantante de los Beatles había lanzado en marzo el sencillo Power to the People y poco antes realizado una entrevista con el diario marxista Red Mole. Como «nuevo» martillo de herejes contra el establishment, aprovechaba cualquier oportunidad para atacar a los artistas menos comprometidos. Uno de ellos, su excompañero de grupo Paul McCartney, lanzó en mayo un disco pop sin apenas riesgo ideológico en el verdadero apogeo de la izquierda antisistema entre los jóvenes. A la pregunta de Smith sobre qué le parecía el disco, Lennon lanzó su proverbial mala baba para denigrar las alegres sinfonías campestres de McCartney:

He escuchado Ram varias veces, claro. La primera vez que lo hice pensé, «joder, es horrible». Y luego, ejem, arreglé el tocadiscos un poquito y sonó mejor. Me gustan algunas, como la parte de «My Dog It’s Got Three Legs» o algo así, y la intro de «Ram On» y de «Uncle Albert». No puedo soportar la segunda pista de… Quiero decir, bueno no importa. Sabes, el otro disco que hizo era mejor de alguna manera: al menos había canciones en él. No soporto ese pop jazz baboso, ¿eh? Me gustan los discos pop que son discos pop.

Lo que odiaba Lennon, ese Lennon politizado de los setenta, son las fórmulas progresivas que permitían experimentar a McCartney los límites del formato pop. La separación de los Beatles, en fin, creó a tres artistas con propósitos opuestos y formas de entender los LP opuestas (John Lennon llegó a afirmar que Harrison estaba «zumbado» por poner tres discos en el mercado con All Things Must Pass). La prensa underground del tiempo, opuesta a los caminos sobrecargados del pop británico, también masacró el disco de McCartney. Así, Rolling Stone —la biblia musical de la contracultura norteamericana—, hizo célebre una crítica sin piedad de Jon Landau:

Ram representa el nadir de la descomposición del rock de los sesenta hasta ahora. Para algunos, incluido yo, Self-Portrait de Dylan tenía segura esa posición, pero al menos este último era un disco que podías odiar, que podías sentir algo sobre él, incluso si solo era arrepentimiento. Ram es tan inconsecuente e irrelevante de manera colosal que no puedes criticarlo. Es difícil concentrar tus energías en él, incluso que no te guste u odiarlo.

El resto de reseñas del disco no fueron nada lisonjeras: Chris Charlesworth lo llamó en NME «un buen disco para los baremos de cualquiera. El problema es si esperas demasiado de alguien como Paul McCartney»; Village Voice definió Ram como «un álbum muy malo, un clásico ejemplo de forma y contenido disfuncional». Más aún, alguien tan poco polémico como Ringo Starr, exbatería de los Beatles, llegó a afirmar que «no había una buena pista en Ram» a Melody Maker. Un epitafio catastrófico, todavía, para un disco que parecía merecer ser olvidado por cualquier aficionado a la música popular en esa edad de oro.

Viajemos en el tiempo cuarenta y un años más tarde: el avejentado McCartney como eterna Angela Lansbury del pop lanza una reedición del LP con cuatro discos extras conteniendo tomas alternativas y descartes. ¿Qué está pasando? Más aún, ¿cómo pudo reseñar así en 2012 Rolling Stone esta reedición de un disco que había defenestrado en 1971?

Macca apuntó a lo más alto con la secuela de su primer disco: un gran periplo psicodélico repleto de melodías divinas y emperifolle orquestal (…) ¿Cuántos indies podrían hacer una obra maestra tan locuela?.

Sinfonías de ayer y hoy

McCartney acabó el año 1970, el 31 de diciembre, denunciando a sus excompañeros de banda: exigía que el contrato que los unía dejara de estar vigente. A inicios del 71, aislado de todo en su granja escocesa, preparó el que sería el LP que buscaba recuperar el prestigio crítico perdido por su álbum debut. No pretendía, con todo, realizar un disco que cambiara el mundo:

«Era más o menos un trabajo a través de esbozos sin plan previo: no era pensar luego de los Beatles «seremos muy importantes» o «supermúsicos», sino vamos a encontrarnos a nosotros mismos.

