Un libro excelente, bien construido, serio, honesto, y sobre todo dotado de una mirada profundamente humanizada, como la de aquel a quien es finalmente más importante conocer la verdad que hacer un buena obra narrativa.
Su interés ha sido conocer, y su pesquisa dice verdad por sus cuatro costados. Pero también debe su fortuna a que la obra está muy bien dicha y muy bien hecha. El caso es que el lector se siente atrapado por esta historia que se lee de un tirón, sin poder dejarla. Debe mucho ese efecto de lectura apasionada al buen oficio de narrador que tiene demostrado Martínez de Pisón en sus novelas.
Pero conviene no confundir: lo que aquí se ofrece no es en modo alguno una novela, porque no es una obra de ficción, sino una narración, construida reordenando materiales, muy bien pautada estética y narrativamente, pero sus materiales no son ficcionales, sino históricos.
Pero que se lea con la pasión de una novela se debe a que lo ocurrido en la Guerra Civil, con miles de personas que son solamente una nota a pie de página en la Historia oficial, tiene dos de los ingredientes básicos del interés narrativo: la intriga (saber qué ocurrió con muchos de ellos, asesinados, traicionados,encarcelados sin que se sepa siempre por qué) y el heroísmo, ciertamente cuesta trabajo encontrar en la ficción novelesca casos de un pathos tan fuerte, tan hiriente, como las historias de estos casi anónimos héroes de la causa republicana, cuya generosidad e idealismo estuvieron a prueba de toda evidencia.
Pero que se lea con la pasión de una novela se debe a que lo ocurrido en la Guerra Civil, con miles de personas que son solamente una nota a pie de página en la Historia oficial, tiene dos de los ingredientes básicos del interés narrativo: la intriga (saber qué ocurrió con muchos de ellos, asesinados, traicionados,encarcelados sin que se sepa siempre por qué) y el heroísmo, ciertamente cuesta trabajo encontrar en la ficción novelesca casos de un pathos tan fuerte, tan hiriente, como las historias de estos casi anónimos héroes de la causa republicana, cuya generosidad e idealismo estuvieron a prueba de toda evidencia.
Hay otro ingrediente de enorme interés, paralelo a la suerte de José Robles: el de John Dos Passos como figura y la explicación de su desengaño y confrontación con Hemingway, nacida a propósito de los incidentes narrados en este libro. Que aparezca a su final George Orwell asimismo proporciona a este documento narrativo un muy notable asedio a los contextos de esos tres grandes novelistas en su relación con España, pero también a cómo cada uno de ellos dirimió en esta causa de la IIRepública española buena parte de su destino posterior.
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