16.12.15

Isabel Allende "Eva Luna" (1987)

"Me llamo Eva, que quiere decir vida, según un libro que mi madre consultó para escoger mi nombre. Nací en el último cuarto de una casa sombría y crecí entre muebles antiguos, libros de latín y momias humanas, pero eso no logró hacerme melancólica, porque vine al mundo con un soplo de selva en la memoria. Mi padre, un indio de ojos amarillos, provenía de un lugar donde se juntan cien ríos, olía a bosque y nunca miraba al cielo de frente, porque se había criado bajo la cúpula de los árboles y la luz le parecía indecente. Consuelo, mi madre, pasó la infancia en una región encantada, donde por siglos los aventureros han buscado la ciudad de oro puro que vieron los conquistadores, cuando asomaron a los abismos de su propia ambición. Quedó marcada por el paisaje y de algún modo se las arregló para traspasarme esa huella."

Eva Luna es la tercera novela de la escritora Isabel Allende (Premio Nacional de Literatura de Chile 2010), y surge en sus años de exilio en Caracas, Venezuela, donde tuvo que establecerse con su familia al cabo del Golpe de Estado de Pinochet en Chile. Ella era una joven periodista con formación universitaria, cuyas crónicas y reportajes destacaban por su audacia. Formaba parte de la plantilla de una revista semanal (Revista Paula) que tocaba temas de mujeres principalmente, con mensajes directos y explícitos hacia los hombres y su inveterado machismo. Isabel tuvo allí su mejor escuela. Un día la directora de la publicación la mandó a enterarse de la vida secreta de las bailarinas de teatro y cabaret. Isabel se hizo pasar junto a una amiga como postulantes a corista, y en la primera audición debió quitarse la ropa. Reconoce que se llenó de vergüenza, no por mostrar su delicado y armonioso cuerpo, sino porque ese día ella andaba con calzones de lana.

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