Es en este mes cuando comenzaron sus primeras audiciones a músicos en Nueva York, que se realizaron en un garaje perdido de la calle 45. David Spinozza, posterior amante de Yoko Ono, sería el guitarrista elegido y aportaría furiosas descargas solistas en un disco que vira entre el folk y el primer progresivo. El batería, Denny Seiwell, sería el siguiente, el cual recordaba cómo fue:

Muchos chicos estaban fuera al ser requeridos para la audición. Paul me preguntó qué tocar, él no tenía ni guitarra, así que solo me senté y toqué. Tenía cierta mirada, buscaba algo más que un batería, quizá una actitud también. Así que toqué…siempre he dicho que, si no puedes tocar tu solo, no puedes hacerlo con nadie.

Seiwell sería el batería de la posterior banda de McCartney, Wings, hasta el año 73. Desde el diez de enero, en los estudios Columbia de Nueva York, el matrimonio McCartney —Paul y Linda— junto a estos y otros músicos grabarían más de dieciséis temas que verían la luz tanto en sencillos como en varios elepés. Dado el nivel de productividad, habitual en alguien tan laborioso como McCartney, sorprende que todas estas canciones estuvieran casi listas ya el 15 de marzo. Muchas de ellas, claro, estaban compuestas antes, y conocemos que tanto «Another Day» como «Back Seat Of My Ca»r habían sido tocadas en estado muy embrionario en las sesiones de Let it Be en enero de 1969. McCartney recuerda el origen del disco:

De vuelta a Escocia, tenía una máquina de grabación de cuatro pistas empotrada en la granja que llamábamos Rude Studio. Así que allí era capaz de hacer piezas de prueba, experimentar, y realizar trocitos de música. Con el tiempo, empezamos a armar una banda juntos y podíamos practicar allí (…) Había escrito unas pocas canciones y pensamos que, para cambiar, sería bueno ir a Nueva York a grabar. Es un gran lugar, con muchos músicos y que nos daría otra perspectiva.

En esta declaración de McCartney, realizada en ocasión del aniversario de los Wings, también afirmaba que su primer disco había sido concebido de manera «amateur» y ahora querían ser Linda y él un poco «más profesionales». Ram, en ese sentido, es el primero de un cuarteto de elepés que completa Red Rose Speedway, Band on the Run y Venus and Mars donde McCartney utiliza con profusión elementos progresivos, no muy pretenciosos, pero inequívocos en sus formas. Estos siguen el sendero del clásico Abbey Road, cuya cara B instigó Paul, y están más en la línea de las canciones a distintos ritmos de Tommy de los Who o el sonido bucólico de los primeros Genesis que en las improvisaciones etéreas sin final de Pink Floyd. Esta música ambiciosa tenía como escudo a la filarmónica de Nueva York en las pistas más progresivas: «Uncle Albert/Admiral Halsey», «Long Haired Lady» y «The Back Seat of My Car».

Un camino arriesgado, quizá, por el cual el crítico musical Thomas Macfarlane pudo llegar a juzgar Ram como un disco en ocasiones hermano de Sgt.Pepper… Ahora, Paul McCartney en su fértil frivolidad, hace virar este disco entre el inevitable vaudeville —su padre fue músico de jazz y ragtime aficionado— y los discos tardíos de los Beach Boys. Esta última influencia, las multipistas de voces, son un elemento único de Ram respecto al resto de los ex-Beatles: Paul fue el único que siguió manteniendo como firma el uso de coros muy elaborados en casi todas las canciones. El propio McCartney afirmó al crítico David Leaf sobre el disco clásico de Brian Wilson Pet Sounds:

Adoro la orquesta, cómo están grabados los instrumentos. Quiero decir, me encanta la manera en la que usa armónicas, clavicordios, etc. El modo en que utiliza los sonidos de la batería, que en ocasiones son patrones rarillos. Ya he mencionado el bajo y su creación de armonías como brillante (…) Es un disco imbatible de muchas maneras.

Quizá la rémora de Ram sea que en las voces no pueda tener a John y George a los coros y deba conformarse con su mujer Linda en una interpretación tan alabada como denostada por la crítica. En el tiempo McCartney juzgó que esas armonías «eran muy buenas», pero el guitarrista Spinozza, más honesto, consideró que cantaba «como cualquier chica de un coro de secundaria (…) ¿Por qué coño ella cantaba con Paul McCartney?». Puede ser, según el periodista James Perone, que McCartney «buscara desarrollar» un sonido en solitario alejado al grupo de Liverpool con la incorporación de una voz femenina. Opiniones diversas para un Pet Sounds doméstico repleto de excelentes pistas vocales.

