13.11.19

Jordi Mestre "Paraguas en llamas" 2019 Prólogo Vila-Matas


Me acuerdo de cuando en los últimos meses de 2006 empecé a visitar, con cierta ansiedad y frecuencia, Paraguas en llamas, blog literario de una exquisita inteligencia narrativa, indisociable de su gran sentido del humor. Era un blog que firmaba un tal Jordi, pero en el que no constaban más datos personales; ningún apellido, y solo la foto de un niño que llevaba puesta una gorra de marinero y que al principio pensé que era el anónimo Jordi en un momento de su infancia, hasta que un buen día descubrí, con sorpresa (porque ya me había acostumbrado a la idea de que aquel niño era él), que se trataba en realidad del pequeño Alexei Románov, el único varón del zar Nicolás II de Rusia.
Sin que esto me preocupara demasiado —todo lo contrario: aumentó mi interés por su enigma—, yo seguí leyéndole fascinado por su talento, próximo a veces —me decía a veces yo— al del gran Eduardo Mendoza. Y no había semana en que no visitara su blog a ver si había colgado un nuevo fragmento de su diario. Entraba casi sistemáticamente en Paraguas en llamas —que a veces, con sentido de la diversión, pasaba a llamarse Paraguayos en llamas— y entraba siempre en busca de alguna novedad que me alegrara, si no el día, al menos la mañana. Y desde luego de entre las novedades que allí encontré me ha quedado grabada la del día en que nos comunicó a todos sus lectores que había entrado en su vida una mujer a la que iba a llamar la Nueva.

Del prólogo de Enrique Vila-Matas.

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