Muchos tienden a pensar aceleradamente, que por los nombres involucrados, el subtitulo en la carátula y el contenido musical, esta obra tiene que ser considerada parte de la discografía “oficial” de King Crimson. En mi humilde opinión, pese a las evidentes diferencias que trae un cambio de voz, entre otras variaciones, este disco lo merece.
En un rincón, juntamos en un proyecto a Robert Fripp con un viejo amigo y colaborador, Mel Collins, para volver a otorgar a su música la sutil integración de los instrumentos de viento, y Jakko Jakszyk, guitarrista y cantante de la muy recomendable banda que armaron ex Crimsons para tocar el material 70s del Rey, 21st Century Schizoid Band, y colaborador de Level 42 y Richard Barbieri, entre otros.
En el frente, y dando la base rítmica, tenemos a otro viejo conocido, Tony Levin, en subfrecuencias melódicas, y a uno de los grandes representantes actuales de Inglaterra en el arte de la percusión, Gavin Harrison. Ambos formaron parte de King Crimson en la pequeña gira que montaron en 2008.
La reunión e intercambio de ideas entre estos cinco músicos de incuestionables méritos, da como fruto este disco. Un trabajo muy interesante que, en 6 temas, da muestras de una nueva declaración en términos musicales, muy apropiada para fans de toda la vida de Crimson y proyectos asociados, así como podría interesar a oídos exigentes y desprejuiciados.
El tema homónimo comienza el viaje sonoro, con una introducción de dos minutos muy atmosférica, con los inconfundibles soundscapes de Fripp y un solo de stick. Luego, un par de sutiles golpes a tambor da el vamos para la entrada de toda la banda, donde relucen los licks de saxo soprano de Mel Collins y la voz de Jakszyk. Un tema muy grato, agradable y logrado, de un clima muy sereno y apacible.
‘The Price To Pay’, con una introducción muy evocadora en Guzheng (suerte de cítara china) tocada por Jakszyk, da paso a un tema que podríamos ubicar en lo más accesible y pop del álbum, con melodías vocales que recuerdan mucho al trabajo de Adrian Belew.
Además, destaca un solo de guitarra “frippiano” de notas largas con la cápsula de arriba, que tiende un puente con esos solos melódicos memorables de los 70, como los aparecidos en ‘The Night Watch’, ‘The Talking Drum’, ‘Starless’ o ‘Book Of Saturday’, o su trabajo con Brian Eno en “No Pussyfooting”. ‘Secrets’ constituye un retorno a la idea del tema inicial, pero aún más atmosférico, infinito y calmo, aunque de la mitad para adelante va tomando un cariz más propio.
A lo largo de todo el disco, me parece que lo más notable de resaltar es el impresionante y profundo sonido que logró Tony Levin con el bajo, un resultado de una precisión, presencia y nitidez espectaculares. La segunda mitad del álbum, mantiene ese clima de tranquilidad y el énfasis atmosférico dado por los soundscapes, los arpegios prístinos y las frases de saxo.
El alto vuelo a parajes remotos, que da inicio a ‘This House’, confirma esta tesis y al disco como un material de altísimo potencial relajante y limpiador, después de una agitadora jornada de rutina. Música de alta profundidad y belleza, pero que no queda en la primera audición, pues muchos detalles se van develando de una forma bastante sutil y requieren más pasadas.
En ‘The Other Man’ se vislumbra un poco, sin perder el carácter etéreo, un matiz más oscuro, pero sin llegar a lo pesado. Arpegios cruzados en escalas disminuidas que traen reminiscencias del Crimson siglo XXI (‘The ConstruiKction Of Light’, ‘Elektrik’) son los cimientos sobre los cuales este tema se levanta. De todas maneras es, junto a ‘The Price We Pay’, donde más se luce Harrison a la batería, pues aquí ese touch más pausado y percusivo del resto del trabajo, da paso a un riff intrincado donde puede golpear con más fuerza y rotundidad. Mientras, los 9 minutos de ‘The Light Of Day’ otorgan un final abierto e infinito, muy espacial, donde vuelve a planear por alturas melódicas el stick de Tony Levin, para cerrar un trabajo muy interesante y de innegable calidad.
Eso sí, a modo de crítica, me habría gustado algún corte más rompedor y poderoso, y que el insoslayable virtuosismo de Mel Collins se hubiese mostrado en más instrumentos de viento y no sólo en saxo soprano –unos riff de tenor o unos bellos pasajes de flauta habrían venido muy bien-. Muchos fans, en los diversos foros de la red, no han dudado en rotular este trabajo como “lo nuevo de King Crimson”.
Y si bien merece ser considerado entre obras insignes del pasado de esta institución, me parece que este projeKct va por otro lado, aunque de Robert Fripp puede esperarse cualquier cosa. Sólo el tiempo irá aclarando ciertas dudas.
Muy recomendable. Sería muy interesante ver a este ProjeKct en vivo. Pedro Ogrodnik C. "A Scarcity of Miracles" (7:27) "The Price We Pay" (4:49) "Secrets" (7:48) "This House" (8:37) "The Other Man" (5:59) "The Light of Day" (9:02)
Jakko Jakszyk
Robert Fripp
Mel Collins
Tony Levin
Gavin Harrison
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