«Me senté con el piano debajo de mi nariz»: temas entre el hogar y el estudio

Las canciones grabadas entre Estados Unidos y el Reino Unido sirvieron para llenar un sencillo, el posterior Ram, y como esbozo para algunos de los mejores temas de Red Rose Speedway. Antes de todo, se adelantaría a los álbumes el estupendo single Another Day / Oh Woman, Oh Why.

«Another Day», crónica suburbana de una chica alienada por el trabajo de oficina, comenzó como un boceto en las sesiones de Let it Be, pero los Beatles jamás llegaron a grabarla. En el fondo otro sencillo autoproducido por McCartney con cameos mínimos de Spinozza y Seiwell, puede considerarse como la emancipación definitiva del bajista, además de su primer éxito concebido desde el inicio con ese objetivo. La canción tenía además como cara B un blues-rock casi improvisado de nombre «Oh Woman, Oh Why» donde llegaba a disparar una pistola como efecto sonoro. En el fondo una jam conducida por McCartney donde narra un crimen pasional, ¡disparos incluidos!, es un perfecto contraste al Paul de la cara A. El sencillo alcanzó el número cinco en Estados Unidos y el dos en el Reino Unido, además de ser un éxito en España.

Los cambios modales, el uso de las armonías con Linda, presentarían al mundo el sonido global de Ram que fue grabado al mismo tiempo. Lanzado el 19 de mayo de 1971, con todas las pistas acreditadas a Paul y Linda para evitar que los nuevos poseedores del copyright Lennon-McCartney pudiera dieran ver dinero a su costa, es un disco de folk–pop con toques progresivos de fantástica secuenciación. Abre el disco el rock malevolente «Too Many People», ajuste de cuentas con John Lennon y respuesta oficiosa a su escandalosa entrevista con Rolling Stone de finales de 1970. McCartney reconoció tan pronto como en 1984 a Playboy que la canción contenía varios ataques a Lennon, lo que quizá llevaría al juicio negativo de este disco por el líder de los Beatles:

Él estaba predicando mucho y me tenía un poco harto. En una canción escribí: «Demasiada gente predicando». Creo que era la frase, quiero decir, era una puya contra John y Yoko. No había nada más en el disco sobre ellos. Oh, y también la frase «tomaste tu oportunidad y la partiste en dos».

Lennon, conocido por su paranoia, se tomó el disco entero como una ofensa contra él y el resto de los Beatles. A ello no ayudaban las letras crípticas, con bastante doble sentido, ni tampoco la imagen de dos escarabajos follando en el collage del disco. Llegó a juzgar que «3 Legs» iba sobre el resto de la banda: un perro con tres patas (los otros Fab) que no puede correr, a lo cual no ayudaba la línea «cuando pensé que eras mi amigo (…) me fallaste y rompiste el corazón». La frase final de «Back Seat of My Car» («no creíamos que lo que habíamos hecho podría estar mal») fue la guinda para que John Lennon respondiera con su malicioso ataque «How Do You Sleep?». La letra de esta última, urdida entre Lennon, su mánager Allen Klein y Yoko Ono, incluía un misil a la línea de flotación del ego de McCartney: «La única cosa que has hecho es “Yesterday” y desde que te fuiste es solo “Another Day”».

Fuera de estas peleas entre los Fab, «Too Many People» es una sibilina y notable canción rock, con notables cambios de acordes, y fantásticos ganchos a la guitarra eléctrica obra de McCartney.  El enloquecido solo de guitarra que finaliza la canción, cortesía del músico de estudio Hugh McCracken que sustituyó a Spinozza, se enlaza con un final country casi demencial en una de las pistas más arriesgadas que grabó nunca el bajista.

Es, también, el método de enlazar en un discreto y escaso fundido con la evocación pastoril «3 Legs», que mezcla una introducción acústica con una insidiosa parte media no tan lejana a Led Zeppelin. Prácticamente otro tema autoproducido, sin apenas instrumentación, se funde con esa pequeña pieza entre folk y orquestal que es «Ram On». Comandada con un ukelele, escondida tras una estupenda introducción de piano, y con su sencilla letra sentimental —el juego de palabras Ram On (Paul Ramón fue el pseudónimo de McCartney a inicios de los sesenta)— es un pegajoso ejercicio de pop ligero. Sigue a ese espíritu folk la divertida «Dear Boy», oda feliz a Linda, y que ofrece una letra complaciente en la cual decía al exmarido de ella lo «afortunado» que era por ser ahora su pareja.

