13.10.19

Mario Vargas Llosa "Tiempos recios" 2019

Quién lo diría! ¿Mario Vargas Llosa inseguro? ¿Y encima cada día más? Cuesta creerle en esto cuando uno lee cualquiera de sus libros. Incluido desde luego el que acaba de publicar, Tiempos recios (Alfaguara). El Nobel peruano precisó además, justo en la presentación de esta obra ayer en Casa de América de Madrid, que cuando uno se dedica a las artes y las letras “la práctica no da seguridad”, y que en todo caso él se siente menos firme que cuando empezaba. Puede que al decirlo no recordara que su primera novela, La ciudad y los perros (1963), le costó cuatro años de lucha durante los cuales más de una vez estuvo a punto de tirar la toalla, tal y como confesó entonces por carta a su amigo Abelardo Oquendo.
La nueva producción de Vargas Llosa lleva trazas de convertirse en otros de sus grandes éxitos: por el interés histórico del relato, por su ritmo y fácil lectura, y por su conexión directa con la aclamada novela La fiesta del chivo (2000). Pero si en aquella ocasión la trama se circunscribía a la conspiración para acabar con el animal que fue el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, ahora el autor parte de una operación concreta, la del derrocamiento del demócrata Jacobo Árbenz como presidente de Guatemala en 1954, a manos de la CIA, para explicar cómo se jodió América Latina.

Aquel golpe de Estado “tuvo efectos dramáticos en todo el continente”, explicó el escritor. Primero porque “llevó a los jóvenes de toda Latinoamérica, entre ellos a mí, a pensar que la democracia era imposible en nuestras tierras y que entonces había que buscar la solución en el paraíso comunista. Y eso nos retrasó medio siglo más”. Además, a juicio del autor “Fidel Castro no se habría radicalizado” de no haber sido por lo ocurrido en Guatemala.

Matizó Vargas Llosa que “un país no se jode en un día”, así que mucho menos toda una región tan vasta como la del sur de América. Menos mal que el periodo de “terrorismo y matanzas espantosas” al que dio paso el derribo de Árbenz “ya está superado”, celebró.

El novelista consideró necesario reivindicar el nombre del presidente derrocado “desde el punto de vista de la democracia y el liberalismo”. Y hay que dejar claro, añadió, que Árbenz “no era comunista –como la CIA adujo al comprar la falsedad difundida desde la United Fruit Company– sino precisamente anticomunista”, de orientación socialdemócrata, y “admirador de Estados Unidos”. El hombre tuvo además un final “trágico”. Pues después del golpe volvió al alcohol, que había dejado al asumir el cargo, y pasó unos últimos años muy difíciles que terminaron cuando se le encontró “ahogado en una bañera en México”.

El también premio Cervantes y Príncipe de Asturias evitó hablar de política salvo para subrayar su “apoyo absoluto” a la decisión del presidente peruano, Martín Vizcarra, de disolver el Parlamento. Porque esta institución es “una vergüenza que se ha llenado de pillos y semianalfabetos”, arguyó. Y añadió que espera que en las próximas elecciones sus compatriotas “voten mejor” y saquen a esa gente de sus escaños.

El golpe en Guatemala “radicalizó a Castro y llevó a los jóvenes, yo incluido, a creer en el paraíso comunista”

No hay comentarios:

Publicar un comentario