¿Es este libro una parodia, una alegoría o quizá un libro que de verdad trata sobre religión y fe? “Oración por Owen” es todo eso y además el descubrimiento de un personaje inolvidable, Owen Meany.
John Wheelwright narra en primera persona, y la verdad es que no hace mucho más que eso, si acaso admirar a su amigo Owen, desear con no mucho ardor a su prima Hester y en último lugar abandonar su país para convertirse en un antiamericano nacionalizado canadiense.
Pero lo de verdad interesante de este libro es leer entre líneas, interpretar qué hay detrás de los personajes.
Por ejemplo, ¿es Owen una metáfora de los EEUU? Owen es religioso, idealista, seguro de sí mismo, convencido de su “destino manifiesto” hasta un punto que resulta inquietante. También es noble, sincero, valiente, inteligente y un líder natural, todo ello a pesar de ser muy bajito y tener una voz chillona que la gente encuentra paralizante.
¿Es la madre de John, y su muerte, una alegoría de unos EEUU más puros, “más auténticos”, justo cuando en la segunda mitad de los años 50 ese país iba a perder su virginidad en Vietnam? Vietnam tiene un papel clave en el libro. Es desde luego una de las razones por las que John desprecia a su país nativo, aunque su antiamericanismo es demasiado simplón.
Alguno de los pasajes del libro, como la obra de teatro de Navidad cuando son niños, resultan lentos y en exceso detallados. Sin embargo la búsqueda sin descanso de su destino por parte de Owen tiene un toque mágico que hace la novela absorbente, en especial su segunda mitad.
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