Ese tono saltarín es un adelanto para la excepcional y en gran parte banal pieza progresiva «Uncle Albert/Admiral Halsey». Sencillo de éxito en Estados Unidos, número uno en septiembre de 1971, es otro ejemplo de McCartney uniendo secciones dispares, lo que llamaba «trocitos», para crear una estructura progresiva. Con una letra inspirada en un tío lejano, contrapone la introducción somnolienta, que celebra la vagancia, con una inspirada sección de sonidos de viento que remite inevitablemente a Sgt. Pepper’s… Rememora McCartney:

Yo tuve un tío de nombre Albert: estaba más o menos pensando en él. Era un tío que murió cuando era niño, un buen colega que solía emborracharse y permanecer en la mesa para leer partes de la Biblia. En ese punto la gente se reía, claro. Mucho.

Pieza autoproducida, con la colaboración de la filarmónica de Nueva York, es uno de los mejores trabajos musicales de Paul y solo su letra insustancial, tan alejada de la solemnidad de sus últimos años Beatle, le impidió alcanzar el consenso crítico. Finalizaba esta cara A el divertido rock «Smile Away», que supuso un trabajo concienzudo en el estudio, a decir del ingeniero de sonido Eirik Wangberg. Se especula si la letra iba a dirigida a alguien de los ex-Beatles o a su enemigo Allen Klein, pero es tan insustancial, tan divertida, que ejerce orgullosa como buena meta para una cara A tan heterodoxa como adictiva.

La cara B de Ram es la que tiene más influencia del estilo Brian Wilson de producción, sonando en ocasiones extemporánea para ese año 1971 donde los grupos progresivos y el primer glam hacían a esas sinfonías infantiles felizmente (¿o fatalmente?) superadas. «Heart of the Country», muy querida por su autor (este la incluyó en un recopilatorio de los Wings además de regrabarla junto a Elvis Costello en 2013), es casi prima lejana de «Mother Nature’s Son» o las citadas «3 Legs» y «Ram On».

Una excepción en esta cara, «Monkberry Moon Delight», está construida siguiendo a un infeccioso riff de piano que tiene en origen una pifia gramatical de sus hijos con la palabra milk a la cual llamaban monk. Inspirada en el polifacético artista Screamin’ Jay Hawkins, que la grabó en el año 1973 como sencillo, es una de las letras favoritas de Paul y la incluyó orgullosamente, quizá como su particular imitación del cómico Spike Milligan, en su un tanto ególatra libro de poesía. Un reconocimiento tardío a este clásico bizarro, de infecciosa melodía, es que John Lennon pretendió radiarla como homenaje a McCartney la vez que fue DJ en el Nueva York de los setenta.

«Eat at Home» es esencialmente el tema más Wings del disco, con la idea de feliz vida doméstica que también tienen otros pop del grupo como «Daytime Nighttime Suffering» o «Junior’s Farm» (especialmente la última, que suena parecidísima). Canción que homenajea al primer rock de Buddy Holly, en sus acordes abiertos y melodías contagiosas, llegó a lanzarse como sencillo en diversos países. Fue canción de apertura de los primeros conciertos improvisados de los Wings, señal de su decisiva influencia en el sonido del grupo dominado por McCartney.

Quien empiece el disco Ram por sus tres últimos temas, «Long Haired Lady», la repetición de «Ram On» y especialmente «The Back Seat of My Car» puede llegar a preguntarse si McCartney pretendía imitar de manera deliberada a Brian Wilson. Los parecidos, así, en la canción «Long Haired Lady» con pistas como «You Still Believe in Me» o «God Only Knows» son tan evidentes como vintage. Pero McCartney, gracias a su don melódico, es capaz de sobreponerse con esta coda final wilsoniana. Eirik Wangberg recordó la decisiva influencia de Pet Sounds en estos temas:

Paul sabía de veras lo que estaba haciendo (risas), las armonías y pistas de voces, había muchas, en ningún caso se pisan unas a las otras en la mezcla. Como sabréis, Paul estaba aquí inspirado por la manera en la que se hicieron los arreglos vocales de los Beach Boys, a los cuales yo también habría grabado (…) Recuerdo poner la canción «Long Haired Lady» a Paul en el estudio. Él puso sus brazos en mis hombros, luego de escucharla, y al volverme y mirar su cara las lágrimas fluían (…).

