George Perec
Mac es alguien que se dedica a leer y modificar todo cuanto lee. No es pues extraño que, un día, valiéndose de su diario de principiante, se proponga mejorar en secreto la novela que un famoso vecino publicara hace treinta años. Teniendo como vaga referencia al Perec de 53 días, busca que un contratiempo –desaparición o muerte– haga que quede inacabado su diario y así dejar una falsa “obra incompleta y póstuma”, que desgraciadamente, en el caso de Perec, acabó siendo su última obra de verdad.
Esta novela, que es también libro de cuentos, ensayo sobre la repetición y la diferencia (y sobre la reescritura como creación infinita) y diario personal de un debutante en la escritura, narra la odisea de alguien que sale en busca de las fuentes del relato, del origen de las narraciones. El telón de fondo es el fracaso en la búsqueda del origen de los relatos orales, la imposibilidad de llegar a encontrar la fuente original de esa cadena de repeticiones que componen la incesante historia de la narrativa universal, sin duda nacida de un equívoco, que Kafka comentó así: “Hay un malentendido y éste será nuestra perdición”
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