El relato, dividido en cinco secciones, nos hace participes de la estancia de un grupo de personas en las lejanas tierras de Samarcanda, Uzbekistán. Ahí es donde realidad y ficción se entrelazan en torno a un suceso inventado por el narrador, que supuestamente sucedió en la ciudad de Bujara: el húngaro Feri, después de disfrutar de un convite con una reina, despierta herido en un lugar que le resulta totalmente desconocido. Tiempo después de escuchar esa historia, la pintora italiana Issa es encontrada, al parecer, en el mismo lugar y es trasladada al hospital, ya que también presenta heridas graves.
¿Qué fue lo que realmente le sucedió a Feri? ¿Acaso Issa vivió lo mismo que él? Estas son sólo algunas de las incógnitas que el autor nos propone resolver, al crear un interesante juego entre lo real y lo ficticio.
Enrique Vila- Matas, reconocido estudioso de la obra de Pitol, señala que este efecto literario es causado por el estilo del escritor, que se basa en “contarlo todo pero no resolver el misterio”.
Junto con “Asimetría”, “Vals de Mefisto” y “El relato veneciano de Billi Upward”, “Nocturno de Bujara” integra la serie de cuentos moscovitas, donde el escritor mexicano demuestra, plasma y recrea todos aquellos conocimientos que acumuló de las más diversas civilizaciones a lo largo de sus viajes alrededor del mundo. El libro Nocturno de Bujara ganó el premio Xavier Villaurrutia (1981) y ha sido reconocido como un clásico de la narrativa mexicana.
'Nocturno de Bujara', «uno de los cuentos mas bellos y perfectos que se han escrito nunca», a decir de Enrique Vila-Matas
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