La excelente «The Back Seat of My Car», cuatro minutos de homenaje indisimulado al rock californiano, había sido oída de manera fugaz, sin acabar, en las sesiones de Let it be. McCartney la define como «la canción adolescente definitiva» y recuerda los juegos de palabras de la canción: «sentarse detrás en el coche» era en argot de los cincuenta y sesenta hacer el amor. El crítico Jon Landau, que como hemos visto destruyó Ram para Rolling Stone, la consideraba una de las únicas pistas destacables del disco, pero su lanzamiento como sencillo en el Reino Unido, en agosto de 1971, fue una de las pocas pifias comerciales de McCartney en esta década al alcanzar solo el puesto 39.

Estas fueron las canciones publicadas en ese mismo 1971, pero las sesiones originaron otros temas que aparecerían de una forma u otra en futuros discos de los McCartney: el rock «Get on the Right Thin», el pop pegajoso «Little Woman Love, la excepcional balada desnuda «Little Lamb Dragonfly», el notable y pegadizo pop-rock de «Big Barn Bed» y la relajante cara B «I Lie Around».

El broche final sería su portada, que fue pintada por Paul y Linda alrededor de la foto de un carnero agarrado por los cuernos por McCartney —tuvieron que seriar y fotografiar a cada animal de su finca escocesa por ley—. Esta funda incluía fotos recientes de la pareja y un tono vivaracho, infantil, adecuado al contenido del disco y que se contraponía deliberadamente a estos inicios de los setenta repletos de discos con la solemnidad de un manifiesto político. Uno de los principales «propagandistas», Lennon, vio incluso esta portada como un ataque y hubo de parodiarla regalando una postal en el que cogía a un cerdo de las orejas con su disco Imagine. No, el año 1971 no fue el mejor para las relaciones de los ex-Beatles.

Un clásico tardío

Su portada colorida, su música feliz y banal, lo hicieron un éxito de ventas en Estados Unidos y Europa: número uno en el Reino Unido y dos en Estados Unidos, está certificado que pasó el millón de copias; algo muy estimable para un LP hogareño aún comercial, sin duda ajeno a los emergentes fenómenos pop del tiempo. Los críticos, en cierto sentido, han tenido opiniones ambivalentes incluso en la reedición, Uncut lo llamó «ocasionalmente brillante» y A.V. Club lo consideró «un conjunto excéntrico» incapaz de ser «juzgado seriamente». El propio McCartney, en retrospectiva, fue el primero en reivindicar el disco al lanzar con pseudónimo una versión jazz del LP en 1977. Con nombre Thrillington, es una curiosa colección de muzak sin el encanto hippie del original, pero que demuestra la ambición sinfónica de muchas pistas del disco.

Ahora, fue el indie, en el efímero revival folk de los dos mil, el cual vindicó esta gema sin pulir del pop ligero: de 2009 a 2013 se repitieron cover del disco por artistas diversos interesados en un sonido juguetón. El proyecto más interesante, Pure McCartney, unió a varios músicos para realizar el disco Ram en vivo en una grabación de éxito. Dave Depper, guitarrista de la banda americana Death Cab for Cutie, llegó a hacer una cover completa del disco bajo el nombre The Ram Project. El autor lo definió como un «ejercicio simple» de si podía mejorar sus «habilidades» de grabación e incluso llegó a ser comercializado.

El propio McCartney, sorprendido por el éxito de un disco que en su génesis no valoraba tanto, comentó divertido este cambio de gustos:

Años después de grabarlo, uno de mis sobrinos veinteañeros de Nueva York me dijo: «Ram es mi disco favorito. Lo adoro tío. Lo ponemos en la universidad, incluso». Me tomó por sorpresa y eso despertó mi interés en el disco. Entonces, comencé a escuchar lo mismo por más gente a lo largo del tiempo. Creo que es porque ellos conectan el LP con la libertad de poder tener pareja, de ser libre, esto de los primeros veinte. Parece que tienes un poco más de oportunidades a esa edad: has salido de la escuela, no tienes un trabajo serio. Es un periodo muy bueno para vagar por ahí: algunos hacen un viaje a la India, al Tíbet, o realizan autoestop por Europa… Este fue mi viaje al Tíbet, solo que me quedé en Escocia.

jotdown

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